lunes, 25 de septiembre de 2017

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 63



AGOSTO 1893

MI RETIRO EN LOS SANTOS EJERCICIOS

Comenzados el día de la Asunción de mi tierna Madre María Santísima.

Año 1893 (Parte 2 de 4)

Vengo de la nada, soy nada también ahora; sólo un soplo de Dios que obra y actúa movido por El mismo. Nada puedo por mí misma, salvo el pecado: gran desgracia que Dios sólo permitirá si yo soy soberbia, orgullosa, apropiándome con petulancia los dones que no son ni serán nunca cosa mía, sino siempre cosa prestada gratuitamente para que yo le sirva como, donde y cuanto a El agrade. Oh Dios mío, ilumíname. Desciende Espíritu Paráclito, desciende y hazme conocer profundamente el abismo de mi nada, de mi nada horrible, de mi nada pecaminosa.
El camino del cielo es tan estrecho, pedregoso y espinoso que nadie puede pasar por él sino es volando. Nadie puede volar sin alas, pero estas alas no se adhieren al cuerpo, sino sólo al espíritu. Así, pues, el espíritu para velar debe combatir con el propio cuerpo, con un despego absoluto de todo lo que esté apetece. Desprendido de la tierra, el espíritu, mediante una perfecta renuncia a sí mismo y un despojo perfecto de sí y de la propia complacencia, podrá volar libremente sobre el camino espinoso sin sentir las punzadas, con gran alegría y perfecto gozo. Es tan grande el bien que espero que toda pena me deleita. Sobreabundo de gozo en todas mis tribulaciones.


lunes, 18 de septiembre de 2017

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 62



AGOSTO 1893

MI RETIRO EN LOS SANTOS EJERCICIOS

Comenzados el día de la Asunción de mi tierna Madre María Santísima.

Año 1893 (Parte 1 de 4)

Bajo vuestros auspicios, oh Madre mía Inmaculada, entro en la soledad. Sed Vos mi maestra y guía, y haced que el Espíritu Santo descienda sobre mí para regular y reordenar todo mi interior, a fin de ser realmente el templo vivo de Dios, donde Él pueda gozar y hallar siempre sus complacencias. Al mismo tiempo me humillo profundamente, reconociendo mi gran miseria e indignidad, y os suplico, oh Madre y Maestra mía, me ayudéis cada vez más a reconocer mi nada, mi maldad, mi ignorancia, mis faltas, para que nunca nazca en mí ningún pensamiento vano y orgulloso, lo que me convertiría en culpable del mayor delito.
Ángel Custodio, vela solícito por mí, y vosotros, ángeles todos de mis queridas hijas, sed solícitos con todas, a fin de que puedan hacer con gran provecho este retiro. Ángel especial del Instituto, bate tus alas poderosas, y despierta el corazón y todas las fibras internas de cada religiosa del Instituto para convertirlas a todas a una vida de verdadera observancia.
Converte nos ad Dominum Deum nostrum.


jueves, 14 de septiembre de 2017

Efemérides Cabrinianas: 14 de septiembre de 1877


14 de septiembre de 1877

"La Profesión Religiosa de Madre Cabrini"


Profesión Religiosa de Madre Cabrini en la “Casa de la Providencia”, Codogno, Italia.
Madre Cabrini siempre quiso ser religiosa, permiso que le fue negado por dos Congregaciones, por eso aceptó ingresar en esta incipiente Comunidad.
El mismo día, apenas pronunciados los votos, Madre Cabrini es nombrada Madre Superiora de la “Casa de la Providencia” por el Obispo de Lodi, Mons. Doménico María Gelmini.
Allí escribió “Las Memorias” de la Casa, desde el 4/11/1874 hasta el 12/10/1877.

El 14 de septiembre de 1894, en el barco, en camino de Génova a Nueva York, le escribe a sus Hermanas:

“Las Hermanas, al recordar ahora que hoy es el aniversario de mi Profesión, se entristecieron pensando que si hubiera estado en tierra, habría podido comulgar. Agradecí su piadoso sentimiento, mas por otra parte hace sólo un día, que Jesús vino a vivir en mí y me parece sentirlo aún palpitar aquí dentro; y luego recordamos el místico sueño de Jacob que, durmiendo recostado sobre la piedra, vio una escala misteriosa, que de la tierra se elevaba hasta el cielo; por la cual subían y bajaban los Ángeles del Señor, y Dios, en lo alto de la escala, le manifestó muchos secretos y misterios y le aseguró su protección así para él, como para su descendencia.
Barco con emigrantes de la época
Aunque aquí, en el mar, nos hallamos lejos del Santo Tabernáculo del Amor, sin embargo también aquí se halla la escala misteriosa que llega al cielo; los Ángeles también para nosotras suben y bajan por ella. Desde lo alto el buen Jesús nos mira y nos hace grandes promesas, por lo cual también nosotras hoy podemos repetir con Jacob: Verdaderamente el Señor se halla en este lugar y nosotras no lo pensábamos. Nosotras estamos en el seno de la Iglesia Católica, y siempre descansamos la cabeza sobre la piedra misteriosa y querida, que es Jesús; en todo nos adherimos a Él, sin jamás decirle que no, y nos abandonamos únicamente en Él, tranquilas y seguras; y, haciendo esto, merecemos, en Jesús y por Jesús, participar de los bienes y de las gracias de las que Él es portador. Por lo tanto, también en el mar soy feliz en festejar el más hermoso aniversario de mi vida, mi Profesión religiosa: Jesús desde lo alto de la escala me mira benigno, yo lo invito, y Él inmediatamente viene espiritualmente a mí, dignándose bajar al barco, y justamente al Fulda, que nos conduce, para agraciarnos a nosotras y a todos los que viajan con nosotras. ¡Qué hermosa gracia, hijas, y nosotras no pensábamos en ello!”
Entre una y otra ola, pág. 153


En 1896, como conclusión de un retiro espiritual, leemos en Pensamientos y Propósitos:

“La renovación de las promesas del bautismo me resulta dulcísima, como el eco tantas veces repetido solemnemente de los votos de mi profesión religiosa y de todos mis votos particulares. No tengo nada que darte, oh Jesús mío, estando mi vida en este día dichoso totalmente vacía de méritos; pero yo te amo, oh Jesús, te amo con todo el corazón, te amo mucho, mucho, me siento derretir de amor por Ti; pero por mucho ardor que yo sienta, veo y siento que es una nada, una sombra muerta comparado con las llamas de amor con que me rodeas continuamente.”
Pensamientos y Propósitos, pág. 165


En otro viaje, esta vez en 1902, en camino de Londres a Nueva York, escribe:

“Renovar los votos es como renovar la profesión, esto es ofrecer al Señor nuevos frutos de un mismo árbol, y quemar en el mismo altar de nuestros corazones, nuevos granos de incienso, en olor de suavidad a su divino Corazón. Con la renovación nos confirmamos en el bien; nos enfervorizamos en la piedad y en la devoción; nos hacemos más fáciles en el desempeño de nuestros deberes; nos estrechamos más fuertemente con al amabilísimo Corazón de Jesús; amamos con mayor ternura el Instituto, al cual hemos sido llamadas; y nos sentimos incitadas a demostrarnos sus verdaderas hijas, como aquéllas que deben honrar a la propia Madre. La renovación trae a la mente los inmensos beneficios recibidos, y nos enriquece con nuevas gracias, con nuevas bendiciones y con nuevos méritos. Con la renovación de los votos se borran en nosotras los defectos, las negligencias, las omisiones, y todas las imperfecciones cometidas, sea contra los votos o sea contra las Reglas. Antes bien, no sólo borra y destruye en nosotras las manchas, sino que da vigor en los actos de todas las virtudes. ¡Oh!, ¡cuán inmensos beneficios nos proporciona la renovación de los votos! Hagámosla, pues, con  gran fervor de espíritu, porque es para nosotras como celestial lluvia que desciende a nuestros corazones, lavándolos, purificándolos, vigorizándolos, haciendo germinar en nosotras todas las virtudes. Cada vez que renuevan los votos, es como si hiciesen entonces la santa Profesión, acrecentando repetidamente la gloria de Dios y vuestro mérito.”
Entre una y otra ola, pág. 481







martes, 12 de septiembre de 2017

Camino de Formación Cabriniana del Centenario - Anexo 1 (Nuevo texto)




Tal como habíamos anticipado, seguimos enriqueciendo el Camino de Formación Cabriniana "Centenario".
En esta oportunidad, les compartimos un texto de la Hna. María Barbagallo, que incluimos en el Anexo 1: "Celestial Patrona de los Emigrantes".



Francisca  Javier  Cabrini
Una santa entre los emigrantes

La figura de Santa Francisca Cabrini está hoy emergiendo con mayor fuerza porque es la Santa Patrona de todos los emigrantes. De hecho, nuestro tiempo está experimentando un dramático flujo migratorio e inmigratorio en todas partes del mundo. Y quizás sentimos la necesidad de tener una santa como Madre Cabrini, que nos infunda el coraje y la genialidad que junto a su santidad fueron sus características.
Pero la figura de Madre Cabrini no es solamente una figura que nos pueda consolar, es una figura – estímulo que nos enseña cómo el ser cristiano no es una situación cómoda y tranquila. Es una lucha, un combate contra las fuerzas del mal que, también en su tiempo, se desencadenaba contra aquellos principios morales que eran más o menos vividos también por el pueblo. Luego las consecuencias más graves la sufrieron los emigrantes, ciertamente era una razón más para combatir con las fuerzas del bien. La secularización, junto muchos aspectos positivos, en su forma más degenerativa llevaba a la gente a perder las prácticas de la religión y por eso a conducir una vida privada de significados válidos.
Esta situación denunciada también por la Iglesia. “En estos últimos tiempos se ha hecho de todo para levantar un muro de división entre la Iglesia y la sociedad civil. En la constitución y el gobierno de los estados, no se tiene en cuenta (para nada) la autoridad del derecho sagrado y divino, en el intento de excluir, toda influencia religiosa en la convivencia civil.” (León XIII, Annun Sacrum). Este mismo Papa había convencido a Madre Cabrini de cambiar su rumbo misionero. Ella, en realidad, deseaba ir a China y, como sabemos, cuando Monseñor Scalabrini le hizo conocer la situación de los emigrantes italianos, fue León XIII a darle coraje diciéndole: “No al Oriente, sino al Occidente” y Francisca aceptó y no pensó más en la China; había comprendido que el proyecto de Dios para ella era ése.
La preocupación de Madre Cabrini era la misma que la del Papa León XIII. También el pueblo se estaba alejando de la fe y no era sólo una cuestión religiosa, las personas perdían el significado profundo de la vida y la calidad de la convivencia civil se deterioraba. Su trabajo por los emigrantes fue ciertamente con la finalidad de devolver la esperanza y la dignidad de su pueblo y hacer que se reconozcan los derechos de los más débiles, a defenderlos contra los prejuicios y la marginación, pero fue también y sobre todo un compromiso para reafirmar los valores cristianos que se estaban perdiendo. Así escribía a las alumnas del Magisterio de Roma: “El mundo de hoy que parece que retrocede a grandes pasos hacia el paganismo es una vergüenza, ante el progreso gigantesco en las ciencias, en el comercio; ha olvidado el valor de la oración y ¡cómo no la conoce más! Y esto sucede porque, con un sentimiento pagano, el hombre se ha hecho un dios de sí mismo y de las criaturas, y ha perdido la noción de las relaciones entre las personas y de aquéllas que deben existir con Dios” (Madre Cabrini, “Viajes”, Edición 1957, Pág. 298).

En sus largos viajes transoceánicos, en los barrios más pobres de las grandes ciudades norteamericanas, en los hospitales, encontraba a miles de italianos; hombres desconfiados que habían soñado con el bienestar, obligados a trabajos pesados. “… Aquí – dice Madre Cabrini – a los trabajadores italianos les son reservados los trabajos más pesados…” Encontraba a mujeres ocupadas en las tareas más humildes de la ciudad y se preocupó para que fueran adecuadamente instruidas y formadas, y niños por las calles que aprendían las trágicas maneras de la supervivencia, y comprendió que su estrategia pastoral debía ser la educación en todo nivel.
Por esto abrió escuelas, pupilajes, orfanatos y centros de asistencia y se atrevió a fundar hospitales para que los italianos pudiesen expresar su malestar, en su propia lengua y así tuvieran un tratamiento médico adecuado. Sus criterios educativos estaban siempre más orientados a formar buenos cristianos y buenos ciudadanos.” Madre Cabrini tenía la certeza de que, de hecho, la educación pudiera ser el medio privilegiado para dar una base ética y cristiana a la sociedad. Con la escuela le fue posible dar respuestas significativas a una sociedad que veía la inmigración de los italianos como la invasión de una masa de ignorantes en búsqueda de dinero o un salvoconducto de sus problemas. Madre Cabrini demostró que el trabajo serio y responsable de los inmigrantes, la educación cristiana y moral que se impartía a sus hijas era una riqueza cultural y económica para el país de acogida.
¿Por qué sobre todo la educación? Porque no era suficiente hablar o efectuar algunas entrevistas sobre la gravedad de la situación: era necesario educar, formar, hacer un llamado a la conciencia de las personas, provocar un cambio profundo de mentalidad no sólo en los italianos que debían dar una nueva imagen de sí mismos, pero también en los ciudadanos que los hospedaban, en las instituciones, en las personas que gobernaban. Las batallas más duras de Madre Cabrini las combatirá en las oficinas, en Italia y en el extranjero, en las Curias con los Arzobispos, en “Propaganda Fide” en el Vaticano, en las visitas a políticos, administradores, gobernantes, banqueros, Obispos, párrocos y Cardenales… Quiere no sólo suscitar interés por el problema sino una nueva mentalidad hecha de respeto, de aceptación, de implicancia y, sobre todo, de acciones concretas.
Hoy quisiéremos tener el rostro misionero de Santa Francisca Cabrini que fundamentó su pedagogía evangelizadora en el Amor al Sagrado Corazón de Jesús, del cual supo depender para recibir la fuerza y las gracias necesarias para afrontar las contradicciones que la realidad le ponía de frente. La fuerza de la fe le fue fundamental para contribuir a la humanización de las estructuras sociales y para responder a los desafíos de su tiempo. El mensaje de Madre Cabrini es sustancialmente éste: partir del Corazón de Cristo para llegar al corazón de la humanidad.


Sor María Barbagallo, M. S. C.



lunes, 11 de septiembre de 2017

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 61



18 DE MAYO DE 1893

Jesús goza con el alma enamorada de Él y echa mano de su poder para ayudarle a hacer cosas grandes. Sumérjase el alma en su nada y pronto se sentirá confortada por su amado Jesús.
Adiciones
1.    Antes de conciliar el sueño por la noche, pensaré en la hora en que debo levantarme y resumiré los puntos de la meditación; luego descansaré en el Corazón de Jesús con la mayor tranquilidad.
2.    Si me despierto por la noche, elevaré mi pensamiento a Dios, abandonándome toda en el Corazón de Jesús.
3.  Por la mañana, levantándome sin sucumbir a la pereza, no daré lugar a otro pensamiento que al de la meditación, concibiendo confusión y verdadera humillación por mi gran miseria, ocupándome de la materia de la meditación sin alejarme de las ideas de la misma.
4.    Después de haber orado durante el espacio de un Padrenuestro, elevando la mente al cielo, consideraré cómo Dios me está observando y le haré una reverencia profunda.
5.   Después de encontrar en la materia de la meditación lo que atañe a mi caso, me atendré a ello, rumiándolo sin ansiedad hasta quedar plenamente satisfecha.
6.  Al término de la meditación examinaré durante un rato cómo me ha ido la contemplación; si mal, buscaré la causa, y una vez hallada me arrepentiré para enmendarme. Si ha resultado bien, daré gracias a Dios y le ofreceré mis propósitos, pidiéndole ayuda para cumplirlos bien.
7.   No me desviare nunca de la materia de la meditación ni me permitiré la menor distracción.
8.     Evitaré la claridad de la luz para conservar el recogimiento.
9.     No hablaré me reiré nunca, ni diré nada que pueda distraer.
10.  Seré modesta en la vista, salvó al recibir y hablar a las personas, pero en esto guardaré gran circunspección.
11.    Seré puntual y exacta en el horario.
12.    Observaré una gran compostura exterior.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Camino de Formación Cabriniana del Centenario - Anexo 1


Madre Cabrini:

"Celestial Patrona de los Emigrantes"





Si tuviera alas

Para ayudarte a volar alto…

Si tuviera alas para volar,
yo te llevaría más allá,
yo te llevaría más allá del sol.

Y cuando aprendas a volar
y entre las nubes a planear
mi mano libre te dejará.

Verte partir es mi misión,
que mires al mundo con ojos de Dios
y que con tu vuelo le hables de amor.

Y cuando quieras mirar atrás,
seré campana de fidelidad
que en libertad te enseñó a andar.

Porque en tu vida hay eternidad,
a vuelos altos te debes arriesgar
siempre mirando la meta final.

Y cuando en tus alas tengas seguridad
vuelve a este barro que te soñó planear
tómale la mano e invítalo a volar.

Y cuando aprenda a volar
y entre las nubes a planear
tu mano libre me dejará.

Verme partir es tu misión,
que mire al mundo con ojos de Dios
y que mi vuelo le hable de amor.

Y cuando quiera mirar atrás
serás campana de fidelidad
que en libertad me enseñó a andar.

Porque en mi vida hay eternidad
a vuelos altos me debo arriesgar
siempre mirando la meta final.









El 7 de septiembre de 1950, Madre Cabrini es declarada
“Celestial Patrona ante Dios
de los Emigrantes”
por el Papa Pío XII.




PIO XII, PAPA

PARA PERPETUA MEMORIA
 
Sabemos que ya en épocas anteriores. Pero sobre todo en ésta en que vivimos, turbada y hostil, muchos, buscando el propio sustento y tratando de ponerse a salvo de persecuciones y peligros, se ven arrancados de su patria y obligados a emigrar a regiones de ultramar. Aunque en algunos casos estas personas pueden así hacer fortuna, entran muy frecuentemente en una grave crisis espiritual hasta el punto de que, naufragando en el patrimonio de su fe, abandonan la sagrada herencia educativa de sus mayores.

Por otra parte, hemos visto aparecer una mujer, luz espléndida de probidad y de virtud, Francisca Javier Cabrini, que realizó el insigne servicio de aliviar a los emigrantes en sus necesidades espirituales y corporales. En muchos lugares de América del Norte, Central y del Sur fundó asilos para niños sin hogar, abrió escuelas para ellos y estableció albergues para jóvenes. Miraba asiduamente por los enfermos de aquellas familias que habían abandonado su propio ambiente, consolaba a los encarcelados, a los condenados a muerte los sostenía con amables palabras, ayudándoles a expiar sus culpas y a soportar el castigo con cristiana disposición, restituyó el buen ánimo y alentó a los emigrantes; sobrellevó con serenidad y fe las dificultades, a veces  muy graves, que4 se le interpusieron en sus viajes.
De ahí que, tanto en su vida como después de su muerte, rodeada del esplendor de los santos, esta noble hija de la iglesia , ha sido  y es protectora de quienes pasan situaciones parecidas,  actuando siempre con aquella caridad que, como dice San Agustín, “a unos se inclina, ante otros se yergue: para unos es blanda, para otros severa; para nadie es hostil, para todos es madre”. (De catech. Rud. XV).

Por ello con justicia Santa Francisca Javier Cabrini  ha sido llamada “Madre de los Emigrantes” y con este hermoso nombre suele ser invocada. Con razón, pues, el Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón, por ella fundado, y todos los emigrantes, por medio de los Venerables Hermanos Arzobispos y Obispos de los Estados Unidos de América del Norte y de Canadá, nos han rogado que tuviéramos a bien designar a Santa Francisca Javier Cabrini Celestial Patrona ante Dios de todos los Emigrantes. Por nuestra parte, preocupados desde antiguo por el bien de quienes abandonan su tierra y buscan una nueva patria, hemos gozosamente acordado atender a dicho ruego.  Y, por ello, con el asesoramiento de la Sagrada Congregación  de Ritos y debidamente sopesadas todas las circunstancias del caso, con pleno conocimiento y madura deliberación a la vez con la  plenitud  de Nuestra Potestad Apostólica, por medio de estas Letras y con carácter perpetuo,

Constituimos y declaramos a

Santa Francisca Javier Cabrini, virgen,

Celestial Patrona ante Dios de todos los Emigrantes

Con todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden a los Patronos principales. Nada obste en contrario. Así lo declaramos y establecemos, decretando que las presentes Letras consten y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces; que produzcan y obtengan sus plenos e íntegros efectos; y que, a aquellos a quienes corresponda o pueda corresponder, ahora y en el futuro asistan plenamente en su derecho, de modo que así se juzgue y se definay que, por tanto, desde ahora resulte vano e inválido cuanto sobre este asunto a sabiendas o por ignorancia, se llegara a pretender en contrario por parte de cualquiera y con cualquier autoridad.

Dado en Castelgandolfo, bajo el anillo del Pescador el día VII del mes de setiembre año MCXML, duodécimo de nuestro  pontificado.

Con especial mandato del Santísimo

Por el Señor Cardenal para los asuntos públicos de la Iglesia

(firmado) Gildo Brugnola

Regente del Oficio


         Para la preparación de despachos pontificios







9 de diciembre de 2017

Audiencia a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Francisca Cabrini, 09.12.2017

A las 12 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco recibe en audiencia a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Francesca Cabrini.
Publicamos a continuación el discurso que el Papa dirige a los presentes durante la Audiencia:

Discurso del Santo Padre

Queridas hermanas y queridos hermanos,
Con gran placer doy la  bienvenida a todos vosotros, representantes de la Familia Cabriniana, que deseáis de este modo concluir las celebraciones por el centenario del nacimiento de Santa Francisca Javiera Cabrini. El 17 de diciembre de 1917, esta mujer santa, que había cruzado el océano veinticuatro veces para ayudar a los emigrantes en las Américas, y que incansablemente llegó hasta los Andes y también a Argentina, moría repentinamente en Chicago, y partía para el último viaje.
Saludo a S.E. Mons. Rino Fisichella, que os sigue con tanto afecto; y agradezco a la Madre, Barbara Louise Staley, sus palabras de saludo y su compromiso activo para que allí donde haya emigrantes, esté  siempre presente la acogida y el testimonio del amor cristiano.
Santa Cabrini fue un verdadera misionera. Había crecido teniendo ante sus ojos  el ejemplo de San Francisco Javier, el pionero de la evangelización en Oriente. Llevaba en el corazón a China y esperaba proclamar el Evangelio en esa tierra lejana. No pensaba en los miles y miles de emigrantes que, debido al hambre, la falta de trabajo y la ausencia de un futuro, se embarcaban con sus pocas cosas para llegar a América, empujados  ​​por el sueño de una vida mejor. Como sabemos, fue la visión de futuro  del Papa León XIII  que, con una frase, la hizo cambiar de rumbo: "¡No a Oriente, Cabrini, sino a Oeste!". La joven madre, que acababa de fundar las Misioneras del Sagrado Corazón, tenía  que abrir los ojos para ver dónde Dios la enviaba en misión. No donde ella quería ir, sino donde Él había preparado para ella el camino, el camino del servicio y la santidad. Este es  el ejemplo de una verdadera vocación: olvidarse de uno mismo para abandonarse completamente al amor de Dios.
Después de tantos años, la realidad de los emigrantes, a los que Santa Francisca Javiera dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos rostros  de hombres, mujeres y niños, marcadas por tantas formas de pobreza y de violencia, están de nuevo ante nuestros ojos y esperan encontrar en su camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini.  A vosotros, en particular, se os  ofrece la responsabilidad de ser fieles a la misión de vuestra santa fundadora. Su carisma es de extraordinaria actualidad, porque los emigrantes ciertamente necesitan buenas leyes, programas de desarrollo, de organización, pero siempre necesitan también, y sobre todo amor, amistad, cercanía humana; necesitan ser escuchados, mirados a los ojos, acompañados; necesitan a Dios, encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es hermana y madre.
¡Que el Señor renueve siempre en vosotros la mirada atenta y misericordiosa hacia los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países!. La Madre Cabrini tenía el coraje de mirar a los ojos a los niños huérfanos que se le confiaron, a los jóvenes sin trabajo tentados de delinquir, a los hombres y mujeres explotados en  los trabajos más humildes; y por eso , hoy estamos aquí para dar gracias  a Dios por su santidad. En cada uno de esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo y, genial como era, supo  aprovechar los talentos que el Señor le había confiado (Mt 25, 14-23). Tenía un fuerte sentido de acción apostólica; y si tuvo tanta energía cómo para realizar en pocos años un trabajo extraordinario, fue solo por su unión con Cristo, siguiendo el modelo de San Pablo, de  quien  tomó su lema: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". (Flp. 4,13). Una vida vertiginosa, cargada de trabajo, viajes interminables a pie, en tren, en nave, en barca, a caballo ...; creando de la nada  sesenta y siete obras entre guarderías, escuelas, colegios, hospitales, orfanatos, laboratorios ... todo para propagar la fuerza del Evangelio, que le había dilatado el corazón para que  perteneciera a todos.
Santa Cabrini vivió de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. La suya, paso a paso, fue una existencia totalmente tendida a consolar y dar a conocer y amar al Sagrado Corazón. Y esto la hizo capaz de  mirar al  corazón  de todos a los  que se acercaba y asistía para corresponder de manera coherente. Este importante aniversario nos recuerda fuertemente a todos la necesidad de una fe que sepa captar el momento de gracia que se vive. Por difícil que parezca, nos dice que debemos hacer lo que ella hizo: ser capaces de percibir los signos de nuestro tiempo, leerlos a la luz de la Palabra de Dios, vivirlos de tal manera que demos una respuesta que llegue al corazón de cada persona.
Queridas hermanas y queridos hermanos que compartís el carisma cabriniano os  agradezco vuestro compromiso. Os acompaño con la bendición apostólica, y os pido a cada uno de vosotros que no os olvidéis de rezar por mí.




Papa Francisco: "Impulsar el carisma cabriniano al servicio de los emigrantes que huyen de la pobreza y la violencia…"


El Papa Francisco destacó la apremiante actualidad del apostolado de Santa Cabrini verdadera misionera de la acogida y testimonio del amor cristiano a los emigrantes.

Al recibir a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, en ocasión del primer centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, a la que Pío XII proclamó «Patrona celeste ante Dios de todos los emigrantes», el Obispo de Roma recordó el camino vocacional de la Madre Cabrini, que vivió profundamente la espiritualidad del Corazón del Señor, haciéndola conocer y amar.

Nacida en Italia, nacionalizada estadounidense, escuchando la exhortación del Papa León XIII, comprendió dónde Dios la enviaba para su misión. No a China, como ella pensaba sino a las Américas, para desarrollar su apostolado asistiendo a los emigrantes. Misión que ella realizó infatigablemente llegando hasta los Andes y Argentina y falleciendo luego en Chicago, el 22 de diciembre de 1917.

«He aquí el ejemplo de una verdadera vocación: olvidarse de sí mismos para entregarse plenamente al amor de Dios».

«Después de tantos años, la realidad de los emigrantes a los que Santa Francisca Javier dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos rostros, de hombres, mujeres y niños, marcados por tantas formas de pobreza y de violencia, están nuevamente ante nuestros ojos y esperan encontrar en su camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini. A ustedes, en particular, se les ofrece la responsabilidad de ser fieles a la misión de vuestra Santa Fundadora».

En este contexto, el Papa Francisco hizo hincapié en la importancia de esta misión evangélica en el momento presente, los emigrantes necesitan leyes, pero en primer lugar, necesitan el testimonio activo del amor de Dios.

«Su carisma tiene una actualidad extraordinaria, porque los emigrantes tienen necesidad ciertamente de buenas leyes, de programas de desarrollo, de organización, pero siempre tienen necesidad también y ante todo de amor, de amistad, de cercanía humana; tienen necesidad de ser escuchados, de que se les mire a los ojos, de ser acompañados: tienen necesidad de Dios, encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es hermana y madre tuya».

«Que el Señor renueve siempre en ustedes la mirada atenta y misericordiosa hacia los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países», deseó el Papa Francisco y añadió:

«La Madre Cabrini tenía la valentía de mirar a los ojos a los niños huérfanos que se le encomendaban, a los jóvenes sin trabajo que tenían la tentación de delinquir, a los hombres y mujeres explotados en los trabajos más humildes. Por ello estamos todos aquí para agradecer a Dios por su santidad. En cada uno de esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo. Y siendo genial como era ella, fue capaz de hacer fructificar los talentos que el Señor le había confiado».




Otras ocasiones en que el Papa Francisco se refirió a Madre Cabrini como Patrona de los emigrantes...





El Papa destacó la singular actualidad del carisma de la Madre Cabrini
Martes 19 Sep 2017 | 10:40 am



Ciudad del Vaticano (AICA): La Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió esta mañana la carta que envió el papa Francisco a las participantes en la Asamblea General de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (Cabrinianas) en el centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, acontecimiento que el pontífice destacó como uno de los principales “que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial sino para toda la sociedad”.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió esta mañana la carta que envió el papa Francisco a la superiora general, hermana Barbara Louise Staley y a las participantes en la Asamblea General de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (Cabrinianas) en el centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, que se está llevando a cabo en el Santuario Nacional de Chicago, Estados Unidos.

“El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini –comenzó escribiendo Francisco en su mensaje- es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial sino para toda la sociedad”.

El papa Francisco señaló que “la Madre Cabrini me es familiar desde siempre, como por la especial solicitud que dedico a la causa de los migrantes” e hizo hincapié en la vocación que Francisca Cabrini recibió de Dios, considerada singular en su tiempo, “la consagración misionera y femenina, que nace en ella de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia supera todo confín. Ella vive y transfunde en sus religiosas un impulso de reparación por el mal en el mundo y por la lejanía de Cristo”.

“Los actuales desplazamientos de poblaciones, escribe el Santo Padre, con las tensiones que inevitablemente se generan, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual”, recordando “que, en particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y mineros, a una lúcida sensibilidad cultural, que, en diálogo continuo con las jerarquías locales se compromete en conservar y reavivar en los migrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad quizá superficial, pero a menudo impregnada de una mística popular auténtica, ofreciendo por otra parte los caminos para integrarse plenamente”.

Asimismo el Papa subrayó que “las grandes Migraciones hodiernas necesitan de un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, en vista de un encuentro de pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo y no separación y hostilidades”.

Francisco concluyó su carta invitando a tomar conciencia, durante las celebraciones del centenario, de la labor de la Madre Cabrini y de cómo se puede emplear esa herencia espiritual en los retos que presenta el mundo de hoy.

Santa Francisca Saverio Cabrini, nació el 14 de julio de 1850 en Sant' Angelo Lodigiano, en 1889 se trasladó a los Estados Unidos para dedicarse a la ayuda y al servicio de los migrantes italianos. Fue la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada. En vida se la conoció como Mother Frances Xavier Cabrini (en inglés), Francisca Javier Cabrini (en español) o simplemente Madre Cabrini. Fundadora de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Murió el 22 de diciembre de 1917 y fue canonizada el 7 de julio de 1946 por el papa Pío XII. Es la patrona de los inmigrantes.

Texto de la carta del Papa a las Misioneras del Sagrado Corazón
A la Reverenda Madre
Hna. Barbara Louise Staley
Superiora General de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús

El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial, sino para toda la sociedad. Por ello deseo con este mensaje, que acompaño con la oración, participar espiritualmente en la Asamblea General que, como Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, junto con los colaboradores laicos, celebrarán del 17 al 23 septiembre en Chicago, en el Santuario Nacional dedicado a su amada fundadora y patrona de los migrantes.

Santa Francisca Javier Cabrini recibió de Dios una vocación misionera que en aquel tiempo podía considerarse singular: formar y enviar por todo el mundo mujeres consagradas , con un horizonte misionero sin límites, no simplemente como auxiliares de los institutos religiosos o misioneros masculinos , sino con un carisma propio de consagración femenina, aunque con plena y total disponibilidad a la colaboración tanto con las iglesias locales como con las diversas congregaciones dedicadas al anuncio del Evangelio ad gentes.

Esta consagración límpidamente misionera y femenina nace en la Madre Cabrini de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia va más allá de toda frontera. Vive e inculca a sus hermanas un impulso de reparación del mal en el mundo y de la lejanía de Cristo, que sostiene a la misionera en empresas más allá de las fuerzas humanas: la frase paulina “Omnia possum in eo qui me confortat” (“Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4, , 13) era su lema. Un lema confirmado por el número asombroso y la importancia de las obras comenzadas durante su vida en Italia, Francia, España, Reino Unido, Estados Unidos, Centroamérica, la Argentina y el Brasil. Pero el amor al Corazón de Cristo, que se traduce en ansia evangelizadora, resplandece en la atención de Francisca Javier Cabrini hacia las que hoy llamaríamos las periferias de la historia: Por ejemplo, un año después de un linchamiento cruel de italianos, acusados de haber matado al jefe de policía de Nueva Orleans, en Louisiana, la madre Cabrini abrió una casa en el barrio italiano de más mala fama.

El carisma de Santa Francisca Javier Cabrini anima una dedicación total e inteligente hacia los emigrantes, que desde Italia iban al Nuevo Mundo. Esta elección es el resultado de su sincera y amorosa obediencia al Santo Padre, el papa León XIII, y no excluye la atención a otras áreas de acción misionera.

En nuestros días los movimientos de poblaciones, con las tensiones que inevitablemente surgen, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual. En particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y los mineros, a una sensibilidad cultural lúcida, que, en un diálogo continuo con las jerarquías locales, se esfuerza por conservar y reavivar en los emigrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad a veces superficial, pero a menudo impregnada de auténtica mística popular, brindando, por otra parte, los caminos para integrarse plenamente en la cultura de los países de destino, de modo que los emigrantes italianos estuvieran acompañados por las Madres Misioneras para ser plenamente italianos y plenamente americanos.

La vitalidad humana y cristiana de los emigrantes se convierte así en un don para las iglesias y los pueblos que la reciben. Las grandes migraciones actuales requieren un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, de cara a un encuentro de los pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo, y no separación y hostilidad. Sin olvidar que Santa Francisca Javier Cabrini conserva una sensibilidad misionera no sectorial sino universal, que es la vocación de todo cristiano y de cada comunidad de discípulos de Jesús.

Este centenario invita a tomar nuevamente conciencia de todo esto, con gratitud íntima y alegre a Dios. Y esto constituye un gran don, en primer lugar para ustedes, las hijas espirituales de la Madre Cabrini. ¡Ojalá todo su Instituto, cada comunidad, cada religiosa reciban una abundante efusión del Espíritu Santo, que reaviva la fe y la secuela de Cristo según el carisma misionero de la Fundadora!; y que empuje también a muchos fieles laicos a compartir y sostener su acción evangélica en el contexto social actual.

Por mi parte, con gran afecto les aseguro el recuerdo y la oración, sea porque la figura de la Madre Cabrini siempre me es familiar, sea por la solicitud especial que dedico a la causa de los inmigrantes. Mientras les pido que recen por mí y por mi ministerio, envío de todo corazón una bendición apostólica especial a la Congregación y a toda la familia Cabriniana.

Desde el Vaticano, 29 de agosto de 2017
Memoria del martirio de San Juan Bautista+
 



MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 
51 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
1 DE ENERO DE 2018


Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz

[El mensaje finaliza con esta referencia a Madre Cabrini...]

Las palabras de san Juan Pablo II nos alientan: «Si son muchos los que comparten el “sueño” de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en “casa común”»[18]. A lo largo de la historia, muchos han creído en este «sueño» y los que lo han realizado dan testimonio de que no se trata de una utopía irrealizable.
Entre ellos, hay que mencionar a santa Francisca Javier Cabrini, cuyo centenario de nacimiento para el cielo celebramos este año 2017. Hoy, 13 de noviembre, numerosas comunidades eclesiales celebran su memoria. Esta pequeña gran mujer, que consagró su vida al servicio de los migrantes, convirtiéndose más tarde en su patrona celeste, nos enseña cómo debemos acoger, proteger, promover e integrar a nuestros hermanos y hermanas. Que por su intercesión, el Señor nos conceda a todos experimentar que los «frutos de justicia se siembran en la paz para quienes trabajan por la paz»[19].

Vaticano, 13 de noviembre de 2017.
Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini, Patrona de los migrantes.


Francisco

Texto completo del mensaje



Compartimos el video: "La monja de la maleta", una reseña de Madre Cabrini...

Madre del inmigrante
Sierva del pobre
Consoladora del enfermo
Protectora del huérfano
Maestra de los pequeños
Amiga del trabajador
Hija de Italia
Ciudadana de los Estados Unidos
Mensajera de paz
Seguidora del Sagrado Corazón...



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Texto de la Hna. María Barbagallo: "Madre Cabrini - Una santa entre los emigrantes"




Texto de Lucetta Scaraffia: "La dignidad del migrante"





Alumnos del Colegio Madre Cabrini de Rosario,
recuerdan el día del emigrante en la oración de la mañana,
interpretando la canción "Corazón migrante", de la Hna. Gabriela Aravel...

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Trailer de "América" - Obra musical sobre los migrantes en América,
donde aparece representada Madre Cabrini como protagonista principal...


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Afiche de la obra musical "América"


La nostalgia del migrar


Hay que partir sin mirar hacia atrás,
hay que partir y tal vez sin pensar,
la decisión de dejar todo atrás
la empujan vientos que traen novedad.

El lugar que dejé
ya no es más mi lugar
y aunque lloré no está,
la vida los llevó.

Y aunque añore
mis tiempos dorados,
aquellos no están,
jamás volverán.

Casi pocos entienden mi andar,
“estás loco ¿a donde te vas!?”
Y este impulso que me hizo andar
no dio tiempo a recuerdos llegar.

Y allá voy,
de aquí para allá,
y mil trabas ya hay,
me quieren derribar.

Y acá estoy,
aferrado a un lugar,
el que elijo habitar,
donde vuelvo a soñar.

Y un buen día mi andar terminó,
me detuve, mi marcha acabó,
ser migrante te migra de vos
y un lugar yo quiero encontrar.

Que me dejen estar
y tejer mi hogar,
que me queme su amor,
que caliente mi estar.