“Cuarentesma”
Por María del Rocío López*

No
puedo evitar no pensar en el último abrazo que di, el último mate que compartí
y la última salida de paseo. Ese último "Hasta la próxima, hasta
luego", se volvió realmente así, un misterio hasta que nos volvamos a
encontrar.
La
“Cuarentesma” no me deja no pensar en mi casa, en mi familia, en lo que tengo y
en lo que no, en lo que deseo y lo que claramente quiero evitar.
Este
tiempo me acercó a personas lejanas (gracias a la tecnología) hizo que los
sentimientos se puedan transmitir de mil modos y que un "te quiero"
un "te extraño", brote sin vergüenza y de manera muy real. Me llevó a
volver a mirar a mi familia con ojos de niña; familia cercana, unida,
protectora y llena de amor.

La
“Cuarentesma” ayudó a mirarme, a pensarme y reafirmarme.
El
tener tanto tiempo me obligó a ocuparme de mí y lo que me rodea.
Pero
lo mejor que me dio fue mi cercanía con Dios. Me ayudó a que nos reencontremos
en esos ratos de silencio y soledad, de canto y de charla.
Sinceramente
no veo la hora que todo esto pase y volver a la rutina pero estoy segura de una
sola cosa, mi "cuarentesma" me ayudó, me cambió, me impulsó a crecer.
* María del Rocío López es Catequista del Nivel
Inicial y Primario
del Instituto Cabrini de Buenos Aires, Argentina.
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