jueves, 7 de marzo de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 128



Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e incompletas
(Tercera parte)

Cuando, por desgracia, me dé cuenta de haber ofendido a alguno le pediré enseguida perdón, y no iré nunca al altar sin haberme reconciliado con mi hermano.
Respetaré y veneraré a mis Superioras, sin hacer distinciones entre las unas y las otras, viendo en ellas a las representantes de Dios, a las que debo sumisión y obediencia.
No diré nunca una palabra de crítica o de murmuración, y ni siquiera la escucharé para que no se convierta en leprosa mi alma.
Cuando, por desgracia, haya dicho una palabra de crítica pediré en seguida penitencia a mi Superiora.
Observaré el silencio con mucho cuidado y lo consideraré tan necesario para mí como el aire para respirar, porque en el silencio respiraré la unión santa con mi Dios.
No diré nunca mis razones, ni seguiré nunca mi parecer contra el de las otras.
Escucharé con respeto a mis Superioras sin contradecirlas ni juzgar sus órdenes, mostrándome como verdadera hija dócil y obediente.
No hablaré nunca de cosas que no me atañen, y menos aún de las que no son de mi estado. Me portaré siempre como ignorante, desviando la conversación.
No diré nunca nada para hacerme pasar por prudente y experta.
No hablaré nunca de mí misma ni en bien ni en mal, y de los demás hablaré muy poco o nada, y ese poco en bien.
No estaré nunca ansiosa por saber las cosas ajenas, y de mí misma sólo querré saber que soy gran pecadora e incapaz de nada.
Seré siempre modesta y recatada en mi persona, pensando cómo se comportaba María Santísima, mi tierna Madre.
Seré siempre modesta en la vista, no fijando nunca los ojos en ninguna criatura.
Seré siempre sencilla en mi modo de hablar y de decir, sin afectación alguna.
No exageraré nunca las emociones, el dolor o la alegría, sino que me mantendré siempre en los límites de mi modestia.
No gesticularé al hablar ni haré otros signos con la cara y con el cuerpo, y evitaré el ceño.






jueves, 28 de febrero de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 127



Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e incompletas
(Segunda parte)

Desconfiaré siempre de mí misma y confiaré ilimitadamente en mi Jesús. Omnia possum en Eo.
Me confesaré siempre pecadora, porque tal soy en realidad, y recordaré que el que dice no tener pecado se miente a sí mismo y al Espíritu Santo.
Me creeré siempre incapaz de nada y buena sólo para hacer el mal; pero trabajaré siempre con gran entrega conforme a la obediencia, y si alguna cosa me sale bien, me guardaré de atribuírmela a mí misma, sino sólo a la bondad del Divino Corazón.
Consideraré a todas mis Hermanas mejores que yo y santas, y por tales la respetaré viendo en cada una de ellas a la verdadera esposa de Cristo, de la cual no merezco la compañía y ni siquiera besar la tierra que pisa.
Al ver algún defecto en mis Hermanas lo atribuiré a mi malicia y maldad, y cuando no pudiera excusar la acción, excusaré la intención.
Todas son más santas que yo, aún aquellas que tuvieran las apariencias menos buenas.
Me guardaré bien de juzgar los hechos ajenos para no merecer un día ser terriblemente juzgada y severamente castigada.
Tendré gran caridad con todas y cada una de mis Hermanas y no las ofenderé nunca ni de palabra ni de obra.







jueves, 21 de febrero de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 126


Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e incompletas
(Primera parte)

Algunos propósitos de una Religiosa
que quiere sinceramente hacerse santa.

Mi Dios, yo soy una pobre y miserable pecadora que merece todos los castigos, pero confío en vuestra bondad y misericordia infinita.
Apoyada en la bondad de vuestro Divino Corazón, oh Jesús mío, me atrevo a prometer que seré fiel esposa de ahora en adelante, si bien, mirando mi miseria y flaqueza, no osaría hacer esos propósitos, daros esa palabra que con los hechos y al presentarse la ocasión tantas veces he desmentido. Pero Vos sois mi amado Esposo, el buen Padre de misericordia, y prometisteis ayudar a un corazón contrito; por tanto, en Vos lo puedo todo. Apoyada en mi misma me perderé; apoyada en Voz, protegida dentro de vuestro Divino Corazón, llegaré a ser un alma capaz de hacerme santa. Omnia possum in Eo qui me confortat. Miserere mei Deus, secundum misericordiam tuam. Amplius lava me ab iniquitate mea. Cor mundum crea in me Deus et spiritum rectum innova in visceribus meis.
María Santísima, dulce y tierna Madre mía, ayudadme Vos, para que pueda comportarme como verdadera religiosa, imitando vuestros sublimes ejemplos, a fin de consolar al Corazón de mi dulce y amable Jesús.
Ángel Custodio y fidelísimo guía mío, no te canses de mis rebeldías, sino háblame fuerte, sácame de mi sopor y enciéndeme en santo amor de Dios y en santo desprecio contra mí, pobre pecadora.
Mis santos patronos especiales y, sobretodo vos, mi querido santo N.N. (n. de la r.: se transcribe exactamente del manuscrito), ayudadme en mi empresa. Yo debo hacerme santa; obtenedme esas abundantes ayudas de las que tengo tanta necesidad.








jueves, 14 de febrero de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 125



PENTECOSTÉS – 1911

Es preciso entender prácticamente y no especulativamente que las tribulaciones son para las Religiosas como un segundo noviciado. El primero sirvió para la profesión, el segundo sirve para el cielo.
Cuántas Religiosas serían santas si hubieran sabido merecer una mayor participación en la cruz de Cristo, porque nuestras almas son como la tierra, que para hacerse fecunda tiene necesidad de que el hierro del agricultor le desgarre las entrañas.
No sabiendo dar buena acogida a las cruces que Dios manda, se desmerece la bella y preciosa gracia de ofrecerle mayores sacrificios y de tener parte entre las almas fuertes y generosas.
La tribulación soportada con amor confiere al alma paciente el privilegio más deseable, que es el detener a su Dios más próximo que aquellos que no sufren.
Si sufrimos con amor, Él está en nosotros con especial predilección y con la amorosa preocupación de un tiernísimo Padre.
Omnia possum in Eo qui me confortat.







jueves, 7 de febrero de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 124


EN EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

1910

Para elevar un templo en el propio corazón y unirse con Cristo en Dios es necesario imponer silencio a todos los enemigos, es decir, a las propias pasiones, y ponerlos a todos bajo los pies con una victoria decisiva.
La victoria sobre las pasiones es el primer paso para alcanzar la vida interior, y el alma no puede obtener de otro modo el favor que pide porque está escrito que Dios no puede habitar en un corazón esclavo de las pasiones.
La razón, la fe y el ejemplo de los santos se unen para mostrarme que no se puede iniciar la verdadera vida espiritual si no es librando con la voluntad inferior duros combates, y esta necesidad del combate es para todas sin excepciones; sólo que el combate es más o menos penoso según que la gracia sea más o menos abundante, y según que las pasiones sean más o menos fuertes.
La virtud más indispensable para llegar a la vida interior es la humildad, y Dios mismo en la Sagrada Escritura nos dice que abomina el orgullo y a sus viles esclavos, que resiste a los soberbios y los humilla, mientras que se complace en elevar a los humildes y comunicarse a ellos.
La humildad es el fundamento de la fe, y como la fe, hermosa hija de Dios, es la piedra angular de toda nuestra santa Religión, la base de la disciplina cristiana y el principio de la salvación eterna, es evidente que el valor y la excelencia de la humildad son incomparables.
La humildad es también el fundamento sólido y duradero de todas las demás virtudes. Como el orgullo es el principio de todos los vicios, así la humildad es la raíz de todas las virtudes; la siembra en nuestras almas, la cultiva y la conserva: ella es la madre, la nodriza, el engarce, el áncora, el apoyo y el vínculo de todas las virtudes.
La Religiosa que acumula virtudes sin humildad hace como aquel que lanza polvo al viento, porque si la humildad es vacilante, todas las virtudes unidas alrededor de ella se vienen abajo y todas las buenas obras son nada si no están sazonadas y perfeccionadas por la humildad.







jueves, 27 de diciembre de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 123



Uno de los días más hermosos que ha habido
El hermoso día de la Inmaculada de 1903

MI RETIRO ESPIRITUAL EN SEATTLE, WASH (Trigésima parte)

Exhortación a la oración

¿Deseáis vos, hijas mías, caminar hacia la perfección religiosa en la vida que habéis elegido? He aquí el medio: recitad todos los días con diligencia, fervor, atención y gran devoción vuestras oraciones, recordando que la oración es la clave de todas las gracias que del cielo descienden para consolar la tierra. La oración acerca vuestras almas a Dios, y Dios a vuestras almas; es por medio de la misma como Dios desea efectuar sus admirables fines en vuestra salud y santificación. La oración es la misteriosa escala de Jacob, que desde la tierra se eleva hasta el cielo y por la cual ascienden y descienden los ángeles destinados a nuestra asistencia; transmiten a Dios nuestros votos, gemidos y suspiros, y luego descienden de aquel altísimo Trono con resultados de gracia y misericordia para nosotros. Sí, la oración abre los cielos, cierra el infierno, abre las cárceles del purgatorio, abre los tesoros celestiales, detiene el desdén de Dios, calma su cólera, lo hace bondadoso y clemente con sus criaturas. La oración atrae hacia la tierra las celestiales bendiciones, cambia la suerte humana, hace felices y prósperas a las naciones y sostiene a las familias religiosas. Con la oración, la Misionera del Sagrado Corazón puede hacer el bien a todos y cumplir fielmente su Misión. No mengüe el fervor de vuestras oraciones porque es el Corazón amantísimo de vuestro Jesús el que se anticipa con su amor, llamándoos así desde las primeras horas de la mañana. El mismo os halaga, os invita, os atrae suavemente a su altar, donde vosotras con devoción le rogáis y atraéis sus gracias. Ved, pues, que la oración es un tesoro inmenso para vosotras. Sus riquezas no tienen número, sus gemas son inestimables, sus margaritas son brillantísimas; recoged todas y que ninguna se os caiga nunca de las manos: sabed atesorarlas.



jueves, 20 de diciembre de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 122



Uno de los días más hermosos que ha habido
El hermoso día de la Inmaculada de 1903

MI RETIRO ESPIRITUAL EN SEATTLE, WASH (Duodécima parte)

Henos aquí al término de otro año. Ved un poco, ¡oh hijas!, cómo ha transcurrido para vosotras. ¿La mirada de vuestra mente no ha apartado nunca de ese Corazón Divino los pensamientos de vuestra mente, los afectos de vuestro corazón, las palabras de vuestros labios y todas vuestras acciones? Humillaos por cada una de vuestras faltas y proponed para el nuevo año no querer buscar sino el gusto de vuestro Esposo Jesús, deseando estar siempre a su disposición, que en esto se oculta el meollo de la perfección religiosa; sin esté perfecto abandono, no lograréis nada en el año que la Providencia de Dios hace comenzar mañana. Con vuestro perfecto abandono en el Corazón Adorable de Jesús, El ejercerá su dominio sobre vosotras y no habrá peligro de que le disgustéis con el abuso de vuestra libertad.
Jesús bueno y querido, me arrojo en tus brazos divinos, y haz que 1910 sea el año santo para mí y para todas las hijas del instituto. Dame la gracia, a mí y a todas, de tener durante todo el año un perfecto dominio de nosotras mismas en todo y por todas partes, para sujetarnos siempre a tu divina voluntad. Tu beneplácito sea siempre nuestra principal aspiración. Será mi principal tarea santificar el 1910, con el deseo de alcanzar con la gracia de Dios el perfecto desapego de mí misma. No puedo nada por mí misma, pero lo podré con la ayuda de mi querido Esposo Jesús.

Omnia possum in Eo qui me confortat

La Religiosa, que es rica en pureza de intención, no tiene más que un deseo. Todo a la mayor gloria del Santísimo Corazón de Jesús. Obrando con este espíritu, la Religiosa demuestra una extraordinaria prudencia, porque también de las cosas más indiferentes sabe extraer provecho, a fin de acrecer sus méritos. Un alma así maneja admirablemente los tesoros de Dios y no concibe un pensamiento, no da vida a un afecto, no pronuncia una palabra, no cumple ni la mínima acción, si no es para placer a su amado Jesús. He aquí el modo de vivir un año pleno de días.