jueves, 15 de abril de 2021

Hna. Virginia - Episodio 2: Gran misión en Buenos Aires (1ra parte)

 

Gran misión de Buenos Aires

El 24 de octubre de 1959 toma posesión del Arzobispado de Buenos Aires el Cardenal Antonio Caggiano. En el transcurso de ese acto, anunció la realización “de una empresa espiritual de vasto alcance, con el fin de renovar la vida cristiana de la Arquidiócesis y, si fuera posible, del Gran Buenos Aires”. Para que esto fuese posible, dijo, se formaría una "legión de misioneros”. Esta empresa espiritual abarcaría, además de la Capital Federal, las Arquidiócesis de San Isidro, Morón, Lomas de Zamora y parte de la diócesis de La Plata. El objetivo de la gran misión era "la renovación de la vida cristiana y el mejoramiento espiritual de los católicos porque de ello depende también, el bienestar de la Nación".

El destino eran ocho millones de almas, especialmente niños sin bautizar, sin haber recibido los sacramentos, personas enfermas y extranjeros.

La realidad mundial estaba enrareciéndose con las ideas marxistas y la fe católica decaía. El gran flujo de inmigrantes italianos, españoles, judíos y de muchas otras latitudes hizo que tuvieran que hacinarse en conventillos superpoblados. Esta corriente de personas que llegaban, en su mayoría, en condiciones más que paupérrimas, se fue derivando en dos vertientes. Los que habían conseguido horas de trabajo que rayaban en la explotación, se arrimaban a una clase social que no llegaba a ser la media pero que, con todo el esfuerzo, habían conseguido una vivienda propia o uno o dos cuartos en viviendas comunes (conventillos). La otra vertiente, que por distintas razones no conseguía algún tipo de progreso, se alejaba del centro urbano para ir a ocupar la periferia y formar lo que a mediados de los años treinta, se empezó a conocer como "villas miserias" y más tarde, como "barrios de emergencia”. Lo cierto fue que ante la carencia de una ideología basada en elementos de carácter tradicional cristiano, comenzó a expandirse de manera manifiesta el pensamiento de neta raíz marxista. Tal vez, por temor, todo se exageró un poco, pero ese cúmulo de situaciones más cercanas o más lejanas, crearon la necesidad de encarar una renovación en la espiritualidad y en los fundamentos religiosos del pueblo que, por todo lo que se ha enumerado, había sufrido un deterioro tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo.

Se previó la colaboración de dos mil quinientos misioneros, tanto del país como extranjeros, sobre todo españoles y se abrieron dos mil centros misionales en un radio de cuatro mil quinientos kilómetros cuadrados. En este ámbito se concentraba el 40% de la población del país. De esa población, el noventa por ciento se decía católico pero gran parte, padecía una marcada ignorancia religiosa.

Las hermanas de nuestro Instituto también fueron convocadas y recibieron como campo de misión el barrio de Budge y La Salada. Ambas zonas eran paupérrimas, con viviendas más que precarias, hechas de chapa y rezagos de plástico y enclavadas en medio de calles que permanentemente, estaban llenas de barro.

La población de estos barrios estaba compuesta por emigrantes en su mayoría latinoamericanos, provenientes de Paraguay y Bolivia.

Las hermanas enviadas emprendieron la misión con gran espíritu y entusiasmo y sin decaer ni un solo instante, la llevaron adelante. La misión general había sido puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján.




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