viernes, 27 de marzo de 2020

Testimonios desde casa..."Cuarentesma"


“Cuarentesma”
Por María del Rocío López*

Mi Cuarentena podría decir que es la mejor versión de Cuaresma que viví en mi vida. Todo aquello para lo que "nunca había tiempo" se tornó casi obligatorio de pensar y de hacer. La "Cuarentesma" es un mar de emociones sentimientos y pensamientos. Las clases se reversionaron y esos nenes y nenas que muchas veces agotaban la paciencia, se tornaron casi necesarios para seguir. No sé si extraño mi trabajo, mis alumnos, o el conjunto de emociones que eso me generaba todos los días.
No puedo evitar no pensar en el último abrazo que di, el último mate que compartí y la última salida de paseo. Ese último "Hasta la próxima, hasta luego", se volvió realmente así, un misterio hasta que nos volvamos a encontrar.
La “Cuarentesma” no me deja no pensar en mi casa, en mi familia, en lo que tengo y en lo que no, en lo que deseo y lo que claramente quiero evitar.
Este tiempo me acercó a personas lejanas (gracias a la tecnología) hizo que los sentimientos se puedan transmitir de mil modos y que un "te quiero" un "te extraño", brote sin vergüenza y de manera muy real. Me llevó a volver a mirar a mi familia con ojos de niña; familia cercana, unida, protectora y llena de amor.
La “Cuarentesma” me hizo pensar en lo privilegiada que soy de poder hacerla. Poder estar en mi casa, con mi familia, con comida y cosas que quiero. Este tiempo me hizo acercarme en pensamiento y obra a todos los que están solos, a los ancianos (que de a poco manejan los celulares y las redes) a la gente que está en la calle, a los que no tienen comida.
La “Cuarentesma” ayudó a mirarme, a pensarme y reafirmarme.
El tener tanto tiempo me obligó a ocuparme de mí y lo que me rodea.
Pero lo mejor que me dio fue mi cercanía con Dios. Me ayudó a que nos reencontremos en esos ratos de silencio y soledad, de canto y de charla.
Sinceramente no veo la hora que todo esto pase y volver a la rutina pero estoy segura de una sola cosa, mi "cuarentesma" me ayudó, me cambió, me impulsó a crecer.


* María del Rocío López es Catequista del Nivel Inicial y Primario
del Instituto Cabrini de Buenos Aires, Argentina.

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