jueves, 17 de junio de 2021

Hna. Virginia - Episodio 4: Más allá de lo habitual (3ra parte)

 



Las jornadas empezaban muy temprano y cada vez, el peregrinaje a través la selva misionera que en esa zona es la más espesa de la provincia, era más dificultoso. La marcha se hacía larga buscando en los rincones más perdidos, una choza y otra, con mujeres desnutridas, cargadas de chicos desnudos y barrigones que jugaban a su modo en los patios de tierra colorada, a merced de animales e insectos peligrosos. De vez en cuando, aparecía un lugar que había sido desmontado en el que se había sembrado algo de tabaco, yerba mate o mandioca. En esos parajes, el cultivo pequeño hecho por las familias era considerado ilegal y los latifundistas arrasaban con frecuencia lo que ellos, con tanto sacrificio y con el trabajo de mujeres y chicos, habían conseguido sembrar.

Antes de darles la ropa que llevaba, reunían a la familia. Los varones nunca estaban porque eran llevados por semanas o meses a las cosechas. Una vez establecida la confianza con las mujeres, las llevaban hasta el arroyo más cercano y con jabón y cepillo adquiridos en el almacén de San Pedro, les fueron enseñando la importancia de la limpieza, el filtrado del agua, el lavado de las frutas antes de comerlas y todas esas cosas elementales que ellas desconocían. La mayor parte de estas mujeres hablaban solamente guaraní y alguna que otra palabra en castellano, por lo que la comunicación no siempre era fácil. Pero eso no era todo. La llamada mosca braquícera dejaba sus larvas bajo la piel de los chicos y las infecciones y los gusanos abundaban en sus cuerpecitos. Ahí estaban las tres, bañándolos, sacándoles los gusanos y hablándoles del amor de Dios. El sacerdote proveyó de desinfectantes, gasas y algunas pinzas pequeñas para dejar las heridas libres de larvas.

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