martes, 31 de marzo de 2020

Testimonios desde casa... "No nos olvidará la primavera"



"No nos olvidará la primavera" - Obra de Patricia Márquez (2015)


Un día
para ti,
para todos,
saldrá
desde tu corazón un rayo rojo,
florecerás también una
mañana:
no te ha olvidado hermano,
hermana
no te ha olvidado,
no
la primavera:
yo te lo digo,
yo te lo aseguro
porque el cacto terrible,
el erizado
hijo de las arenas
conversando
conmigo
me encargó este mensaje
para tu corazón desconsolado.

Y ahora
te lo digo:
hermano, hermana,
espera,
estoy seguro:
no nos olvidará la primavera.

Pablo Neruda
Oda al cactus de la costa


Testimonios desde casa... "Un tiempo favorable"



A comienzo de este año nos preparábamos para desplegar juntos y con gran entusiasmo, las alas del corazón.
Muchas fueron las reuniones donde imaginábamos cuantas aventuras y encuentros tendríamos en este “viaje”. Lo que nunca imaginamos era que tendríamos que realizar una ‘parada técnica’, tan inesperada, angustiante y maravillosa a la vez.

Parada técnica que nos iría llevando a un viaje hacia las profundidades del corazón y de nuestra propia intimidad. Viaje que solemos añorar y sentimos que muchas veces cuesta realizar por las corridas cotidianas.

Esta cuaresma-cuarentena puede ser, si la sabemos aprovechar, el tiempo favorable para redescubrir y descubrir las cosas que son importantes para la vida, el corazón y para ser felices, como también, para valorar tanta gente buena que, como Jesús, en lo cotidiano, se juega la vida por los demás.

 En este tiempo, en que es necesario estar lejos físicamente de nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y los protagonistas de nuestra labor docente-catequística: los chicos, nuestros alumnos, buscamos seguir conectados. Nos pusimos las alas de la creatividad, la imaginación y el ingenio para llegar a todos, por muchos medios que tuvimos que aprender a descubrir, para alentar  la esperanza y  la confianza en el Corazón de Jesús.
 
Por otro lado, agradecemos el tiempo que Dios nos regala para compartir con aquellos con los que nos toca convivir, la familia: noches de pelis, charlas de sobremesa, mañanas de café recién hecho y amasado de pan casero, juegos que habían sido olvidados. Todos ellos son, entre otras cosas, los momentos que nos hacen disfrutar, conectarnos, crecer, aprender y aprovechar este tiempo.

También nos sentimos preocupados por tantas personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad, por el dolor de los que perdieron sus seres queridos, por los que no pueden trabajar, por los que no tienen para comer, por los que están solos, por los que no saben cómo van a continuar...
Siguiendo los pasos de Francisca, nos sumamos al desafío de ponerle al corazón, las alas del amor y la ternura, para acompañarnos, abrazarnos, ayudarnos, a pesar de la distancia, unidos desde la fe y la oración, y así volar alto, muy alto, hasta el Corazón de Jesús a quien le confiamos nuestra vida y la vida del mundo entero.



Les deseamos a todos, en estas Pascuas, que podamos dar el paso de liberarnos de las cosas que no nos dejan desplegar las alas, y así volar juntos, con Francisca, al encuentro del Corazón de Jesús.




Florencia, Sabrina y Anabel,
Catequistas del Colegio Madre Cabrini, Rosario.

Marzo 2020








lunes, 30 de marzo de 2020

Testimonios desde casa... "La cuarentena desde casa"



La cuarentena desde casa
Por María del Rosario González*

La cuarentena nos encontró un día, por sorpresa, de repente, en medio de compromisos, proyectos, obligándonos a frenar, hacer una pausa y/o modificar nuestras rutinas y modalidades cotidianas. Escuchamos multiplicidad de noticias que no cesan de nuestro país y del mundo que nos despiertan sentimientos diferentes: temor, duda, incertidumbre, desconcierto… los continentes unidos en uno sólo.
Este momento tan difícil, como todos los momentos adversos, nos da paradójicamente la oportunidad de poder descubrir algo positivo; nos invita a  empezar a valorar todas aquellas cosas que hace tiempo naturalizamos y  que en este momento no podemos hacer, y  todo lo que es y no es realmente importante en la vida y a la vez redescubrir momentos dentro de casa con nuestra familia.
Encontrarnos con los más cercanos, unirnos, compartir más tiempo y aprovecharlo, conectarnos y sostenernos  desde la mirada, la escucha, la palabra, las risas, los juegos, los mensajes;  sin apuros, sin horarios, a la vez extrañando mucho a aquellos que no podemos visitar, abrazar,  buscando el modo de cuidarlos y estar cerca de ellos desde la distancia.
Y aún estando en cuarentena el día se pasa rápido, y quedan cosas por hacer, palabras por decir, abrazos y besos por dar.
Nos hace repensar en la vulnerabilidad del ser humano y la necesidad del otro en la vida de cada uno, el otro como constituyente necesario de nuestra subjetividad, y a la vez la importancia de que el otro esté bien para que todos lo estemos, dejando de lado egoísmos e individualidades. Y de este modo entender realmente qué es el bien común, porque al mundo lo hacemos todos, es necesario pensar en nuestros gestos y acciones,  por más pequeños que sean, para reflexionar si hacen bien de verdad al otro o no y al medio natural en el que vivimos, ese regalo de Dios que en ocasiones no cuidamos.
En particular, en nuestra labor educativa, nos convoca a buscar los medios y herramientas para asegurar la continuidad pedagógica, utilizando los recursos que tenemos disponibles pero sobre todo tratando de que prevalezca lo vincular a pesar de la distancia, y en esta tarea precisamos de la familia, de su compromiso, predisposición, colaboración para hacer puente con los niños/as, cobrando sentido entonces el trabajo en red familia - escuela.
La necesidad fundamental de la fe en Dios, lo que nos da alivio y esperanza. Nos quedamos como familia, juntos, unidos con las palabras tan acertadas que dio el Papa Francisco centrándose en el Evangelio según San Marcos:
“Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos. (…)
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.
Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos. (…)
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado. El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza…”

Aprovechar, entonces este tiempo que coincide con la cuaresma para reflexionar, rezar, estar juntos, unidos, abrazar la Cruz y  con esto fortalecer nuestra fe en Cristo para poder resignificar y vivir una Pascua diferente.

*María del Rosario González es Directora del Nivel Inicial
del Instituto Santa Rosa, de Buenos Aires, Argentina





Testimonios desde casa... "Dos poemas"



Juguemos en el mundo…

La humanidad
guardada
quieta
con miedo
ya no consume
no contamina

La tierra
sale a pasear
respira hondo
y canta:
           juguemos en el mundo
mientras el hombre no está…”

                                             CP                                                                                                                                                 
                      03-2020




Importa

      El tiempo
                 pasa
                         ¿más rápido
                        o más lento?
no importa
      importa
        qué pasa
en el tiempo

                                                                               CP                                                                                                                                                                                                                     
              03-2020




viernes, 27 de marzo de 2020

Testimonios desde casa... "Cuaresma-Cuarenta-Cuarentena"



CUARESMA – CUARENTA – CUARENTENA
Por Andrea B. Iglesias y Paula L. Raiker*

Estos días tan extraños suscitaron en nosotras muchas conversaciones acerca de lo que estamos experimentando... Como Catequistas, originalmente íbamos a estar preparando dinámicas y actividades para "vivir mejor" la Cuaresma, para celebrar más profundamente la Semana Santa; y de pronto nos vimos atravesadas por una realidad que interpela, desafía, asusta, desorienta, exige y sobre todo: invita a frenar y reflexionar. ¿Justo en Cuaresma tiene que pasar esto? ¡Justo en Cuaresma!
La Cuaresma, entre otras cosas, viene a recordarnos ese tiempo en el que Jesús se alejó de todo para profundizar, pensar, reflexionar, rezar, etc. antes de la etapa más importante de su vida.
Este aislamiento viene a sacudir nuestras vidas, rutinas, planes y hasta prioridades. Viene a renovar el sentido de todo lo que venimos haciendo. Nos “obliga” a quedarnos en casa, a cuidarnos y cuidar a nuestros seres queridos. Cuidarnos y cuidar… ¿No es acaso la clave del Amor que nos enseña Jesús?

Algo está poniendo en juego nuestra salud y nuestras vidas. No conocemos demasiado sobre esto, pero exige que reaccionemos. Y al final, lo más sencillo se vuelve esencial para estar bien. Como el estilo de vida que propone Jesús, que no tiene mucha vuelta, que hace de lo simple algo profundo…
La vorágine del trabajo desde casa, las tareas, la ansiedad, el estar en familia más tiempo del acostumbrado, la incertidumbre, las noticias, los aplausos de las 21hs, el mirar por la ventana a quienes no cumplen con el aislamiento… ¡Qué torbellino de emociones! ¡Paciencia, Señor!... Y ahí, casi perdida, quedó nuestra Cuaresma y ese deseo inicial del Miércoles de Cenizas de vivirla “como Dios manda”. ¿Qué andará “mandando” Dios en estos días? Ahí donde está el sentido común, donde prima el cuidado propio y del prójimo, donde afloran los verdaderos y nobles sentimientos del corazón, ahí encontramos lo que Dios quiere para cada persona en estos días.
Sin dudas, una mención especial merecen los héroes y heroínas de la Salud, la Limpieza, la Seguridad y la Educación…y quienes colaboran para que los extremos de la sociedad (los más grandes y más pequeños) puedan atravesar estos días con más serenidad y alegría.
Estamos comprobando la fuerte conexión que hay en la humanidad: lo que hacemos tiene consecuencias para uno mismo y para el resto. Esta situación pone a prueba la solidaridad, la responsabilidad, la misericordia. Pero aún hay quienes sienten la tentación de minimizar lo que ocurre, de negar la gravedad de la situación. Jesús también en el Desierto se alejó para unirse más. Es decir que su retiro tuvo un sentido muy profundo; pero esto no quiere decir que Él no haya experimentado tentaciones ¡al contrario! Esas tentaciones le hicieron sentir la fragilidad y el poder que de ella sale cuando le damos un nuevo sentido a todo. Detengámonos a pensar cuáles son nuestras fragilidades, en este tiempo qué cosas nos tientan y sobre todo qué fortaleza, que logro, qué virtud vemos que va naciendo en esta Cuaresma-Cuarentena.
Es tiempo de pensar que quizás celebraremos una Pascua diferente, o no… Si la Pascua es la Fiesta de la Luz y de la Vida, cuando termine esto será verdadera Fiesta el volver a encontrarnos, valorar los abrazos, darle nuevo significado a nuestra rutina (trabajo, estudio), encontrar diferente la vida cotidiana. Que estos días sean un camino para llegar a la Pascua con un corazón agradecido que late cuidando la salud, la vida, que late EN cada uno nosotros, pero también POR los otros.

*Andrea y Paula son Catequistas en el Instituto Cabrini de Buenos Aires, Argentina





Testimonios desde casa..."Cuarentesma"


“Cuarentesma”
Por María del Rocío López*

Mi Cuarentena podría decir que es la mejor versión de Cuaresma que viví en mi vida. Todo aquello para lo que "nunca había tiempo" se tornó casi obligatorio de pensar y de hacer. La "Cuarentesma" es un mar de emociones sentimientos y pensamientos. Las clases se reversionaron y esos nenes y nenas que muchas veces agotaban la paciencia, se tornaron casi necesarios para seguir. No sé si extraño mi trabajo, mis alumnos, o el conjunto de emociones que eso me generaba todos los días.
No puedo evitar no pensar en el último abrazo que di, el último mate que compartí y la última salida de paseo. Ese último "Hasta la próxima, hasta luego", se volvió realmente así, un misterio hasta que nos volvamos a encontrar.
La “Cuarentesma” no me deja no pensar en mi casa, en mi familia, en lo que tengo y en lo que no, en lo que deseo y lo que claramente quiero evitar.
Este tiempo me acercó a personas lejanas (gracias a la tecnología) hizo que los sentimientos se puedan transmitir de mil modos y que un "te quiero" un "te extraño", brote sin vergüenza y de manera muy real. Me llevó a volver a mirar a mi familia con ojos de niña; familia cercana, unida, protectora y llena de amor.
La “Cuarentesma” me hizo pensar en lo privilegiada que soy de poder hacerla. Poder estar en mi casa, con mi familia, con comida y cosas que quiero. Este tiempo me hizo acercarme en pensamiento y obra a todos los que están solos, a los ancianos (que de a poco manejan los celulares y las redes) a la gente que está en la calle, a los que no tienen comida.
La “Cuarentesma” ayudó a mirarme, a pensarme y reafirmarme.
El tener tanto tiempo me obligó a ocuparme de mí y lo que me rodea.
Pero lo mejor que me dio fue mi cercanía con Dios. Me ayudó a que nos reencontremos en esos ratos de silencio y soledad, de canto y de charla.
Sinceramente no veo la hora que todo esto pase y volver a la rutina pero estoy segura de una sola cosa, mi "cuarentesma" me ayudó, me cambió, me impulsó a crecer.


* María del Rocío López es Catequista del Nivel Inicial y Primario
del Instituto Cabrini de Buenos Aires, Argentina.

Testimonios desde casa... (desde Rosario)



[Antonela y Liz, del Nivel Inicial del Colegio Madre Cabrini de Rosario, Santa Fe, Argentina]

Testimonios desde casa... (desde Paraguay)


Estamos en familia resguardando la salud,

porque confiamos en que juntos saldremos de esto

💚💪❤

[Lau Noguera desde Paraguay]


jueves, 26 de marzo de 2020

El "celo devorador" (3ra Parte)



Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 5:
El "celo devorador":
Todo a la Mayor Gloria del Corazón SS. de Jesús




En vano encontraremos entre los escritos de Madre Cabrini la frase: “opción por los pobres” o alguna semejante. A pesar de ocuparse de tantos pobres y abandonados en aquel tiempo de los emigrantes italianos, Madre Cabrini sintió siempre que la mayor pobreza para una persona es no conocer a Dios, no poderlo amar, no poder sentir la salvación como un banquete al cual poder acercarse. Su opción por la humanidad sufriente fue fundamentalmente motivada por el celo devorador para la gloria de Dios. Dar a conocer a Dios y hacer que sea amado es la gloria que se le puede dar a Dios y esto se puede hacer efectivo “poniendo el bien en lugar del mal”, llevando amor donde hay odio, paz donde hay destrucción, comunión donde hay división. Esto se puede hacer con la regeneración de las personas, ayudándoles a encontrar la dimensión justa de su existencia, reconstituyéndolas en su dignidad como personas con derechos, deberes, libertad y respeto. Y por todo esto cada Misionera debe ofrecer su sacrificio:

“Nosotras no podemos nada, porque somos pobres y miserables, pero procuremos tener fe viva y confianza en Aquel que nos conforta; dilatemos las fibras de nuestro corazón, ayudemos a tantas almas yacentes bajo el yugo del rey de las tinieblas, rompamos con el fuego ardiente de la caridad las pesadas cadenas que las tienen atadas a la terrible servidumbre del diablo y, cuando veamos que nuestras fatigas han caído en el vacío, echémonos a los pies de Jesús y, gimiendo por la iniquidad del mundo, supliquemos a su Divino Corazón que abra el tesoro de su infinita misericordia, y luego pongamos de nuevo manos a la obra, sin dejarnos vencer por el cansancio. Las dificultades no deben abatir a la Esposa de Cristo, sino al contrario, deben hacerla más fuerte y constante. Por lo tanto, no os desaniméis por las repulsas, las irrisiones, sino caminad siempre adelante con la serenidad y la fortaleza de los ángeles, porque vosotras sois los ángeles de la tierra y debéis seguir vuestro camino en medio de tantas corrientes contrarias. Cuando las cosas son fáciles, todos son buenos; pero es en la dificultad donde se prueba la fidelidad y la constancia.”[1]

La gloria de Dios reside en su Corazón misericordioso y aumenta cuando esta misericordia es derramada sobre la humanidad. A esto apuntó toda la obra cabriniana, para dar a conocer la misericordia del Corazón de Jesús a través de la propia santificación, la interiorización del amor de Dios que se hace misión, el deseo de comunicación y celo devorador. A este propósito Madre Cabrini rezaba:

“Haz mi corazón tan ancho como el universo, dale siempre un nuevo impulso a mi espíritu…”[2]

Y si esto comporta la inmolación de sí misma, la Esposa verdaderamente enamorada, debía estar dispuesta:

“Sacrifiquémonos e inmolémonos por nuestro queridos hermanos, que le han costado a Jesús nada menos que el precio de su sangre; por estos hermanos que, debido a una gran ignorancia, pierden la herencia de los hijos de Dios, y se quieren hacer infelices por una eternidad. Tratemos con todas las fuerzas de apartarlos del precipicio.”[3]



[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 413-414
[2] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 165-166
[3] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 81

El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí.



miércoles, 25 de marzo de 2020

Carta de la Hna. Bárbara Staley





CURIA GENERALIZIA
MISSIONARIE DEL SACRO CUORE DI GESÙ
00135 ROMA - Viale Cortina D’Ampezzo, 269

Tel. 06 35505721 – 06 35505949 - Fax 06 3017520
E-Mail: segreteria@msccuria.191.it




19 de marzo de 2020

Queridas Hermanas y Laicos corresponsables,

Reciban mis más cordiales saludos. Les escribo en esta celebración de San José, el Santo Patrono de la Iglesia Universal, de las familias, los padres, las mujeres embarazadas, los viajeros, los inmigrantes y los trabajadores en general. Que podamos ver la gracia de Dios también en esta experiencia cuaresmal que estamos compartiendo con la crisis del Covid-19.
Gracias por su amor y oración en este período tan difícil que afecta a todo el mundo. Todas nuestras misiones esparcidas en las distintas partes del mundo, fueron y siguen siendo una gran fuente de esperanza e inspiración para muchos. Sus actos generosos de servicio salvan y mejoran la vida de un gran número de personas, demostrando un verdadero ejemplo de nuestro carisma en acción.
Este es un tiempo de la historia, en que con el trabajo conjunto emprendemos el mismo viaje hacia nuestra gran misión. La manera en que actuamos, lo que decimos, la forma en que nos tratamos unos a otros, el corazón con el que respondemos, será contado por las generaciones futuras. Como Instituto, nuestra posición sobre la pandemia de COVID-19 es de fe y acción. Ponemos nuestra confianza en el Corazón de Jesús y en la amorosa intercesión de la Madre Cabrini. También tomemos las medidas necesarias para asegurarnos de que nos preocupamos por toda la humanidad. Hemos tomado en el Generalato medidas pro-activas siguiendo los decretos nacionales, y estamos seguras de que ustedes están actuando de la misma manera. Entiendo que pueden estar experimentando muchas formas diferentes de desafíos en las diversas partes del mundo; el Consejo General y yo estamos solidarizadas con ustedes.
En términos de acción, les solicitamos en este momento que:
§  Tu contribución para detener el virus:
o   Lavarse las manos a menudo (usar agua y jabón durante al menos 20 segundos);
o   Evitar el contacto cercano no necesario con otras personas, en la medida de lo posible evitar el contacto cercano con personas que estén enfermas;
o   Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. Si deben tocarse los ojos, la nariz y la boca, lávense las manos o desinféctenlas antes y después;
o   Cubrirse al toser o estornudar. Toser o estornudar en un pañuelo, luego tirar el pañuelo a la basura y lavarse o desinfectarse las manos;
o   Limpiar y desinfectar los objetos y superficies que se tocan con frecuencia (incluyendo el teléfono móvil). Limpiar con frecuencia su espacio personal, como las 2 oficinas de trabajo (incluidos los teléfonos y los teclados), los mostradores y los picaportes de las puertas;
o   Si sus empleados van a entrar al trabajo, por favor proporcionen un desinfectante de manos adecuado en los lugares de trabajo;
o   Opten por las reuniones virtuales y de teleconferencia, por ejemplo, a través de Skype o Zoom.
o   Permanecer en casa cuando se sientan mal y buscar consejo médico a tiempo (especialmente si presentan síntomas de fiebre, tos o resfriado). Lo mismo se aplica a cualquier persona que regrese de un viaje.
o   En muchos de sus países habrá una línea telefónica nacional de ayuda sanitaria, por favor, póngase en contacto con ellos para obtener información sobre las pruebas y otras medidas adoptadas en su país.
§  Manténgase en paz y difunda la sabiduría: Necesitamos compartir información confiable y objetiva con amigos y familiares, y contrastar las voces de miedo y estigmatización con amor y compasión. Por favor, compruebe toda su información con fuentes seguras como la información publicada por la Organización Mundial de la Salud (https://www.who.int/health-topics/coronavirus). Necesitamos responder al miedo con la verdad y con amor.
§  Proteja a los vulnerables: Debemos seguir ofreciendo amor y asistencia a los que más lo necesitan, y apoyar políticas humanas para mantenerlos a salvo.
§  Manténgase conectado: Por favor, continúen comunicándose con sus estructuras de dirección Provincial y Regional y asegúrense de mantenerlas actualizadas en cuanto a cómo están ustedes y sus Obras/Misiones.
En este momento pensemos en los trabajadores médicos de primera línea, los que han perdido a sus seres queridos, los niños que no pueden asistir a la escuela, las personas que pueden perder su empleo o sus negocios, los refugiados e inmigrantes en situaciones vulnerables, los que viven en la calle o en condiciones de pobreza, y los que pueden quedar abandonados o solos en un tiempo como este. Sigamos animando a estas personas y encontrando maneras de apoyarlos, especialmente durante esta Cuaresma en la que recordamos la muerte y resurrección de nuestro Señor.
Hay muchas realidades preocupantes que encontramos y afrontamos diariamente y por las que pedimos sus oraciones y reflexiones. Nuestros corazones se extienden a nuestras hermanas y hermanos de otras congregaciones, especialmente en el norte de Italia, donde muchos de sus miembros ancianos han contraído el coronavirus y muchos han fallecido. En el momento de escribir esta carta tres de nuestras hermanas están hospitalizadas en nuestro centro de asistencia del Sagrado Corazón en el Bajo Manhattan (Nueva York) con el sistema respiratorio comprometido. A su vez, vemos la gracia sobre nuestra institución ya que todas nuestras hermanas en Codogno no están infectadas. Pero el desafío reside en que nuestras Hermanas requieren tratamiento médico por otras enfermedades y no pueden recibir la atención ordinaria.
Afirmamos que la Pascua, un tiempo de la celebración de la vida, de la resurrección, está cerca. ¡La Pascua está sobre nosotros! Hemos pasado por tantos desafíos como Instituto en los últimos casi 140 años, desde que nuestra valiente fundadora se embarcó en Nueva York por primera vez en 1880. A lo largo de los años nos hemos enfrentado a grandes guerras, conflictos internos, enfermedades y muchas otras pruebas, y sin embargo siempre las hemos superado. En las próximas semanas vamos a hacer una serie en Cabrini World (sitio web y medios de comunicación social) recordando a nuestras heroínas, para que no olvidemos en este momento todo lo que hemos vivido antes.
Hemos escuchado testimonios de diferentes partes del mundo de personas que muestran actos de bondad especialmente con los ancianos, en Italia hemos visto videos compartidos de personas que cantan entre sí desde sus balcones. La esperanza permanece viva en el espíritu humano!
También les invitamos a publicar mensajes de esperanza e inspiración, tanto del pasado como de lo que están presenciando o participando ahora. Hay muchas maneras y formas de que nuestra misión se extienda a través de ustedes en este momento. Por favor, márcanos en @cabriniworld con tus historias para que podamos animarnos y fortalecernos mutuamente.
Nuestros mandatos del Capítulo 2016 nos llaman a ser humanos como humanizadores. Este es un grito profético para un momento como este. Por favor, sigan rezando, están en mis oraciones, y sepan, sobre todo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13)”.
Unidos en la misión de ser los mensajeros del amor de Cristo,


Hna. Barbara Staley, MSC
Superiora General


[Carta original, en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí]





jueves, 19 de marzo de 2020

El "celo devorador" (2da Parte)



Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018






Capítulo 5:
El "celo devorador":
Todo a la Mayor Gloria del Corazón SS. de Jesús





El celo devorador, motivado por un amor apostólico sin interrupciones y sostenido por la oración y el sacrificio, caracterizó al Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón desde el comienzo. A tal propósito, en algunos casos, las primeras Misioneras hacían un voto de caridad y un voto de víctima, dos promesas muy ligadas a la espiritualidad del Sagrado Corazón, pero que más tarde Madre Cabrini prefirió reservar a personas especiales por deseo y por virtud.

“Por consiguiente, amad inmensamente a vuestro amado Esposo, sacrificaos todas por Él, consoladlo, reconfortadlo de las ingratitudes que recibe de tantas personas, y también, desgraciadamente, de personas consagradas; sed verdaderas víctimas de amor y de reparación, pero que el holocausto sea perfecto, total, generoso. Ofreceos a Jesús con aquella fe, con aquella obediencia con la cual el santo Patriarca Abraham inmolaba a su hijo Isaac. Adelante, adelante con valor, trabajad, trabajad mucho por vuestro Instituto, por las almas que se os han confiado, trabajad con celo, con valentía, con recta intención; esforzaos en todo, no os reservéis en nada y haced que las obras que se os han confiado, se desarrollen y crezcan cada vez más. Trabajad mucho, pero en silencio, en el ocultamiento y desead que vuestro trabajo lo note sólo Dios y de Dios esperad la recompensa y el mérito. “¡Omnia Possum in Eo qui me Confortat!” Repetidlo siempre y tened grandísima e ilimitada fe en el Corazón Santísimo de vuestro Esposo.”[1]

El “celo devorador” se articula a través de la dimensión misionera y, estrechamente vinculada a ella, la reparación. Una reparación, como se mencionó anteriormente, activa en la actividad misionera, preventiva y curativa. Pero esta gran dimensión que siempre involucró a las MSC, no se refiere sólo al “hacer”. Madre Cabrini lo explica en la famosa carta de 1907:

“Pero la actividad apostólica no es la única misión que tiene que ejercer la Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. No es la más sublime, ni la más segura; puede darse que alguna vez el móvil sea la natural actividad en lugar del puro celo del amor de Dios, y que alguna otra vez vaya unido a la carcoma de la vanagloria. Separado entonces de la oración y el sacrificio, resulta absolutamente ineficaz…
Y entonces, poco haría la Misionera del Sagrado Corazón de Jesús que salvaría sólo las almas que tiene cerca. Pensad un poco, hijas queridas, sois Esposas del Señor, que tiene en sus manos a todo el mundo y a todo el mundo debe extenderse vuestra caridad… Porque aquel corazón que ha conservado en el cielo toda la ternura que aquí abajo demostró a los pecadores, aquel corazón que ha dado hasta la última gota de sangre por ellos, que se abrasa de amor por los hombres en el Santo Tabernáculo y en vano suspira por ser correspondido, os dice: Vosotras, Misioneras de mi Corazón, continuad la obra que yo he comenzado en la tierra, ayudadme a salvar las almas; mis manos están llenas de gracias, pero el mundo las desdeña; pedidlas vosotras en la oración y yo las haré llover abundantes, fecundas de conversiones y de salvación; las almas corren a la perdición, sacrificaos por ellas y apagad la justicia de mi Padre; y esas ovejas errantes serán reconducidas al rebaño. Mi corazón arde de amor por las almas y no recibe en cambio más que ofensas y ultrajes. Al menos vosotras, mis amadas Esposas, dadme a conocer, hacedme amar, reparad las amarguras que mi corazón sufre por causa de los pecadores. Queridas hijas, no seréis Misioneras del Corazón de Jesús si este gemido no penetra hasta las más íntimas fibras de vuestra alma y no la enciende en deseos fervientes de oración continua, de reparación y de inmolación.”[2]


[1] Cfr. Epistolario, Vol 3°, Lett. n. 1192
[2] Cfr. La Stella del Mattino, pág. 165-167




jueves, 12 de marzo de 2020

El "celo devorador" (1ra Parte)




Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018






Capítulo 5:
El "celo devorador":
Todo a la Mayor Gloria del Corazón SS. de Jesús




“Esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra,
llevando a cabo la obra que me encomendaste”.
(Jn 17,3-4)



Como se ha reiterado tantas veces, en la enseñanza de Madre Cabrini no hay lugar para las cosas abstractas, para las palabras sin hechos, para las discusiones estériles y sin efectos. El fin de cada pensamiento y de cada sentimiento tenía que ser el celo por la salvación de las almas:

“El celo por la salvación de las almas debe llenar totalmente mi corazón como Salesiana Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.”[1]

Tampoco hay lugar para una santidad etérea, hecha de aspiraciones engañosas o de sueños heroicos, cuando no se es capaz de aceptar la voluntad de Dios, siempre, en lo cotidiano, en la aceptación madura del trabajo diario.

“No importa hacer cosas grandes y excepcionales, sino que todo consiste en hacer bien lo que Jesús quiere de nosotras, en el modo en que lo quiere y en las circunstancias que Él quiere.”[2]

E incluso una atención obsesiva a la propia perfección, con la mejor voluntad de agradar a Dios, es algo que vale la pena, pero sólo si va acompañado de lo que ella llama

“celo devorador para la Mayor Gloria de Dios y para la salvación de las almas.”[3]

Este celo devorador acompañó siempre la obra cabriniana y el compromiso de sus Hijas. Las Religiosas, especialmente la primera generación y parte de la segunda, tenían tan claro este objetivo, que no había ocasión que no sirviera para este propósito. Siguiendo las enseñanzas de Madre Cabrini, las Misioneras maduraron en gran profundidad espiritual, con fuertes virtudes cristianas y heroica capacidad de ofrecerse a sí mismas para la salvación de las almas. Madre Cabrini conocía las necesidades de la Iglesia de su tiempo y quería ayudar con sus pocas fuerzas:

“Su santidad León XIII, mirando desde lo alto de su trono a la cristiandad, las llagas que la afligen, los males que deben eliminarse y el bien que se debe promover, no ha encontrado nada mejor que confiar el mundo al Corazón de Jesús con solemne consagración, a aquel Corazón Divino, llama del amor ardiente, víctima de expiación por nuestros pecados y cuya ofrenda no puede dejar de ser bienvenida en el cielo, mientras el mismo Padre eterno ha declarado hallar en Él sus complacencias.
Misioneras del Corazón de Jesús, responded al grito que ha salido del Vaticano y vibra a través de los espacios en los más remotos territorios, grito al que no hay corazón que no haya respondido. El mundo consagrado al Corazón de Jesús ¡quién sabe cuántas gracias lloverán sobre él! Secundad el impulso que el Vicario de Cristo os ha dado. Generosas, ardientes de caridad, disponeos a llevar, como lo habéis prometido en vuestra consagración, el conocimiento del Corazón de Jesús hasta los últimos confines de la tierra y a llamar afortunado a aquel día en que se os dará sufrir mucho por una causa santa. Buscad nuevas reclutas para vuestras filas, pero que sean almas generosas que se midan por la generosidad del Corazón de Jesús, el cual como buen capitán, las conducirá por caminos empinados y abruptos, frecuentemente les dará ocasión de combatir y, en la posesión de su Reino gozoso que es el reino de paz y alegría, les dará a gustar un sabor dulce como lo es el señor para aquellos que le han amado y servido.”[4]



[1] Cfr. Pensamientos y propósitos, pág. 69
[2] Cfr. Pensamientos y propósitos, pág. 190
[3] Cfr. Pensamientos y propósitos, pág. 160
[4] Cfr. Epistolario, Vol 3°, Lett. n. 987