jueves, 27 de septiembre de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 110


El hermoso día de San Miguel de 1902 (Quinta parte)

MI RETIRO ESPIRITUAL EN CODOGNO

¿Qué me puede dar la criatura sin el Creador? Yo quiero sólo a mí Jesús, y lo quiero todo y únicamente en todas las cosas, porque Él es mi querido Esposo amantísimo, que ha pensado en mí durante toda la eternidad y me ha circundado en el tiempo presente de mi breve carrera de tantas premuras, de inefables finezas, para preservarme de los mil peligros que habrían podido hacerme naufragar. ¡Oh mi Jesús y mi Dios, cuánta bondad! En mi ignorancia no siempre he conocido tus sabias disposiciones, pero detesto esta deuda mía cada día más bajo el rayo de tu luz. Hazme conocer cada vez más, ¡oh Jesús amable!, la finura de tus amable les disposiciones, porque yo quiero tender al fin para el que me has creado, con la perfecta indiferencia que pueda, al menos de lejos, honrar la obediencia de tu Corazón Divino a las disposiciones del Padre. Heme aquí en tus Manos santísimas; ¡oh Jesús!, haz de mi cuanto quieras. Trátame como te plazca, pues a mí me basta con dar gusto a tu Corazón Divino y poder consolarlo de alguna manera por las faltas mías y de todos los pecadores, carísimos hermanos míos.
¡Oh Jesús!, ¡oh Jesús!, ¡oh Jesús! ¿Cómo eres Tú? Haz que te conozca cada vez más y que aprenda de una vez de tu amor a amarte como debo y a sacrificarme con hechos en todas las ocasiones.
¡Oh Jesús amantísimo!, ¡oh Rey pacífico de mi corazón! Vos sois todo mío, y yo soy toda vuestra; Vos venís a mí, pero ¡oh milagro Divino!, mientras Vos venís a mí, soy yo quien entro en Vos y toda me circundáis.

¿Qué temeré yo? Ni la vida, ni la muerte, ni ninguna persecución. Poseída por mi Dios soy bastante rica y estoy bastante segura. Mas yo, que soy polvo y cenizas, miserable pecadora, no podré creer tanta bondad y honor, pero Misericordias Domini in aeternum cantabo.

jueves, 20 de septiembre de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 109


El hermoso día de San Miguel de 1902 (Cuarta parte)

MI RETIRO ESPIRITUAL EN CODOGNO

La conducta de mi vida debe modelarse sobre los ejemplos admirables de la vida de Jesús.
¿Cómo haré yo para invitarte? ¡Oh mi Jesús! Sí, lo podré, porque lo deseo firmemente, lo podré con tu gracia, y también porque Tú, ¡oh mi amado!, actuarás en mí y me harás, suavemente y con fuerza, caminar por tus caminos. Omnia possum in Eo qui me confortat.
Aceptaré con plena conformidad las disposiciones de Dios, todas las tribulaciones, sin distinción de especie, pensando siempre que todas las espinas, antes de pincharme, han pasado por la Cabeza y por el Corazón de mi amantísimo Jesús, y que todas las cruces, por pesadas e ignominiosas que sean, las ha llevado antes mi amado, y que las mías no soy yo sola quién las tiene que llevar, sino que Él, por la magnánima bondad de su Divino Corazón, las lleva conmigo.

Si tú llevas de buen grado la Cruz, la Cruz te llevará a ti.

jueves, 13 de septiembre de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 108


El hermoso día de San Miguel de 1902 (Tercera parte)

MI RETIRO ESPIRITUAL EN CODOGNO

Beati mortui qui in Domino moriuntur. ¿Cuándo moriré yo? Yo no lo sé, pero mi querido Jesús lo sabe y yo gozo con que me sea oculto el tiempo y que venga cuando a Él le plazca.
¿Cómo moriré yo? No lo sé, seguro que como Dios quiera. Me gusta mucho la muerte de San Francisco Javier, en el perfecto abandono de todo socorro humano, sólo con Jesús; quiero, no obstante, lo que Dios quiera de mí y me abandono con la mayor perfección posible a mi miseria, en el Corazón dulcísimo de mi Jesús.
¿Será mejor una vida larga o una vida breve? Ni una ni otra, pues cuanto quiere Dios será mejor para mí. Basta con que yo viva como si cada día, a cada hora, tuviese que morir. Bello es el morir, para no correr ya más el peligro de ofender a Dios, de faltar a la fidelidad al Amor. Bello es el vivir para poder glorificar a Jesús, sufrir y sacrificarse para consolar al Corazón sacratísimo de Jesús, para conducir almas hacia Él, para imitar la vida santísima de Jesús entre los míseros mortales, para conducirles cual herencia dejada al Eterno Dios por una feliz eternidad. Pero, sobre todo, es bella la cara, amable, adorable voluntad de Dios; morir cuándo, cómo y dónde le plazca.
Si pudiese cumplir un deseo, Santa Teresa vendría a la tierra para lograr los méritos que pueden hacerse en el espacio de un Avemaría.

Quiero vivir como si estuviese ya muerta, en el perfecto desapego de toda cosa creada. Servir a Dios lo mejor que pueda, servirlo en unión con mi querido Jesús, no haciendo nada por mí, sino todo con Él y por Él y en Él. Si hago el bien, será mi Jesús quien lo haga en mí; si el mal, será toda culpa mía. Yo confío en Ti, ¡oh mi querido Jesús! Líbrame de todo mal y mantenme fiel a tu Divino Corazón. Te amo, ¡oh Jesús!, te amo mucho. No sé si es verdad, pero yo me deleito en repetir: te amo y te quiero amar siempre más mediante tu santísima gracia, con la cual tu misericordia espero que no disminuya jamás.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Efemérides Cabrinianas: 7 de septiembre de 1950


7 de septiembre de 1950

Madre Cabrini:

"Celestial Patrona de los Emigrantes"





Madre Cabrini es declarada
“Celestial Patrona ante Dios 
de todos los Emigrantes” 
por el Papa Pío XII.








Decreto de la “Sagrada Congregación deRitos” del 8 de septiembre de 1950, Vaticano.





Centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini
Estampilla de Madre Cabrini



La oficina filatélica y Numismática de la ciudad del Vaticano dedica a Santa Francisca Javier Cabrini, patrona de los migrantes, una estampilla del valor de 95 centavos en hojas de 10 valores.
La imagen elegida es obra de la artista Marina Richteróva que ha reproducido a la Santa con una lámpara de aceite encendida entre las manos que recuerda en su forma la embarcación de los inmigrantes. La llama es un símbolo de esperanza para los viajeros y Santa Francisca es como un faro que ilumina el recorrido hacia la meta ignorada.
Fundadora de las misioneras del Sagrado Corazón, su obra se inspiraba en San Francisco Javier y como él soñaba que un día zarparía hacia la China. Llegó en vez, en 1889 a los Estados Unidos para prestar asistencia a los inmigrantes italianos que en aquellos años millones de ellos se alejarían de sus tierras para ir más allá del Océano. La santidad de Francisca Javier Cabrini no está hecha de revelaciones místicas, sino de una vida basada en el “trabajo, sudor, en el cansarse por Dios, por su Gloria, para hacerlo conocer y amar”. Acostumbraba decir: “Con tu gracia, amantísimo Jesús, yo correré detrás de Ti, hasta el final del camino y eso por siempre, por siempre. Ayúdame oh Jesús porque eso es lo que quiero hacer ardientemente, velozmente”. Ya en 1898 el Papa León XIII afirmaba de ella “Es una verdadera santa, pero así tan cercana a nosotros que llega a ser un testimonio que la santidad es posible a todos". En los Estados Unidos extendió su misión de los italianos para los huérfanos y los enfermos, construyendo orfanatos, escuelas, y un gran hospital en la ciudad de Nueva York. Pasó por Chicago, por California, llegando luego también a Sud América, hasta la Argentina.
A su muerte, que ocurrió durante uno de sus numerosísimos viajes, dejó a la Iglesia toda y al mundo un floreciente Instituto religioso y el testimonio de una vida de caridad apostólica en beneficio particularmente de los más necesitados.
Fue declarada Santa por el Papa Pio XII el 7 de Julio de 1946 y en 1950 proclamada “Celestial Patrona se todos los Emigrantes”. En este tiempo de grandes migraciones, dirijamos a Ella una oración por todos aquellos que las vicisitudes de la vida los ha obligado a dejar su tierra en busca de un futuro mejor.

Estado de la Ciudad del Vaticano - Emisión Filatélica 7 de setiembre de 2017

jueves, 6 de septiembre de 2018

¡Nueva misión en Uganda!



"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 107


El hermoso día de San Miguel de 1902 (Segunda parte)

MI RETIRO ESPIRITUAL EN CODOGNO
Soy pecadora y peor que todos los grandes pecadores del mundo… Lo siento vivamente y lo repito sin temor a exagerar, porque si los más grandes pecadores, mis amadísimos hermanos, hubiesen tenido los dones y las gracias que Tú, ¡oh Jesús amantísimo!, por la sola bondad de tu Divino Corazón, me has concedido generosamente y misericordiosamente, serían ya santos, mientras que yo me encuentro todavía miserable, enteramente miserable, privada de toda virtud y sólo con un fondo de buena voluntad, que, eso sí, reconozco como un don de tu inmensa bondad. Deseo grandemente la perfección para complacerte, pero mis grandes miserias me impiden llegar a las cimas a las que la bondad de tu Divino Corazón me hace aspirar.
Mi salud es incierta, el Paraíso no es seguro, pero esta incertidumbre, ¡oh mi querido Jesús!, me hace bien y parece que inunda mi alma con una nueva alegría, porque me pone en la feliz condición de amarte y servirte filialmente, no servilmente. Sí, ¡oh mi Jesús, mi Bien!, gracias por amarte con todo el corazón y por servirte con gran fidelidad en esta vida, y que al final pueda ser un granito de arena que sirva al edificio, al monumento de tu gloria por toda la eternidad. Servirte a Ti, amarte a Ti, glorificarte a Ti, este es y quiero que sea siempre el único móvil de toda la vida mía, vivir plenamente abandonada en Ti. ¡Oh Jesús mío amantísimo!, yo soy tu herencia. Sé que amas tu herencia; haz, pues, de mí lo que Tú quieras, yo no quiero ya pensar más en mí…

Sólo quiero pensar en Ti… y en cuanto a mí…, toda abandonada en Ti, en tu adorable y dulce Corazón.