jueves, 31 de mayo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 93


MI RETIRO ESPIRITUAL
EN LOS SANTOS EJERCICIOS

De septiembre de 1897 (Última parte)

...
Cuanto más te contemplo, Jesús mío, más me resulta inexplicable tu bondad. Tú estás siempre en el principio de tus grandes dones. Ah sí. Tú eres la fuente de las innumerables gracias, dones y beneficios hechos en el cielo y en la tierra. ¿Y quién podrá enumerar nada más que las gracias y los dones que me has concedido a mí y a la obra de tu Divino Corazón? Oh amor, Tú das siempre y estás siempre en el principio..., siempre das y siempre eres insaciable en dar. Oh, tus tesoros son para el Instituto...; sí, porque Tú has abierto un manantial, la fuente de las gracias. Ah, no temeré ya, no, no; siempre confiaré porque Tú eres grande y magnánimo con tus almas amantes. Tú no tienes medida con ellas; a ellas das la llave de tus tesoros. Oh amor, oh amor, oh Jesús. ¿Cómo eres Tú? Yo te comprendo y, sin embargo, no te comprendo; pero adoro profundamente tu majestad, bendigo tu misericordia, amo tu bondad, te amo a ti. Sí, te amo, te amo mucho, mucho, mucho.
Con tu gracia, oh amantísimo Jesús, yo correré detrás de Ti hasta el fin de la carrera, y esto para siempre, para siempre. Ayúdame, Jesús, porque quiero hacerlo ardiente, velozmente. La verdadera virtud no tiene límites, sino que crece siempre, sobre todo la caridad, que es la virtud de las virtudes, el origen de todas las demás. Oh caridad, virtud excelsa, tú tienes por mira un objeto infinito y serías infinita si pudieras albergarte en un corazón de infinita capacidad.

No puedo corresponder al amor infinito de mi Amante, pero mi amor puede crecer en la perfección, con tal que yo me adhiera al Amor que me ayuda a amarle cada vez más. Mi amor, pues, puede crecer siempre, haciéndose cada día más excelente, porque es el Espíritu mismo de Dios el que me eleva sobre mi misma. Oh Amado mío, qué bueno eres y cuánta generosidad por tu pobre criatura. Mi amor, por mucho que aumente, no es más que una florecilla del campo comparado con el tuyo, y, sin embargo, Tú te dignas mirarlo con ojos de predilección y andas loco de amor detrás de él. Pero ¿qué ocurre… Oh mi Dios y mi Todo, ¿cómo eres Tú?… Toda palabra del amantísimo Jesús es de una importancia incalculable; toda indicación del Esposo es una ley para el alma amante, que parece tener alas en los pies para volar adonde el Esposo vuele. Oh qué bien se está cerca de Cristo..., y qué júbilo para el alma amante poder cumplir sus deseos a costa de cualquier sacrificio... Ya no cuentas penas y dolores, porque el amor es fuerte como la muerte. La bendición del Santo Padre es prenda segura de la bendición de Dios; cuánto gozo causan al alma las palabras de ese santo anciano. A un ángel dudaría en creer, temiendo una ilusión, pero al Papa le creo y por eso producen gran tranquilidad a mi alma sus palabras, con las cuales busco consolarme y asegurarme. Creo no tener otro deseo, salvo el de servir mejor al amado Jesús. Ascensiones in corde suo disposuit.


jueves, 24 de mayo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 92


MI RETIRO ESPIRITUAL
EN LOS SANTOS EJERCICIOS

De septiembre de 1897 (Séptima parte)

...
Yo soy la fuente, tú el riachuelo; corre por todas las regiones que te señalo, que mis aguas saludables obrarán prodigios en las almas. Tu único pensamiento sea el de estar siempre unida con gran fidelidad a la fuente. Mis aguas saludables son vigorizantes, perennes; no tengas miedo a nada; sólo carecerías de ayuda si yo careciese de poder. Sé fuerte en la fidelidad; sólo esto pretendo de ti, de lo demás me ocupará Yo; ámame siempre en la sencillez de tu corazón, y tu riachuelo correrá siempre con abundancia de aguas cristalinas, puras, vivas. Si te separas lo más mínimo de la fuente, se sacará tu riachuelo.
Libra, oh mi amante Esposo, a tu pobrecilla de tanta desgracia. Temo por mí, oh Jesús mío, temo por mi miseria, por mi pobreza; pero confío mucho en Ti, en tu inagotable bondad. Quiero estar en tu amorosa y perpetua compañía, oh Jesús amado, con la mente, con el corazón siempre en Ti. No quiero ya hablar a las criaturas de mis cosas, sino sólo a Ti, mi Amado.
La multiplicidad de las gracias no disminuye su valor, sino que lo aumenta y lo embellece. ¿Qué hacen las gracias? Preparan el alma a otras gracias. ¿De qué temes? Yo soy omnipotente y quiero socorrer a mi amada. Más me honra y me conmueve tu confianza que cuantas cosas puedas hacer para expresarme tu amor. Descansa en mi corazón con gran paz y tranquilidad y camina siempre con sencillez delante de Mí, corriendo por los caminos que Yo mismo te indicaré. Tus afectos son los míos y siempre lo fueron, y Yo mismo quise hacerlos tales que fueran aceptables para Mí. Yo lo hice todo, mas tú cooperaste con tu adhesión. La fidelidad en la adhesión es todo lo que tú puedes hacer y no pretendo otra cosa de mi elegida. Oh cuánto haría Yo en las almas si ellas me dejaran obrar.
El alma que escucha a Jesús, que así le habla, queda muda y como inmóvil, pero en ese silencio obra; calla, pero elocuentemente habla; no hace nada y hace mucho; mas no ella, sino El, el Amado, que dice y hace, opera todo con admirable perfección.
Oh, ¿cómo eres. Jesús? Mi lengua enmudece delante de Ti. Oh Corazón dulcísimo de mi amado Jesús; alábente por todas las generaciones las gentes todas por tu gran dignidad. Yo te adoro, te venero, te bendigo y quisiera recorrer toda la tierra para manifestar a todos tu amor prodigioso a tu criatura. Oh Corazón dulcísimo, amantísimo, Tú eres mi descanso, mi reposo, mi gozo. Vigo ego jam non ego, vivit vero in me Christus.


jueves, 17 de mayo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 91


MI RETIRO ESPIRITUAL
EN LOS SANTOS EJERCICIOS

De septiembre de 1897 (Sexta parte)

...
El amor de Jesús es para su alma querida un océano interminable de luz y de gracia; oh suave peso que en todo instante fecundas al que a Ti se abandona con todo el ardor posible. ¿Y de dónde me viene a mí tanta bondad, oh mi Amado, de dónde tanta bondad? Todas las riquezas de su Corazón Divino, todos los tesoros de su vida, de su santísima pasión, de su muerte preciosa, los tiene escritos mi Amado en un libro que es el testamento del Esposo en favor de la Esposa, a la que en su bondad gratuita e inconcebible Él llega a llamar su única predilecta: una est columba mea, dilecta mea. Oh mi dulce Jesús, Tú me haces languidecer con las ternuras de tu inefable bondad; tus palabras, mi amado Jesús, son como flechas agudas e incandescentes que me asaetean el corazón, que parece se haya convertido en blanco de su inflamado amor. Ay Jesús, con tus dardos, que me hieren el corazón, dígnate también quemar todo lo que ves en mí indigno de Ti: despójame de todo, que en todo quiero complacerte; quiero amarte con perfección y con la mayor pureza de caridad que es posible en esta tierra de destierro.
Yo soy tuya…, oh felicidad. Tú eres todo mío..., oh cielo. Muero porque no muero. Ay, consuma, Jesús, la víctima..., haz de mi lo que quieras. Jesús, Jesús, Jesús, te amo mucho, mucho, mucho. No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. El me reengendró a una vida de gracia, vida de amor, y me colmó de sus bendiciones. El me ama, El es el único de mis pensamientos... El es mi vida. No vivo yo, sino que El vive en mí. Oh Jesús... Oh Jesús..., ¿cómo eres Tú? Oh si todos te conocieran. Oh si Tú revelaras tus secretos…, cómo todos volarían a Ti presurosos. Y cuántas son mis deudas para con tu bondad, Jesús mío, a Ti me confío, a tu amor prodigioso, a tu soberana bondad.


jueves, 10 de mayo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 90


MI RETIRO ESPIRITUAL
EN LOS SANTOS EJERCICIOS

De septiembre de 1897 (Quinta parte)

...
Cuánto amor en Jesús, cuánta dignación. Lanza una mirada al alma, ve su imagen, su hechura, la obra de sus divinas manos y de la cruz, y se deleita, la estrecha en su regazo amorosísimo, le habla un lenguaje nuevo, íntimo, sobrehumano, la besa y la transforma haciéndola digna de sí, y el alma goza y pena en ese éxtasis de amor; goza y no puede menos, porque siente no estar ya en la tierra y esa felicidad la corrobora, la conforta, la hace omnipotente, sin conocer ya dificultades. Nada en amor y no piensa más que en contentar a su amor amado. Sufre porque ve y conoce su miseria, su nada, su debilidad, su insuficiencia para corresponder; quisiera arrojarse a los pies de Jesús, pero al mismo tiempo se lanza al amor sin poder remediarlo, porque Él es el Amor, que la consuela hasta darle el beso en la boca. El alma siente que el corazón se le despedaza, mientras querría decir: Te amo; y sin quererlo, al tiempo que se anonada, dice: Te amo, y llora, y las lágrimas quieren ser de dolor, pero son inefables y son la expresión del amor que no sabe expresarse. Oh Jesús, oh amor…, ¿cómo eres Tú? Oh mi Dios y mi Bien, ponte como sello sobre mi corazón y sobre mi brazo, para que los afectos, que son todos tuyos, sean cada vez más perfectos, más fuertes, más fervientes, para ser dignos de Ti. Que yo no  trabaje y obre si no es para Ti y para tu gloria.
Ay, repíteme, Jesús, que no sabes estar sin mí, porque hasta este punto he visto que amas a tu criatura. Jesús mío, Esposo amado de mi alma, mi Dios y mi Todo, yo no puedo ya estar, no puedo respirar sin Ti. Oh amor, oh amor, oh amor… Te amo, te amo mucho, mucho, mucho.
Sea muy diligente el alma por Dios favorecida para no caer ni siquiera en el menor pecado venial, porque si el pecado venial no quita la caridad, la hace, sin embargo, lánguida y floja.
Las pequeñas infidelidades son como la ceniza que cubre el fuego del santo amor; el esplendor queda sofocado, aunque no se extinga. La presencia del pecado venial no quita a la caridad la fuerza que posee y la capacidad de obrar, pero la entorpece en cierto modo, privándola del uso de su actividad, y por ello queda ociosa, estéril e infecunda. Para no llegar a este deplorable estado, sea muy humilde el alma amante, desconfíe de sí muchísimo y confíe muchísimo en Dios, haga siempre alguna oración especial para obtener la conservación y el aumento de esa caridad que es puro don de Dios, caridad pronta, fervorosa, florida y fructífera. Oh cuánto sabe obrar Jesús en un alma que con simplicidad y generosidad se adhiere a Él. Amemos, amemos al Amor. Él es fuerte como la muerte… Sacrifiquémonos a este gran sacrificador, que tanto ha hecho y sabe hacer por nosotros. Oh Jesús amado, qué grande eres en tu bondad, cuántas invenciones de amor. Oh si pudiera amarte cuanto quisiera, oh si pudiera hacerlo cuanto debiera. Pero yo lo quiero, y permíteme, como otro signo de bondad, que yo te repita mi más bello estribillo: Te amo, Jesús, te amo mucho, mucho, mucho; pero dilata mi corazón en el amor, porque quiero amarte cada vez más; quiero consumirme de amor por Ti, oh mi amantísimo Jesús, y consumirme cual cera ardiente delante de Ti. Oh Jesús, oh Jesús, oh Jesús, confío en Ti, no me dejes, por favor.


jueves, 3 de mayo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 89


MI RETIRO ESPIRITUAL
EN LOS SANTOS EJERCICIOS

De septiembre de 1897 (Cuarta parte)

...
Debo estar ordenada hacia el prójimo, amándole mucho, pero siempre en orden a Dios; dándole todo lo que debo, pero sin darle nunca un ápice de aquello que debo a Dios.
Ni siquiera debo tener deseos demasiado vivos, por buenos que parezcan, sino quedar en paz y en abandono perfecto a todas las disposiciones de Aquel que me va repitiendo: Ordinavi in te charitatem.
Mi amado quiere llenarme de amor, a fin de que mediante El mismo yo pueda darle todo el amor que le debo; amor fuerte, que jamás se abate por ninguna contrariedad; amor puro, desinteresado, crucificado, que no encuentra gozo sino en el conformarse en todo y siempre a Aquel que tanto amo y que quiero amar cada vez más. El amarte, oh mi Amado, el estar unida a Ti, constituye toda mi felicidad, mi paz, mi gozo. Inveni quem dilexi, quem amavi.
He hallado mi tesoro, no lo dejaré ya; pero siempre mediante tu gracia, amantísimo Jesús mío, que si Tú retiras tu dedo de mi cabeza, entonces en un momento pierdo toda la riqueza, y si caigo en la miseria de tu abandono, entonces ya no puedo fiarme de mí… Oh mi Amado, no te fíes de mí…; estate cerca de mí; háblame siempre al corazón; sostenme con tu gracia, con tu unción; fortaléceme con tus preciosos dones.
Oh amantísimo Jesús mío, ¿será posible que yo pueda vivir alejada de Ti? La vida no puede subsistir en la muerte. Tú me creaste para Ti, y aquí dentro siento que no podría vivir lejos de Ti. Ay, Jesús amado, hazme morir antes que permitir que yo me aleje lo más mínimo de Ti y de tu santo querer. Te amo, oh Jesús, mucho, mucho, mucho, y cada vez más quiero amarte y complacerte en todo. Quiero vivir y morir de amor. Trátame como Tú quieras, oh amantísimo Jesús; tu voluntad es mi gozo; haz lo que quieras de mí, pero hazme consumir de amor.
Oh Jesús, yo soy toda tuya y Tú eres todo mío. Inme manet. Sí, oh Jesús mío, yo permanezco en Ti, unida a Ti en la más íntima unión. Tu toque es toque de amor…, es toque de vida. Mi alma está en Dios… Dios está en mi alma… Oh inefables momentos. Oh amor inconcebible, incomprensible, ¡hasta dónde llega la bondad de ese tu Corazón Divino!