Un tiempo para
renovar la fe, la esperanza y la caridad
Queridos hermanos y hermanas:
Cuando Jesús anuncia
a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad
del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a
asociarse a ella, para la salvación del mundo.
Recorriendo el camino
cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel
que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de
cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra
fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y
recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos
convierte en hermanos y hermanas en Cristo.
En la noche de Pascua
renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y
mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el
itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo
la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las
decisiones de quien desea seguir a Cristo.
El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.
Mensaje
del Papa Francisco para la Cuaresma 2021 (Fragmento)
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