En esta cuarentena -que nos puso el mundo de cabeza,
haciéndonos sentir a veces vulnerables- nos dimos cuenta de lo mucho que no
valoramos las cosas como deberíamos, y nos hizo valorar aquello a lo que nunca
le prestamos atención e incluso descartamos de la vida.
Hoy podemos reflexionar y darnos cuenta del valor que tiene la familia, la
importancia de la amistad, el compartir alegrías, tristezas, enojos, risas.
Todos juntos nos damos cuenta de que la música une, cura, limpia el alma.
Además, reflexionamos sobre las decisiones que estábamos tomando, muchas veces
impulsadas por el apuro de la cotidianidad... Entonces paramos, observamos y
escuchamos. Por otro lado, analizamos que algunos de nosotros no somos personas
cariñosas, ni damos abrazos porque sí, pero esta distancia social nos hizo
pensar en eso y en que ahora que no podemos, quisiéramos dar más abrazos.
Descubrimos la tranquilidad en lo cotidiano, el placer de hacer lo que nos
gusta de una manera relajada.
Más allá de la cuarentena, hoy decidimos pensar en que la distancia es solo
momentánea y por un bien común, pero que cuando hay fe, familia, amigos,
música y sobretodo amor, todo es posible.
Participantes del Coro del Colegio Santa Rosa de Buenos Aires, Argentina
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