El hermoso día de San Miguel de
1902 (Cuarta parte)
MI RETIRO ESPIRITUAL EN CODOGNO
La conducta de mi vida debe modelarse sobre los ejemplos admirables
de la vida de Jesús.
¿Cómo haré yo para invitarte? ¡Oh mi Jesús! Sí, lo podré, porque lo
deseo firmemente, lo podré con tu gracia, y también porque Tú, ¡oh mi amado!,
actuarás en mí y me harás, suavemente y con fuerza, caminar por tus caminos. Omnia
possum in Eo qui me confortat.
Aceptaré con plena conformidad las disposiciones de Dios, todas las
tribulaciones, sin distinción de especie, pensando siempre que todas las
espinas, antes de pincharme, han pasado por la Cabeza y por el Corazón de mi amantísimo
Jesús, y que todas las cruces, por pesadas e ignominiosas que sean, las ha
llevado antes mi amado, y que las mías no soy yo sola quién las tiene que
llevar, sino que Él, por la magnánima bondad de su Divino Corazón, las lleva
conmigo.
Si tú llevas de buen grado la Cruz, la Cruz te llevará a ti.
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