jueves, 25 de febrero de 2021

Cuaresma 2021 (Segunda parte)

 




Un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad

 

Tiempo para creer…

 

El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido.

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.

 

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021 (Fragmento)

 



jueves, 18 de febrero de 2021

Cuaresma 2021 (Primera parte)

 


Un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad

 

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.

Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo.

En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.

El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021 (Fragmento)

 



jueves, 11 de febrero de 2021

José, un hombre justo...

 


El Papa propuso consagrar este año a San José por cumplirse 150 años desde que se lo declaró patrono de la iglesia (Pío IX el 8/12/1870).

La Hna. Stella Maris, hace poco, nos recordaba la devoción de Madre Cabrini por él, en la reflexión que compartió en el último boletín cabriniano…

Por su parte, Francisco, en su carta apostólica “Con corazón de padre”, va recorriendo una a una las pocas referencias que aparecen en el evangelio en relación a José y hace una linda reflexión personal. En un momento dice:

Deseo imaginar que Jesús tomó de las actitudes de José el ejemplo para la parábola del padre misericordioso

A mí también me gusta pensar eso… para que Jesús haya hablado de Dios como padre, como lo hizo, algo debe haber influido su propia experiencia, la imagen que habrá recibido de José...

Para no repetir lo que ustedes mismos pueden leer, quiero tomar una palabra del evangelio de Mateo que él no desarrolla específicamente en su carta.

Una aclaración previa… sabemos muy poco de José, casi nada, por lo tanto, cualquier cosa que digamos de él sería temeraria, porque es incomprobable. Por eso es que prefiero tomarlo, más bien, como símbolo, como metáfora… Habiendo hecho esta aclaración, ahora sí vamos al texto:

José, su esposo, que era un hombre justo

y no quería denunciarla públicamente,

resolvió abandonarla en secreto” (Mt 1,19)

En primer lugar, José aparece como alguien que queda totalmente desconcertado por la realidad. Su prometida está embarazada… Salvando las distancias, ¿no nos pasó algo parecido con la pandemia?

Y tiene una primera reacción: como es un “hombre justo” decide abandonarla, pero en secreto (si no, hubiese sido apedreada).

El texto continúa diciendo:

Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:

«José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa,

porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús,

porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados»

Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado:

llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común,

ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús” (Mt 1,20-21.24-25)

Interpreto esta aparición del ángel como un símbolo de lo que nos puede ocurrir a todos y muy frecuentemente. Cuando la realidad nos desconcierta, solemos tener una primera reacción y luego, empezamos a hacer como un trabajo de discernimiento -muchos de nosotros ese trabajo lo hacemos en el ámbito de la oración-, ampliamos la mirada, empezamos a ver con más claridad, retomamos la calma (no temas…), revisamos esa reacción primera y más de una vez la modificamos…

Algo de esto le debe haber pasado a José que terminó haciendo lo que ya todos sabemos, puso el cuerpo… ya había empezado a poner la cabeza, ahora puso el corazón, las manos y comprometió su vida entera…

Pero quiero volver a lo del “hombre justo”. Si no me equivoco es la única vez que se dice algo de él mismo, en particular (aparte de que era carpintero).

¿Qué quiso decir Mateo con esta descripción? No tengo la menor idea… pero lo que sí sé, es que la palabra justicia en su evangelio tiene un protagonismo muy especial. Aparece varias veces y en textos fundamentales (sólo por poner un ejemplo: en las bienaventuranzas -un texto programático del evangelio- aparece dos veces).

La justicia para Mateo es algo así como la “acomodación a la voluntad de Dios”...

¿Y qué es la voluntad de Dios? A veces tenemos una idea un poco mágica o determinista de su voluntad, como si fuera un plan preciso que él ya tiene preparado para cada uno y que a nosotros sólo nos queda descubrirlo…

Sinceramente, no me parece que sea así. Creo que la voluntad de Dios es “el bien de todo”, eso es lo que creo que él quiere. El bien de cada uno, de todos y de todo. Lo repito porque no se trata sólo de mi bien, que puede estar logrado a costa del perjuicio de otros, o del abuso y la destrucción de la naturaleza…

José, aparentemente, obró como un hombre justo, según la voluntad de Dios, buscando el bien de todo…

Pienso que esta puede ser una linda enseñanza para nosotros, especialmente en este tiempo: tener como criterio de discernimiento, siempre, para cualquier cosa o situación, el bien de todo, nuestro propio bien, el de los demás y el de todo lo que nos rodea, o sea,  la voluntad de Dios.

Pablo Cicutti

02-2021