NOVENA DE LA ASUNCIÓN
(Parte 5 de 5)
En
el santuario del Corazón amante de mi Amado pondré esta noche todo cuánto he
realizado por su amor, pidiendo humildemente perdón de mis faltas y descansando
luego tranquila en El; no pensaré más que en servirle mejor mañana y en seguir
sus santas inspiraciones.
Oh
Jesús amantísimo, qué bueno eres. Desde el momento en que te conocí me
sedujiste con tu belleza de tal modo que, olvidándome de todo, te seguí y soy
inmensamente feliz pisando tus huellas. El padecer no es ya padecer, sino un
dulce gozar cuando se está contigo… Oh, mi Amado es más hermoso que el sol y
sobrepasa todo orden de belleza. La luz es bella, pero Él la sobrepasa, porque Él,
mi Tesoro, es el esplendor de la luz eterna. Él es la majestad de Dios. Oh, yo
amo a mi Amado; le amo mucho, mucho, me consumo de amor. Dilata mi corazón, Amado
de mi alma, hazlo un poco más capaz, porque no puedo ya soportar tu Amor. Oh,
océano de infinito amor, te amo y quisiera amarte, pero cuanto más te amó menos
te amo porque quisiera amarte más. No puedo más; dilata… dilata mi corazón…