Uno de los días más hermosos que
ha habido
El hermoso día de la Inmaculada de
1903
MI RETIRO ESPIRITUAL EN SEATTLE,
WASH (Octava parte)
La
ciencia ofrece goces intelectuales, mas para que ellos nos alcancen es menester
que la religión los santifique y los anime, y para que los conocimientos que
ella nos proporciona eleven realmente nuestro espíritu es preciso que se apoyen
en la fe, en esta elegida hija del cielo.
Ahí, en
la Divina Eucaristía, el amable Jesús se hace todo para todos, por cada uno se
empequeñece y satisface al genio vasto y profundo que anhela conocer, como le
inteligencia sencilla e ingenua, que apenas desarrollada, no pide otra ciencia
que la que es necesaria para creer y para amar.
La
ciencia de los santos no consiste más que conocer a Dios y en conocerse a sí
mismos, en comprender cuál es la meta de nuestra vida y cuáles son los medios
adecuados para alcanzarla. La práctica de esta ciencia se resume en tres
palabras: Amor a Dios y al prójimo, verdadera humildad y cumplimiento de las
obligaciones de nuestro estado.
Reposad
siempre en Dios, seguid en todo y por todo su Providencia y no tener muy en
cuenta la prudencia humana.
Debéis
ser siempre muy valientes, porque Dios, que es nuestro todo, tiene el hilo de
nuestra conducta entre el laberinto y las intrigas que en esta vida producen la
humana sabiduría.
Observad
que el buen gobierno no depende de los talentos naturales, sino de la gracia
sobrenatural, La cual da más perfectamente la experiencia necesaria que la
prudencia mundana.
…
No hay comentarios:
Publicar un comentario