jueves, 29 de marzo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 84



MI RETIRO EN CARNAVAL DE 1892 EN ROMA
(Primera parte)

Abogados especiales del retiro María Santísima y San Miguel.

Qué bueno y amable eres, amantísimo Jesús, que en días tan crueles para tu divino Corazón, torturado por los pecados de mis hermanos, me llevas al santo retiro para unirme estrechamente contigo. Oh Jesús, te veo sudar sangre y tu corazón inmerso en una mortal tristeza. Oh Jesús mío, me destroza el alma ese profundo sufrimiento… Oh, yo te amo, Jesús, y quisiera tener mil corazones, tantos corazones cuantos son los ingratos pecadores para amarte por todos ellos y darte a conocer como eres, un Dios de amor que tanto sufre por la ingratitud de los corazones. Oh Jesús mío, cuánto has hecho por los hombres; pero ¿por qué ellos no te aman? ¿Por qué no corresponden? Qué dolor para este corazón mío. Pero ¿y yo te amo? ¿Te agrada mi amor? Oh Esposo amado de mi alma; te amo mucho, mucho, y cada vez más amarte quiero. Ay, purifícame, Amor mío, hazme digna de Ti, dígnate embellecer mi alma con esos adornos que pueden hacerla menos indigna de Ti, hermosura infinita. Oh quiero ser santa para ser digna de amarte más. No puedo vivir sin amarte; privada del amor, agonizaría en un mar de tristeza. Oh Jesús, oh dulce medicina de mi alma, yo soy tu esposa, aunque indigna; dame, pues, la dote con la que seré rica de esos preciosos dones mediante los cuales podré consolar a tu Divino Corazón. No puedo sufrir ya de verte penando, quiero repararte, quiero repararte a toda costa. Me hiciste por tu Bondad gratuita Misionera de tu Divino Corazón; por eso soy también tu reparadora. Ya conoces, Jesús mío, mis ardientes deseos; ay, mueve aquellos corazones que me deben dar la ayuda y haz que logre realizar pronto las obras que deben repararte en gran parte por tantos ultrajes que recibes de los ingratos pecadores y, sobretodo, de tantas almas consagradas, que te sirven con tanta frialdad y forman las primeras espinas que te causan tanto dolor. Oh Jesús…, oh Jesús…, concédeme esta gracia, concédeme esta gracia. Yo estoy segura, por tu gran Corazón, de que si tanto me amas, me darás también el consuelo de poderte dar un poco de alivio.




viernes, 23 de marzo de 2018

Con Francisca, ensanchemos las fronteras del corazón


Preparándonos para la Pascua...


Este año el lema que nos acompañará es:

“Con Francisca, ensanchemos las fronteras del corazón”.

Por eso, en estos días previos a celebrar la Pascua, les proponemos reflexionar sobre algunos aspectos que surgen de esta frase...

¿Qué son los límites y las fronteras?
¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de los límites/fronteras?
Pensando en mi interior:
¿Qué límites reconozco que tengo en mis capacidades?
¿Qué límites tengo con respecto a mi entorno (familia, amigos...)?
¿En qué situaciones no sé poner/ponerme límites?
¿Qué fronteras podría ampliar y ser más comprensivo (conmigo o con los demás)?

...

En este tiempo cercano a la Pascua, nos centramos en la figura de Jesús en la Cruz. Si observamos la disposición de su cuerpo, simbólicamente podríamos interpretar que sus brazos están abiertos porque su Sacrificio, su Amor, su Entrega son para todos. Nadie queda afuera de su Misericordia. La apertura de mente de Jesús, brotaba de su corazón. Nunca quiso hacer caso a los prejuicios, a la discriminación, al abandono. Siempre tuvo gestos de amor hacia aquel que era excluido por diversas circunstancias personales, familiares, culturales, sociales, religiosas, etc.

Su comunidad estaba formada por gente rica y pobre, con poca educación y profesionales, varones y mujeres, jóvenes y adultos, ambiciosos y conformistas, tímidos y valientes, pacíficos y violentos… Y aún hoy, Jesús nos incluye a todos, pero NO anónimamente, ni en grupo o en masa. Nos incluye a cada uno, personalmente, como somos y como podemos llegar a ser.


Madre Cabrini también admiraba esta cualidad de Jesús, por eso sintió que su misión consistía en incluir a aquellos que la vida había dejado “a un costado del camino”: los migrantes. Para ella, el Amor que brota del Sagrado Corazón puede ser el motor para que nosotros ensanchemos todas aquellas fronteras y límites que fuimos construyendo y nos alejan de los demás: prejuicios, miedos, egoísmos, vacío existencial, son algunos de los límites negativos que reducen nuestros corazones. Generosidad, comprensión, alegría, misericordia, inclusión pueden ser actitudes que ayuden a que las “fronteras” se ensanchen para que podamos disfrutar más y mejor de nuestra vida.

Paula Raiker




jueves, 22 de marzo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 83


16 DE JULIO DE 1896

Cuando vi la luz, a Ti me consagraron, Madre dulcísima, Virgen del Carmelo.

A. M. G. SS. C. J.

Hoy renuevo mi consagración a Ti, Virgen del Carmen, que desde el santo monte me hablas una vez más un lenguaje nuevo y sublime. Sí, oh Madre mía, yo quiero la perfección, la quiero a toda costa; nada me importan los sacrificios porque sé que sostenida por Ti lo puedo todo. Sí, quiero morir de amor de Dios después de una vida de gran generosidad, y esta gracia que yo no he sabido nunca merecer la espero por tu intercesión. Jesús está enamorado de tu hermosura interior y por ella yo me siento segura de obtener tan grande y sublime gracia. Me vistieron tu librea y desde aquella hora ya no soy mía, sino que pertenezco a Ti en todo y no quiero separarme por culpa mía. La renovación de las promesas del bautismo me resulta dulcísima, como el eco tantas veces repetido solemnemente de los votos de mi profesión religiosa y de todos mis votos particulares. No tengo nada que darte, oh Jesús mío, estando mi vida en este día dichoso totalmente vacía de méritos; pero yo te amo, oh Jesús, te amo con todo el corazón, te amo mucho, mucho, me siento derretir de amor por Ti; pero por mucho ardor que yo sienta, veo y siento que es una nada, una sombra muerta comparado con las llamas de amor con que me rodeas continuamente. Oh mi Jesús dulcísimo, oh Corazón adorable, oh horno ardiente, dígnate sublimar mis afectos y embellecer todas mis ternuras; todas son para Ti y no les permitiré nunca que se inclinen ni hacia las criaturas ni hacia mí misma. Te lo he prometido con solemnidad, con voto especial, y hoy de nuevo te lo juro, pues no teniendo nada, miserable como soy, para presentarte, me da algún consuelo repetirte, al menos, estos juramentos. Oh Jesús, Jesús, yo suspiro de amor por Ti, languidezco y muero; ¿por qué no muero de amor por Ti? Ay, ensánchame el corazón, dilátame el corazón como el universo; da siempre nuevo impulso a mi espíritu para que te pueda amar, si no cuanto mereces, al menos, un poco menos indignamente. Corazón adorable, Corazón amantísimo, Corazón encendido, horno ardientísimo del divino Amor, ¿qué queréis que yo haga? A todo estoy dispuesta: he aquí vuestra víctima; disponed de mí como más os agrade.
Jesús mío, si lo que hoy me pedís con tan fuerte impulso sois Vos el que lo reclama, si no es una ilusión mía, me pongo en vuestras manos santísimas. Sabéis cómo nada valgo y que sólo soy capaz de malograr las obras de vuestra gloria y de quitarles lo más valioso que tienen. Pero si Vos lo queréis, yo lo haré; sí, lo haré a costa de cualquier dificultad, habiéndome demostrado la experiencia que sois Vos el que lo hace todo en mí y por mí y conmigo, para vuestra gloria. Para no caer en ilusiones acudiré a mi Ananías, a fin de asegurarme de vuestro divino querer.




martes, 20 de marzo de 2018

La dignidad del migrante: el mensaje de Madre Cabrini



La dignidad del migrante

Los cincuenta años de la proclamación de Francisca Cabrini como Patrona de los Emigrantes, fueron celebrados en Roma del 10 al 12 de noviembre de 2000, con un Convenio que tuvo como título: "La dignidad del migrante: el mensaje de Madre Cabríni". La sede fue la Sala del Sínodo en el Vaticano. También en esta ocasión se realizó una exhibición titulada: "Emigración/Inmigración", que tuvo como objetivo proponer una reflexión sobre el tema de la emigración a partir del mensaje de Madre
Cabrini.

La Ministra de la Solidaridad Social, Livia Turco, entre la Hna. María Barbagallo y Lucetta Sacaraffia, durante la apertura de la exhibición sobre la Inmigración
Dicha exhibición consistió en la confrontación de la emigración italiana hacia tierras americanas a finales del Ochocientos, con la que hoy los pueblos del oriente europeo y no europeos hacen hacia Italia. Para esto se hizo uso de la fotografía, películas de la época y todo tipo de documentos como por ejemplo, el elenco de nombres despectivos con los que se denominaban a los inmigrantes. Se ha querido poner una base para hacer esta confrontación de experiencias que en muchos casos, son similares pero al mismo tiempo son diferentes. Los italianos han sido invitados a hacer esta reflexión de pasar, de país de fuerte emigración (veinte millones de personas en un siglo, casi la mitad de la nación) a país de acogida: se encuentran con que deben afrontar la parte opuesta y no parece que tengan esa capacidad, al menos hasta hoy, es decir, de hacer uso de sus experiencias para comprender mejor el presente. Es un cambio que involucra también - y ya las ha involucrado en algunos países como en los Estados Unidos- a las religiosas Cabrinianas.
Esta Congregación que nació para asistir y acompañar la emigración italiana, se encuentra actualmente en la parte de quien acoge y apoya a los emigrantes en su inserción, personas de otros países, orígenes y muchas veces de diferentes religiones.

En este convenio, las diferentes conferencias pusieron énfasis sobre todo, en el trabajo apostólico realizado por Madre Cabrini y Monseñor Scalabrini en Norteamérica, además de una serie de presentaciones sobre la emigración en la actualidad y los problemas jurídicos y culturales que de ella se derivan; fue muy enriquecedor porque presentó puntos para una reflexión sobre el tema general, específicamente, para hacer una nueva consideración de la misión Cabriniana en relación a los emigrantes.

Los temas del primer día fueron presentados por: la Hna. Mary Louise Sullivan. MSC, el Padre Perotti, la señora L. Scaraffia y L. Bruti Liberati. Se habló de la presencia de Madre Cabrini y la acción de la Iglesia a finales del 800 e inicios del 900, en relación a los emigrantes. De hecho, cuando Madre Cabrini llegó a Nueva York casi no contó con ningún apoyo a nivel institucional, experimentando en ella misma la situación que vivían los emigrantes italianos. Esta experiencia que no tuvieron otros religiosos que se dedicaban a atender a los emigrantes en esos mismos años, como los Scalabrinianos, hizo que ella conociera desde dentro todo el sufrimiento, por tanto, su misión fue organizar a la par de la asistencia material y espiritual, la estrategia de la inserción.



Inmigrantes italianos en Nueva York a inicios de 1900


Madre Cabrini comprendió muy bien que no se trataba solamente de resolver las situaciones de miseria, o de ponerle fin a las tragedias personales, como era la de los huérfanos abandonados por todos, sino especialmente, darle solución al problema de la identidad. Ciertamente, la emigración en primer lugar significa, crisis de identidad: los emigrantes pierden todos los puntos de referencia, empezando por el del propio idioma teniendo que crearse uno nuevo, en el mismo momento en que debe resolver el de la sobrevivencia cotidiana. Resolver el problema de la identidad es la condición necesaria para vencer el reto, transformando un trauma en un mejor acomodamiento: quien se obstina a permanecer atado a sus propias raíces sin aceptar los cambios, es derrotado. Son muchos los que lo logran a condición de borrar el propio pasado, abrazando una nueva y extraña identidad, un típico ejemplo lo tenemos en la persona del Fiorello La Guardia, él fue un emigrante italiano que llegó a ser el alcalde de New York, pagando el precio de convertirse al protestantismo de la clase dominante anglosajona.
Francisca Cabrini ofrecía a los emigrantes italianos, no solamente las estructuras de asistencia como los orfanatos o los hospitales, sino también, estructuras por medio de las cuales pudieran hacer su integración tales como la escuela, en ella se ofrecía a la par de las clases de inglés, las de italiano, también de cultura italiana, especialmente la formación religiosa, para mantener el lazo con su religión originaria. Ella proponía a los italianos un modelo de integración, acompañado de la conservación de los aspectos fundamentales de su propia identidad, de la que la religión constituía el centro.

Por tanto, se puede decir que Madre Cabrini elaboró una estrategia interesante de asistencia a la emigración, que podía ser exportada en otros contextos, como de hecho lo están haciendo las religiosas Cabrininias con los emigrantes hispanos que llegan a New York, que tiene como meta, resolver el problema de la identidad que entra en crisis debido al cambio.

Es la estrategia elaborada por una mujer que vivió en primera persona, la dificultad de confirmar la identidad puesta en discusión y que comprendió que los problemas se resolvían sobre todo, asumiendo la responsabilidad en vez de ponerse a hacer protestas genéricas o lamentos victimistas.

Los otros expositores del Convenio afrontaron el tema de la emigración en la actualidad, tanto en Italia como en el resto del mundo, subrayando las diferencias en comparación a la del ochocientos. Bolaggi explicó la dificultad que experimenta Italia en su papel de país de emigrantes a país de acogida: nuestras leyes hasta hace pocos años se ocupaban solamente de la migración de la población sin prever algún control en las entradas. La Italia de hoy día ofrece pocas posibilidades de integración a los inmigrantes, los relega a los trabajos más bajos y al mismo tiempo no es capaz de controlar la inmigración clandestina, ni siquiera regular la delincuencia que de ella se deriva. También las exposiciones de Galli della Loggia y Rumi subrayaron la dificultad y la falta de preparación de Italia para afrontar esta inversión de su papel, que tiene sus causas en el cambio del fenómeno de la migración. Los emigrantes de hoy son muy diferentes de los del fin del 800: no tienen interés de integrarse en la sociedad que los acoge porque mantienen un estrecho contacto con sus países de proveniencia, además, en pocas horas pueden volver a ellos ya que al final de cuentas esa es la idea. Se trata de una emigración extraña que tiende a permanecer así, por lo que poco interesa conocer o respetar las leyes y costumbres del país a donde se llega.
 
La inmigración hoy
Saskia Sassen nos dio a conocer las características de la nueva emigración a nivel mundial, recordándonos que, el migrante de hoy está motivado a partir con el deseo de hacer una experiencia por sí mismo y no por el peligro de las condiciones políticas de su país o de la misma miseria. Emigran los más vivaces, los más inteligentes y valientes, esto viene a ser un enriquecimiento para la nación que los acoge. Al referirse a la integración la señora Sassen dice que estos nuevos emigrantes, capaces de mantener su propia identidad y de integrarse en los diferentes contextos por un determinado período de tiempo, son los prototipos de un nuevo tipo de humanidad, más cosmopolita, que sustituye al hecho de pertenecer a una nación o localidad para transformarse en ciudadanos del mundo, capaces de reunir idiomas, culturas y diferentes mentalidades, para constituir una nueva identidad.
Wieviorka ha dicho que los orígenes del racismo, no se encuentran tanto en la propaganda ideológica como en el modo en que los grupos "extranjeros" se integran en la sociedad, sugiriéndonos que el único modo de prevenir este fenómeno, se encuentra en permitir y facilitar la asimilación de esos que son “diferentes". Khosrokhavar en su exposición sobre la inmigración islámica en Europa, ha dicho que la falta de reconocimiento de la “dignidad del migrante" ha impulsado a los musulmanes que han inmigrado, hacia el fundamentalismo. Aún después de que su asimilación parecía que se había logrado, los jóvenes islámicos de la segunda o tercera generación de inmigrantes, se han dado cuenta que no ha sido reconocida verdaderamente su propia dignidad: su pertenencia a los grupos fundamentalistas les permite dar una respuesta a este rechazo sutil dándose dignidad "a sí mismos", a través de la importancia que dan a sus raíces religiosas y a veces de forma agresiva.

La inmigración hoy

Desde el punto de vista político y legislativo se hace más evidente cómo la actitud más indicada en relación a los emigrantes, sea la utilizada por los Estados Unidos a finales del 800, es decir, los severos controles acompañados por las amplias posibilidades de inserción y de ascenso en la escala social; también se ha visto cómo este tipo de emigrante que no piensa serlo para siempre, hace difícil la integración. El mensaje de Madre Cabrini es actual y puede ofrecemos buenas soluciones porque ella comprendió que la estrategia de la inserción en el país que acoge sea la cosa más importante y necesaria para el emigrante.

Su mensaje debe ser estudiado de nuevo en función al nuevo tipo de migrante que caracteriza nuestra época, previendo la apertura a nuevas posibilidades para la construcción de una identidad cosmopolita, en la que el factor religioso podría permanecer como el único caracterizador.

Madre Cabrini con su ductilidad y la inteligencia de poder traducir en propuesta para los demás, lo que ella experimentaba en primera persona y que observaba en la sociedad con la que entraba en contacto, constituye un punto de referencia importante para esta nueva fase de la historia de la humanidad.

De gran utilidad para la elaboración de estas nuevas estrategias, podría ser la pertenencia a una Congregación como la de Madre Cabrini, donde se ha acostumbrado a reunir religiosas de diferentes naciones, respetando la propia especificidad y unificándolas en un proyecto común. Una vez más el cosmopolitismo de la Madre, su capacidad de asumir nuevas identidades sin perder la propia, constituye un modelo fértil.

Lucetta Scaraffia


Texto incluido en el Anexo 1 del Camino de Formación "Centenario"



jueves, 15 de marzo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 82


Para la fiesta del Espíritu Santo
(Segunda parte)

La paz del alma que descansa en la Providencia es inalterable y nada puede perturbarla, sabiendo que todas las criaturas están en manos de Dios y hace de ellas lo que le place. Todos los hombres con su poder, y los mismos demonios con su perversa voluntad, no pueden causarle inquietud, porque sabe que no tienen más que aquella fuerza que la Divina Providencia les permite ejercer. Todos los designios del Altísimo sobre un alma deben realizarse, aun cuando el infierno haga todos los esfuerzos y vomite toda su rabia por impedirlos.

Nunca seremos más gratos a Dios que cuando nos anonademos ante El para dejarle obrar en nosotros lo que quiere y en el modo que le agrada.

La gloria del mundo es una quimera, y la vanagloria es la ruina de toda obra buena. Renuncio a toda gloria, no quiero tenerla si no es con Dios. El obra cosas maravillosas, obra maravillas, y si Él está escondido, yo también quiero vivir escondida. Jesús desprecia toda gloria, yo también la desprecio con Él y no la quiero. Quiero sólo vivir en Cristo, en el pesebre, en Egipto, en sus llagas, en su sacramento, en el cielo, donde se encuentra Jesucristo a la derecha del Padre, sin querer aparecer en la tierra. Oh vida feliz la vida escondida en Dios, en Dios con Jesucristo amabilísimo Esposo, que embriaga con su infinito Amor. Renuncio a toda alabanza; si hago el bien, es Dios el que lo hace en mí. Él sea alabado. Soli Deo honor et gloria. Si, en cambio, obro mal, si me endurezco en los defectos o si despierta en mí la complacencia por los halagos del mundo o por sus honores, haz, Señor, que yo sea injuriada y condenada, que despierte mediante toda suerte de oprobios, a fin de que no me adormezca en ese estado mortífero. Oh Jesús, Jesús, Amor, ayuda siempre a tu pobrecilla, tu pobrecilla esposa, y llévala siempre en tus brazos. Yo descanso en Ti, en Ti me abandono, en Ti confío.





jueves, 8 de marzo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 81


Para la fiesta del Espíritu Santo
(Primera parte)

La oración y el silencio interior son de extrema necesidad para el alma, la cual, ocupada exteriormente por mil preocupaciones, busca hablar, ver, oír y darse a demasiadas cosas, aunque sean buenas; es necesaria para tomar ese descanso místico que sirva para restaurar la debilidad que las ocupaciones le habían causado, y adquirir nuevas fuerzas para obrar de modo espiritual como verdadera esposa de Jesucristo.

En el silencio y en el reposo se asimila bien la palabra y la inspiración divina, y esto sirve para hacernos robustas, fuertes y animosas y avanzar así a grandes pasos por el camino de la verdadera virtud.

Si yo me ocupo sólo de cosas externas, por buenas y santas que sean, seré débil y enfermiza, con riesgo de perderme si me faltan el sueño reparador de la oración y si no intento descansar y dormir tranquilamente en el Corazón de mi amado Jesús. Dame, oh Jesús, en abundancia este sueño misterioso, para que poseyéndolo sea menos indigna de tu herencia: la gracia, la virtud, la perfección y la santidad.

El alma abandonada perfectamente en los brazos del Omnipotente no desea ni gusta ya las cosas de la tierra, no se alegra más que en Dios, y cualesquiera que sean las disposiciones de la Providencia sobre ella, como se ha abandonado por amor, experimenta en aquellas disposiciones un gozo purísimo, porque la naturaleza no toma parte, y en su pureza es excelente. Encuentra ese gozo inefable que corre a torrentes deliciosísimos en su corazón, siendo semejante dentro de lo posible, en esta tierra de destierro al gozo que experimentan los bienaventurados del cielo al cumplir puntualmente la santa, amable, adorable voluntad de Dios.





jueves, 1 de marzo de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 80


MI RETIRO EN BUENOS AIRES

Como preparación para la Pascua (1896)
(Segunda parte)


Por cualquier dificultad que encuentre al ocuparme de los asuntos de la gloria de Dios, no me desalentaré, sino que redoblaré la confianza pensando que es Jesús el que lo hace todo y permite las dificultades para sellar sus obras. Las obras de la gloria de Dios padecen violencia. No me extrañaré, pues, de las contradicciones en las empresas, sino que las consideraré como buenas señales. Por muchas contradicciones o violencias que yo sufra, la obra no resultará de otro modo que según él beneplácito de su Divina Majestad. Poco importa que sean buenos aquellos que me contradigan; entonces debo estar incluso más contenta, porque afectarán más a mi corazón, demasiado tierno por naturaleza. Carezco de amor de Dios si no estoy dispuesta a padecer todo con santa alegría y con vivo deseo de padecer cada vez más. De nada vale mi amor a Dios si no poseo un celo devorador por la mayor gloria de Dios y por la salvación de las almas, unido a un santo ardor que me impulse siempre a mayor perfección para hacerme ser menos indigna de tratar con Dios y por Dios. Pondré atención en las menores cosas, y no consideraré nunca pequeñas aquellas cosas que puedan desagradar a Dios o darle gusto.
A pequeñas observancias van anejas gracias grandes y señaladísimas.
El buen Jesús no mide el bien que se hace, sino el modo como se hace. La virtud no es una estrella errante a la que se le detiene o suspende el movimiento, sino que tiene un movimiento continuo. El que no avanza, retrocede.
Procuraré tener la vista fija y continua en la presencia de Dios y haré lo que pueda de mi parte para que mi corazón se pierda en ese océano de Amor, su centro, a fin de obtener poco a poco la facilidad de realizar todas las cosas con tranquilidad inalterable.
La íntima unión con Dios llena al alma de una fuerza invencible que la hace capaz de soportar todo sin conmoverse.
El amor de Dios triunfa de todo, siendo un fuego que al cebarse en el objeto lo convierte en fuego; y la mirada fija en Jesús vuelve al alma justa y ordenada, haciéndola El participar en su inmutabilidad.