Fragmentos de cartas y hojitas sin fecha e
incompletas
(Segunda
parte)
Me
confesaré siempre pecadora, porque tal soy en realidad, y recordaré que el que
dice no tener pecado se miente a sí mismo y al Espíritu Santo.
Me
creeré siempre incapaz de nada y buena sólo para hacer el mal; pero trabajaré
siempre con gran entrega conforme a la obediencia, y si alguna cosa me sale
bien, me guardaré de atribuírmela a mí misma, sino sólo a la bondad del Divino
Corazón.
Consideraré
a todas mis Hermanas mejores que yo y santas, y por tales la respetaré viendo
en cada una de ellas a la verdadera esposa de Cristo, de la cual no merezco la
compañía y ni siquiera besar la tierra que pisa.
Al ver
algún defecto en mis Hermanas lo atribuiré a mi malicia y maldad, y cuando no
pudiera excusar la acción, excusaré la intención.
Todas
son más santas que yo, aún aquellas que tuvieran las apariencias menos buenas.
Me
guardaré bien de juzgar los hechos ajenos para no merecer un día ser
terriblemente juzgada y severamente castigada.
Tendré
gran caridad con todas y cada una de mis Hermanas y no las ofenderé nunca ni de
palabra ni de obra.
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