NOVENA DE LA ASUNCIÓN
(Parte 2 de 5)
Dios
me ha creado y, por tanto, yo soy hija suya. Los hijos, para ser verdaderos
hijos, no deben desdecir del carácter de sus padres; y yo, para ser verdadera
hija de Dios, debo procurar ser cada día más perfecta en todo, a fin de imitar,
siquiera como pálida sombra, la santidad de mi Dios. El carácter de Dios es la
perfección infinita. No pudiéndome acercar a tanta sublimidad, me esforzaré en
velar atentamente para corregir mis defectos y crecer en el santo amor divino.
No
pudiendo por mi insuficiencia ser perfecta como quisiera, para imitar a mi Padre
celestial, mi dulce Esposo, creceré en el amor, le amaré cada vez más, me
consumiré de amor por El. El amor es fuerte como la muerte; el amor lo consigue
todo.
Declina
a malo et fac bonum. Inquire pacem et persequere eam.
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