jueves, 17 de diciembre de 2020

Una espiritualidad eclesial para Laicos (8va parte)

 


Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo, Codogno 2018




Capítulo 14:


Una espiritualidad eclesial para Laicos

Según el espíritu de Santa Francisca Cabrini





Uno de los aspectos más fuertes en la espiritualidad laical cabriniana fue ciertamente el aspecto misionero entendido por las Misioneras como reparación, expresión del contexto propia de la espiritualidad del Sagrado Corazón, y por los laicos colaboradores cabrinianos como solidaridad con el sufrimiento del mundo. Incluso en este sentido el significado no está sólo en el hacer apostólico, sino también en el ser. Muchos laicos que participan en la misión cabriniana, no sólo son capaces de ir y compartir la vida de las Misioneras, sino también de sufrir la inseguridad y la pobreza que ésta conlleva.

La experiencia de Madre Cabrini ha influido en las actitudes de muchos laicos y laicas que han tenido contacto con su carisma directa o indirectamente. En los Capítulos Generales posteriores a 1990, la presencia de los laicos ha sido constante y en cada documento de las Misioneras del Sagrado Corazón hay una referencia clave de la misión con los laicos.

En las conclusiones del Capítulo General de 1996 ya se habla normalmente de Hermanas y laicos y se llega a referir a ambos con la nueva dicción: Familia Cabriniana, dedicando así una tercera parte de las Conclusiones Capitulares a la colaboración misionera de los laicos:

“La experiencia del pasado sexenio ha hecho emerger con fuerza que los laicos colaboradores y corresponsables, voluntarios y misioneros laicos Cabrinianos, son una presencia cualificada y una riqueza apostólica para la Familia Cabriniana.

Ellos son sujetos vocacionales que entran en interacción con todas las vocaciones eclesiales y con la vocación de las Misioneras del Sagrado Corazón y representan un potencial propulsor para la transmisión del carisma.”[1]

Con esto los colaboradores laicos son ya parte integrante de la misión cabriniana y, con ellos, todas las Regiones y Provincias evalúan y programan la misión, no sólo en las obras, sino también en el espíritu.



[1] Cfr. Conclusiones Capitulares de 1996




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