lunes, 30 de septiembre de 2019

"Ángeles sin saberlo"




El Papa Francisco inaugura una escultura que recuerda el desafío evangélico de la acogida
La inspiración detrás de la obra está tomada de un pasaje bíblico: «No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles». Hebreos 13:2
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano

“Angels Unawares” es una escultura de bronce de tamaño natural que representa a un grupo de migrantes y refugiados de diferentes orígenes culturales y raciales y de diversos períodos históricos. Ellos están juntos, hombro con hombro, acurrucados en una balsa. Dentro de esta diversa multitud de personas, las alas de un ángel emergen del centro, sugiriendo la presencia de lo sagrado entre ellos.

El desafío evangélico de la acogida
En la conclusión de la Santa Misa en la Plaza de San Pedro con motivo de la 105ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, y antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa Francisco selló el compromiso que tenemos los cristianos de practicar la hospitalidad inaugurando esta obra del escultor Timothy Schmalz, inspirada en las palabras de la Carta a los Hebreos: «No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles».
Esta escultura de bronce y arcilla representa a un grupo de migrantes de varias culturas y diferentes períodos históricos. Quería esta obra de arte aquí en la Plaza de San Pedro para que recordara a todos el desafío evangélico de la acogida.

Es necesario que nadie se sienta excluido
El Santo Padre además saludó a todos los que participaron en este momento de oración con el que se ha renovado, como el mismo dijo“la preocupación de la Iglesia por las diversas categorías de personas vulnerables en movimiento”.
En unión con los fieles de todas las diócesis del mundo, hemos celebrado la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, para reafirmar la necesidad de que nadie sea excluido de la sociedad, ya sea un ciudadano residente de larga data o un recién llegado.

El Papa pide rezar por Camerún
Por otra parte, el Papa Francisco recordó que mañana, lunes 30 de septiembre, se abrirá en Camerún un encuentro de diálogo nacional para la búsqueda de una solución a la difícil crisis que aflige al país desde hace años.
Sintiéndome cercano a los sufrimientos y esperanzas del amado pueblo camerunés, invito a todos a orar para que este diálogo sea fructífero y conduzca a soluciones de paz, justas y duraderas, en beneficio de todos.
“Que María, Reina de la Paz, interceda por nosotros”, finalizó.




jueves, 26 de septiembre de 2019

"Liberaos y alzad el vuelo" (3ra Parte)







Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 2:
“Liberaos y alzad el vuelo”
En el misterio de Dios




Cada día, en cada momento, nos hallamos frente a la alternativa de tener que escoger entre el camino de la vida y el de la muerte (cfr. Dt 30,15), amenazadas por las atracciones de una y otra parte: “debéis observar y cumplir lo que os mandó el Señor, vuestro Dios, no os apartéis ni a derecha ni a izquierda. Seguid siempre el camino que os mandó el Señor, vuestro Dios, para que viváis, os vaya bien y se prolonguen vuestros días en la tierra de la que vais a tomar posesión” (Dt 5,32-33).
Recorriendo el camino de Dios, que implica una visión clara de su compromiso de amor, es donde nuestro corazón no necesita volverse ni a uno ni a otro lado:

“¡Sí, hijas mías! que verdaderamente el buen Jesús sea vuestro en todo: que vuestro corazón nunca se incline hacia otra parte, ni sobre vosotras, ni sobre las creaturas. Las creaturas sin nuestro Jesús no nos pueden servir, al contrario, perjudicar en caso de que vosotras os guardéis uno solo de los preciosos afectos de vuestro corazón del cual Dios es muy celoso. Vuestro corazón Jesús lo quiere todo o nada. Cuántas veces vosotras os sentís tristes, atribuladas, melancólicas, preocupadas y no sabéis la causa. Entrad en el perfecto silencio del alma y examinad vuestros afectos, vuestras tendencias y sentimientos, siempre hallaréis que la causa es que os habéis separado un tanto de la fuente de la vida, de vuestro Jesús, amándoos a vosotras y a las creaturas”.[1]

Para Madre Cabrini es verdad que quién vive así, es feliz:

“El camino del cielo es tan estrecho, rocoso y espinoso, que nadie puede pasar por él si no es volando. Nadie puede volar sin alas, pero estas alas no se adhieren al cuerpo, sino sólo al Espíritu. Así pues, el espíritu para volar debe luchar con el propio cuerpo, con un desapego absoluto de todo lo que a éste apetece. Desprendido de la tierra, el espíritu, mediante una perfecta renuncia de sí mismo y un perfecto desprendimiento de sí y de la propia complacencia, podrá volar libremente sobre el camino espinoso sin sentir las punzadas, con gran alegría y perfecto gozo”.[2]



[1] Cfr. Epistolario, Vol. 2°, Lett. n. 489
[2] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 136, n. 2


El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí

jueves, 19 de septiembre de 2019

"Liberaos y alzad el vuelo" (2da Parte)




Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 2:
“Liberaos y alzad el vuelo”
En el misterio de Dios




Moverse libremente en la infinitud de Dios”, es un tipo de salto en calidad de vida, es un “trascender” todo lo que limita, somete, empequeñece, banaliza, hace perder tiempo, crea problemas inútiles, debilita las energías que sirven para otras cosas, cansa y envilece:

“Por lo tanto dirigimos a Él nuestras almas, creadas por Él y para Él. Esas almas en las que Él ha infundido una fuerte atracción por todo lo que es bello y grande, como prueba de nuestro origen y del fin para el que fuimos creadas. Elevémonos de las cosas de la tierra y ya que no podemos volar, sobrevolémoslas por lo menos”.[1]

Desligándose de la banalidad, se alcanza “un alto grado de santidad que nos hace volar a aquella altura donde ya no nos acordamos de la tierra y de sus miserias”:[2]

“la verdadera esposa del Corazón Santísimo de Jesús es verdaderamente la mujer que alcanza el más alto grado de perfección, es el águila generosa que desprecia el lodo de la tierra menospreciándolo y sometiéndose a sí misma, se pone a seguro en la alta caverna, o sea en el Corazón de su Dios”.[3]

Ciertamente para ser capaces de trascender lo que Madre Cabrini llama pequeñas miserias, son necesarias las virtudes que Madre Cabrini recomienda en cualquier aspecto de la vida misionera:

“La humildad y la sencillez son dos virtudes demasiado preciosas, demasiado grandes que nosotras debemos apreciar sobre todas las otras... Estas dos virtudes son las dos alas con las que la Misionera del Sagrado Corazón puede volar al monte santo de la perfección; procurad todas adquirirlas a costa de cualquier sacrificio y, si lo obtenéis, felices vosotras”.[4]

En efecto, estas virtudes ayudan a cultivar los intereses del Reino de Dios y son parte del progreso en la fe y de la ascesis de todos los días. Aquí también se necesitan algunas condiciones que la misma Madre consideraba importantes para sí misma:

“La sencillez y el abandono en Ti serán mis robustas alas, con las cuales podré volar siempre hacia Ti, sobrevolando las miserias de la tierra y lejos de todos los enemigos de la perfección religiosa”.[5]



[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 541
[2] Cfr. Epistolario, Vol. 3°, Lett. n. 940
[3] Cfr. La Stella del Mattino, pág. 88
[4] Cfr. Epistolario, Vol. 3°, Lett. n. 1142
[5] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 209


El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí

jueves, 12 de septiembre de 2019

"Liberaos y alzad el vuelo" (1ra Parte)


Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 2:
“Liberaos y alzad el vuelo”
En el misterio de Dios





“Cuántos esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan”.
(Is 40,31)


Para encontrar a Dios en lo más profundo del propio corazón es necesario un movimiento ascendente que involucre a toda la persona para tomar las alas del amor y volar hacia los horizontes de Dios. Es necesario trascender lo inmediato para hallar lo que es duradero, lo que es particular para captar lo que es universal, lo que es transitorio por lo que es eterno, lo que está ligado a nuestros intereses personales por los intereses y gustos de Dios. Este movimiento Madre Cabrini lo expresa con una frase sugestiva: “Liberaos y alzad el vuelo”.[1]
El significado más cercano al espíritu de S. F. Cabrini para explicar su “liberaos y poneos las alas”, que se produce con mucha frecuencia en su enseñanza, es ciertamente aquello del “desapego”. Desapego de todo y de todos para poder volar libremente en Dios:

“El alma totalmente desligada de sí y de todo, vuela siempre en santa alegría”.[2]

Aunque todo el contexto del desapego refleja el estilo ascético de la época, también hay un gran aliento que este “volar” quiere significar. Es la trascendencia entendida como un planear hacia Dios, atraído por una fuerza irresistible que genera una nueva visión del mundo y de la vida e implica decisiones precisas que llevan el sello de Dios:

"Haceos santas, desligándoos de toda pequeña miseria que es como brea que os pega a la tierra, liberaos para poder volar en el aire puro donde hallaréis la inefable bondad del querido y amable Jesús”.[3]

“Sed puras, hijas mías, desinteresadas, despegadas de todo y de todos, también de vosotras mismas, de vuestros deseos e inclinaciones, y seréis entonces como un mar pacífico. Sí, seréis como un mar, porque el alma pura se hace capaz de grandes cosas y su mente puede moverse libremente en la infinitud de Dios; el alma terrena, llena de compromisos, es la que está siempre retraída, empequeñecida, pusilánime, frecuentemente envilecida, que no sabe lanzarse nunca a la amplitud del divino servicio. Ninguna de tales almas quisiera ver entre mis hijas, ni siquiera entre mis amigos: quisiera que todos tuvieran alas para poder volar y descansar en la feliz paz de un alma toda de Dios”.[4]



[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 22
[2] Cfr. La Stella del Mattino, pág. 29
[3] Cfr. Epistolario, Vol. 2°, Lett. n. 648
[4] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 27-28


El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí

Hacia el XVI Capítulo General de las MSC



Todo el material que compartimos en el blog es muy bueno e interesante, sin embargo, en esta oportunidad, queremos recomendarles especialmente la lectura del capítulo 2 del libro de la Hna. María Barbagallo, "Liberaos y alzad el vuelo", que iremos subiendo los jueves a partir de hoy.

El motivo de esta recomendación especial, es que, justamente, esa frase de Madre Cabrini, fue la elegida, en la Reunión Inter Capitular en Addis Abeba en febrero de 2019, como tema del próximo Capítulo General de las MSC, a celebrarse en Roma en mayo de 2020.

Leer y reflexionar este texto, será una excelente forma de ir preparándonos para este evento tan importante para el Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús.


Debajo encontrarán la carta de la Superiora General, Hna. Bárbara Staley, anunciando la apertura oficial del tiempo preparatorio al XVI Capítulo General y la oración correspondiente.


jueves, 5 de septiembre de 2019

"Levantar un templo en el propio corazón" (8va y última Parte)








Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018



Capítulo 1:
“Levantar un templo en el propio corazón”
El camino de la interioridad




***

En esta mística de la interioridad parece situarse la esperanza de San Pablo: “doblo las rodillas ante el Padre... para que os conceda ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestra persona interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios” (Ef 3,14-19). Madre Cabrini interpreta así este pasaje:

“Echémonos en las llamas del Corazón Santísimo de Jesús y dejemos que ese Santo fuego penetre hasta lo más íntimo de nuestra médula, de nuestro espíritu, para que destruya, purifique, renueve, santifique todos nuestros pensamientos, afectos, sentimientos, intenciones y deseos. Y ¿qué tendremos que temer si el Corazón Santísimo de Jesús nos protege? ¿qué no podremos esperar confiando en el Corazón de tan piadoso y poderoso abogado? Fijemos siempre la mirada en la herida del Corazón Santísimo de Jesús y allí leeremos con letras de sangre, la amplitud y profundidad del amor que Él nos tiene y nos sentiremos, siempre y en todas partes, animadas a esperar todo de su infinita bondad”[1].

En el recorrido espiritual indicado y sobretodo vivido por S. F. Cabrini, hay también una pedagogía concreta experimentada por ella, no sólo como maestra de escuela y del espíritu, sino también como fundadora de una congregación religiosa, porque ha sido formadora de centenares de Religiosas a las cuales pedía la práctica cristiana enraizada en el Evangelio. Sin embargo, es más una práctica basada en el discernimiento de los espíritus y en el respeto a las personas concretas, indicándoles el camino de la sencillez y de la fe sin apariencias místicas, ni compensaciones de ningún tipo:

“El servicio de Dios sin consuelos es más seguro que el abundar en dulzuras y apoyos naturales, porque es más fácil que obre la naturaleza que no el espíritu”[2].

Pero tal vez es en esta seriedad y transparencia, en esta línea de conducta cristiana, donde está la dificultad. A este propósito dice Giuseppe de Luca: “... no toleraba ningún compromiso con ese otro mundo, secreto pero vivísimo, que está en nosotras y, a veces, nos seduce más que el mundo exterior. Fuera las lentas ensoñaciones, fuera las tristezas profundas, fuera las satisfacciones sentimentales, mucho más graves y peligrosas que las complacencias sensibles. Fuera las nostalgias, fuera los retornos sobre sí mismo, fuera el encierro en sí mismo. Fuera finalmente, en la oración y en la mortificación, esas mórbidas ternuras que nos hacen tan amables a nosotras mismas, tan dignas de admiración y de devoción solemne”[3].

En efecto, Madre Cabrini dice que:

“Para elevar un templo en el propio corazón y unirse con Cristo en Dios es necesario imponer silencio a todos los enemigos, es decir, a las propias pasiones, y ponerlos a todos bajo los pies en una victoria decisiva… Porque está escrito que Dios no puede habitar en un corazón esclavo de las pasiones”[4].

A través de la evaluación sincera de sí mismo y de los acontecimientos que afectan a nuestras vidas, en la tensión constante de apertura a Dios y a los demás, la persona cristiana puede entrar en la crisis más dolorosa sin perder nunca la esperanza de que todo, también aquello que no se comprende, tiene un sentido y conduce a un bien que nosotros no siempre percibimos. Pero el camino hacia la interioridad es también un don que se nos da junto a la gracia y que lleva consigo el regalo más grande: Dios mismo.



[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 227
[2] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 85
[3] Don G. De Luca, M. Cabrini, la Santa degli Emigranti, Ed. Di Storia e Letteratura, Roma 2000, pág. 90
[4] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág 222

El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí.