Por donde Matilde ha pasado, ha
dejado su marca. Algunas veces, su carácter decidido, su firmeza en el actuar
han causado incomodidades, pero son las menos.
Tanto en Santa Rosa Centro como en la
Escuela Cabrini de Villa Amelia donde fue Representante Legal, tienen de ella
el mejor de los recuerdos.
En este tiempo y a pocos meses de las
nueve décadas y de los 73 años de vida consagrada, ha llegado para ella el
momento del relativo descanso y de la oración. Sigue, sin embargo, ocupada y
preocupada, atenta a todo, sensata y entera, y con su corazón y su pensamiento
puesto en lo que queda, lo poco que queda de la Casa del Niño.
Habla no sin dolor de sus hijos
dispersos ahora en otros lugares, vaya uno a saber en qué condiciones. Sigue
comunicándose con gente del lugar para que la tengan al tanto de la salud y la
situación general de los pocos que quedaron.
Sigue vigente lo que más de una vez ha dicho: SOY UNA MONJA CON HIJOS.
Así ha sido, y aunque ya no los tenga
a todos cerca, sigue siendo una madre presente.
El 8 de julio de este año de 2019, la
Provincia a la que ella pertenece, Santa Francisca Cabrini, celebrará los 90
años de Matilde. Las Hermanas, su familia, sus amigos, Humberto Sottile, Belén
y muchos otros, se unirán a festejar la vida de esta mujer dando acción de
gracias con la Eucaristía y compartiendo el pan de la gratitud también con un
ágape.
Dar gracias a Dios por la vida y el
testimonio de quien ha dado tanta vida y ha dejado la huella marcada con el
sello que ella lleva en su corazón: el carisma cabriniano.
Quiera el Sagrado Corazón concederle
aquello que la impulsaba en su primera juventud, cuando se aferraba a las
Reglas queriendo descubrir el secreto para alcanzar la santidad.
Ha vivido, actuado, entregado todo
para eso. Sonríe ahora cuando recuerda el ardor de los primeros años. Tal vez
sabe que esa llama serena que ahora la acompaña en su interior es la misma y
sigue susurrando: quiero ser santa.
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