(Quinta parte)
Ejercicios
Espirituales de las externas
Avisos a
las Religiosas (Continuación)
Todo a
la mayor Gloria
del
Corazón Santísimo de Jesús,
por el
cual la Religiosa se ha hecho víctima por los
pecadores,
sus amados hermanos
La
religiosa es una víctima de santo amor y cada día desea poder hacer mucho y
padecer por su Amado. Las víctimas voluntarias no son quejumbrosas, sino
generosas, y todo les parece fácil, todo bello, todo sereno, todo gozoso, por
lo cual se puede decir que poseen el cielo en el alma, que pueden en todo
momento hacer participar en él a todos los que la rodean, a todos los que se le
acercan. Esto es realmente el gran espectáculo que causa admiración en todos
los que observan a la Religiosa, que sea verdadera Religiosa de óptimo
espíritu.
Las
víctimas deben ser puras e inmaculadas, y por eso la Religiosa debe tener
especial cuidado de guardar su corazón, erradicando cada vez más de sí todas
las afecciones, aún aquellas que le parezcan muy inocentes y naturales.
Para
ella no existe ya nada natural, habiéndose entregado a Aquel que no sólo ha
renunciado al mundo, sino que dijo solemnemente: Yo no ruego por el mundo.
La
religiosa sufre en silencio, y si le preguntan por sus sufrimientos responde
con una sonrisa celestial: oh, yo vivo un cielo dentro y alrededor de mí, un
cielo que ninguna delicia de aquí abajo puede igualar.
La
religiosa es modesta y muy moderada en todos sus movimientos, no exagera nunca
ni la dulce emoción ni el dolor.
La
religiosa no conoce patria, no hace distinción de lugar o de país, porque para
su gran ánimo el mundo es pequeño.
La
religiosa vive en un perfecto abandono en el Corazón adorable de Jesús y no le
preocupa ningún pensamiento.
Dichosa
tú, alma privilegiada. Dios esté siempre contigo y te bendiga.
A. M. G. SS. C. J.
…
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