jueves, 11 de abril de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 133



Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e incompletas
(Octava y última parte)

Ejercicios Espirituales de las externas
Avisos a las Religiosas (Continuación)

Falta de pureza de intención. Poca unión con los Superiores, tratando con ellos sin confianza, sin sinceridad, sin espíritu religioso. Obediencia sin vida de fe, sólo por temor y respeto humano, complacencia o interés.
Falta de caridad y unión con las Hermanas, aversiones, alienaciones, enfriamientos en el amor, lazos de amistad particular, confidencias, vínculos secretos. Espíritu libertino que hace poco caso de las pequeñeces y quiere vivir sin negarse en nada.
Excesiva ansia por las comodidades del cuerpo, que induce a no querer sufrir nada y que hace negligentes también en las mortificaciones más comunes por la excesiva preocupación por la salud.
Espíritu curioso, turbulento, presuntuoso, que quiere saber todo, mezclarse en todo, causar disgustos, divisiones e inquietudes.
Demasiada libertad en el hablar y en el manifestar los propios sentimientos, provocando ofensas a otros y lesionando la caridad.
Maldad, orgullo, curiosidad, ruindad, infidelidad.
El buey conoce a su dueño, y el asno conoce el establo de su amo, pero Israel no me ha conocido y se ha olvidado de mis beneficios. No busques el fruto de la obediencia. Obedece.
Aquellos que cayeron del cielo eran también ángeles purísimos, elevados por encima de todas las criaturas por la nobleza de su ser, por la eminencia de su dignidad. Lucifer era el primero de los serafines, como dice Job, y los que siguieron a este cabecilla desgraciado no eran menos nobles y se perdieron.
Llenos de sabiduría, de luz, de maravilloso poder sobre todo, con el cielo por morada, la gracia por provisión, por patrimonio las virtudes infusas y la bienaventuranza por recompensa.

Como siervas fieles encended vuestra lámpara en el santo retiro para salir al encuentro del Esposo doliente, consolar su divino Corazón y recoger los inmensos tesoros de su gracia (n. de la r.: pensamiento escrito debajo del horario del retiro).
Como buena y Santa Religiosa goza de las penas y tribulaciones, y está segura de que el buen Jesús mira y anota todo. Jesús te bendiga y te ayude (n. de la r.: pensamiento extractado quizá de una carta, ¿de 1909?).





jueves, 4 de abril de 2019

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 132



Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e incompletas
(Séptima parte)

Ejercicios Espirituales de las externas
Avisos a las Religiosas (Continuación)

Estemos cerca de Jesús, porque si perdemos a Jesús lo hemos perdido todo. Cuando se retira a Jesús, que es el sol de nuestras almas, no hay vegetación: es invierno, es luto, es muerte.
Buscad a Jesús, que si lo encontráis hallaréis el sol, la vida, el cielo. Pero sabed tenerlo prisionero, haciéndoos vosotras mismas prisioneras de Él mediante el recogimiento. No importa hacer cosas grandes y brillantes, sino que todo consiste en hacer bien lo que Jesús quiere de nosotras. Muchas veces tenemos grandes deseos…, pero aspira a tal puesto o a tal otro para hacer bien…, engaños para su (n. de la r.: el reverso de la hojita parece referirse a otro tema; aquí se transcribe seguido).
Estamos formando una corona. Faltan quizá pocas flores y son acaso las últimas que yo pongo. Que, al menos, sean bellas, frescas, olorosas.
Jesús se ofreció por nosotros en el templo hace pocos días. ¡Por nosotros!
Ratifiquemos este ofrecimiento. Ofrezcámonos, renovando nuestra profesión, que asume los caracteres y los deberes de la víctima. Pero los satisfago siempre (n. de la r.: el escrito termina aquí) …

Dios exige del alma que aspira a la vida interior ciertas virtudes fundamentales, que son el ornamento necesario de la morada adonde la invita a conversar, y la primera de ellas es la fidelidad a la gracia.

… en su benevolencia una cara sonriente de festiva alegría, a la triste melancolía.
El alma fiel recibe en la meditación el gozo, la luz y la corona de gloria.
El alma infiel, que por su infidelidad pierde la luz, la alegría y (n. de la r.: el manuscrito termina aquí) …
Las pasiones son más terribles que los traidores.
La corona de espinas está formada por mi orgullo. Su carne fue flagelada por mis molicies. Sus espaldas, desnudadas por mis deseos de comodidades, de honores, de ociosidad, de privilegios. Los clavos son mis repugnancias a la obediencia. Qué tortura sin tregua causada por mi vileza. Qué delito espantoso. Todas mis faltas graves y leves hallan en Él su expiación. Jesús, pues, es mi víctima, ¿y no querré yo hacerme víctima por Él a cualquier precio? Puedo ofrecer, a modo de sacerdote, la víctima de Jesús unida a la mía para que pueda ser grata al Eterno.
Quiero librar a Jesús de la muerte venciéndome a mí misma. Guerra a la soberbia, a la vanidad.