Los laicos y laicas en la misión Cabriniana
Giuseppe Tansini
La historia del Instituto de las Misioneras del Sagrado
Corazón de Jesús,
fundado por Madre Cabrini en Codogno,
comienza a finales del siglo XIX y principios del XX,
en un tiempo de grandes acontecimientos históricos,
culturales, sociales y eclesiales.
Es un período
caracterizado por la capacidad de “saber leer los signos de los tiempos en
constante dialéctica entre la tradición y la innovación, entre el pasado y el presente,
con el compromiso de ser fiel a su identidad carismática”.
Dentro de esta
historia queremos destacar el papel de las laicas y laicos que, por diversas
razones y por haber participado en diferentes eventos, se han encontrado con el
carisma cabriniano y han compartido su espíritu.
Es una historia de
colaboración de hermanas y laicos que se ha desarrollado en numerosas obras de
caridad tales como orfanatos, escuelas, hospitales, ambulatorios, residencias
de ancianos, casas de espiritualidad. Obras fundadas por Madre Cabrini y
posteriormente incrementadas durante estos 137 años de compromiso misionero.
Desde el principio la
colaboración de hermanas y laicos fue muy intensa, sobre todo en la obra misionera y en la asunción del espíritu y estilo apostólico de las
hermanas cabrinianas.
Algunos ejemplos
históricos nos explican cómo los laicos siempre estuvieron presentes en la
misión de Madre Cabrini. La señora Elena Arellano era una rica señora que ayudó
a la Madre en la fundación de Nicaragua y supo continuar su obra de
beneficencia y formación cabriniana para asegurar la educación católica también
con gobiernos de tendencia masónica. Otro ejemplo es la colaboración de la
condesa de Cesnola, que ayudó a la Madre en la primera misión de los Estados
Unidos. Posteriormente, la histórica figura de Lo Pa Hong, gran personaje de
China de principios del siglo XX. Gran católico, acogió y apoyó a las primeras
Hermanas Cabrinianas que desembarcaron en China en 1926 y las ayudó hasta 1951,
cuando los acontecimientos históricos obligaron al Instituto a interrumpir la
actividad misionera en esa tierra tan soñada por la Santa Madre.
Cada nación y cada
obra tuvo a nivel internacional personas laicas como colaboradoras, consultores
o benefactores que la madre consideraba “enviados por San José” en los momentos
difíciles. Entre los muchos colaboradores, se mencionan figuras eminentes de
laicos profesionales, artistas, escritores o personajes no famosos que, humilde
y sencillamente, ayudaron a las Misioneras en sus obras de caridad.
En 1984, el Xº
Capítulo General en las Conclusiones, se refiere a los laicos en dos puntos:
§ Agilidad y disposición para colaborar con los demás en la
construcción del Reino, especialmente con la Iglesia local, promoviendo también los
diversos ministerios laicales.
§ Formar un grupo
internacional de laicos y religiosas que proporcione información a la Casa
General.
A nivel institucional
se vio que, al progresar y crecer la misión, la gestión de las obras era más
compleja y necesitaba cada vez más la ayuda de laicos que, después del Concilio
Vaticano II, se consideraban no sólo colaboradores, sino corresponsables de la
misión.
A este cambio se
añadió la reducción progresiva de la presencia de las Religiosas, con la
dificultad para “mantener vivo el carisma”
en las obras y para desarrollar un apostolado que diese sentido misionero a las
actividades educativas, sanitarias y pastorales desarrolladas ahora
principalmente por personal laico.
La cotidiana
colaboración de Hermanas y Laicos permitió desarrollar con el tiempo una espiritualidad laical cabriniana
cuyo aspecto misionero se vio como solidaridad con el sufrimiento del mundo y
como reparación en el contexto de la
espiritualidad del Sagrado Corazón.
Así fue como en 1990
Sor María Barbagallo, al recibir su segundo mandato como Superiora General,
decidió, junto con su Consejo General, invitar a algunos laicos a los Capítulos
Generales. Su presencia simbólica y significativa daba concreción a la visión
profética de la participación de los laicos en la vida de la misión, iniciando
una historia que está documentada en las importantes referencias de los
documentos capitulares conclusivos en el apartado: la Misión de los Laicos.
En 1991 nace en
Chicago el documento “Corresponsabilidad
y formación con los laicos en la Misión Cabriniana”, elaborado por el
Consejo Extendido con la participación internacional de los laicos y aprobado
por el Consejo General.
§ Voluntariado / MLC (Misioneros/as
laicos/as Cabrinianos/as: laicos /as disponibles para una colaboración estable
de apostolado en las misiones cabrinianas.
§ Corresponsables Cabrinianos: Laicos/as con una
relación consolidada en la conducción de la obra cabriniana.
§ Colaboradores/as Cabrinianos: personas que directa
o indirectamente realizan su trabajo en la obra cabriniana.
Se establece en la Formación el instrumento fundamental
para la integración de los laicos a través de un proceso en el que se comparte
el significado del carisma, los valores, el estilo de vida, la identidad
cabriniana transmitida por el conocimiento de la vida de la Madre y de la
historia de su Instituto.
El esfuerzo mayor y
más complejo fue la difusión del documento y su aplicación en las realidades
provinciales y locales, que tuvieron que superar el desconcierto de algunas
Hermanas y Laicos no preparados aún para esta revolución pacífica. El esfuerzo
requerido se concretaba en la ejecución de Proyectos
apostólicos locales que desarrollaron Hermanas y Laicos de todas las
instituciones educativas, sanitarias y pastorales en un proceso de maduración
personal y comunitaria con la progresiva toma de conciencia del “hacer misionero”.
El largo proceso de
formación requirió la disponibilidad de las Hermanas y los Laicos en la
participación activa en las reuniones locales, en las asambleas provinciales
anuales o bienales de
Hermanas y Laicos, en los encuentros por sectores (escuelas, hospitales,
hogares de ancianos y centros de espiritualidad), en la celebración de los
eventos festivos del Instituto.
En las conclusiones
del 13º Capítulo General de 1996, después de una reflexión específica sobre la
“Presencia y vocación laical hacia el
tercer milenio”, se sintió la necesidad de subrayar que “la experiencia del pasado sexenio ha puesto
de relieve que los laicos colaboradores, corresponsables, voluntarios y
misioneros laicos cabrinianos son una presencia cualificada y una riqueza
apostólica para la Familia Cabriniana”.
Los laicos cabrinianos
se han sentido cada vez más implicados en la vida de la misión, incluso
mediante la fundación de formas de
Voluntariado local destinadas a la recogida de fondos para las misiones,
para mantener viva la memoria de la Madre y del Instituto por medio de la
gestión de la casa Natal, la recuperación y conservación de documentos
históricos, la organización y participación en actos celebrativos, como los
aniversarios de la fundación de obras individuales, exposiciones celebrativas,
etc.
En 2002 el Capítulo General
confirma la realidad de un buen Voluntariado Cabriniano al elaborar un
documento de los Misioneros/as Laicos/as Cabrinianos/as.
La participación
laical en la vida misionera encuentra en la Formación permanente y en las actividades diarias junto con las
Hermanas, los pilares de un progresivo crecimiento espiritual laical gracias
también a las estrategias que fomentan el compromiso y la responsabilidad
laical de las obras.
El intercambio
continuo de lo positivo y de lo negativo de cada realidad, la elaboración y el
diseño de las sinergias tecnológico-administrativas y pastorales, el desarrollo
de los recursos humanos y financieros conllevaron la intensificación de la
relación Laicos-Hermanas y la necesidad de formar un Liderazgo laical.
En 2005, además de la
participación activa de los Laicos en la celebración del 125º aniversario de la
fundación del Instituto, se convocó en Codogno una Comisión internacional de Laicos/as corresponsables con la Misión
que redactó una primera síntesis de Espiritualidad
Laical Cabriniana.
Los distintos
Capítulos Generales siguen poniendo el énfasis en la ya imprescindible
colaboración de los Laicos. La Nueva
Visión Misionera concreta el mandato misionero en la opción por los pobres
y el instrumento para realizarlo, en la Misión
compartida Hermanas-Laicos.
En 2011 se fundó en
Codogno una Escuela de formación laical
que contó con la participación atenta y entusiasta de muchos Laicos de la
Provincia italiana y europea.
El último Capítulo General
de 2014 celebrado en Brasil, confirió a la Hna. Bárbara Staley y a su Consejo el
mandato de elaborar y realizar un amplio Plan Estratégico en la convicción de
que “Ahora es el tiempo favorable”.
Entre los puntos
clave, se subrayó la Misión compartida Hermanas-Laicos: “el laicado, que comenzó con una pequeña semilla, ha echado raíces, a
florecido vocacionalmente y juntos podemos vivir la experiencia de Madre Cabrini”.
La trayectoria descrita brevemente muestra el largo
camino recorrido en la integración y la inclusión de los Laicos en la Misión
cabriniana. Hermanas y Laicos juntos han tenido que vencer resistencias y
superar dificultades personales e institucionales para realizar el cambio
solicitado por la lectura atenta de los signos de los tiempos. El verdadero
desafío de hoy y del futuro inmediato, les pide a los Laicos coraje, un mayor
compromiso y corresponsabilidad para compartir las alegrías, angustias y
esperanzas, en el convencimiento de sentirse protagonistas de un carisma que el
Espíritu Santo mantiene vivo y fecundo.
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