lunes, 21 de noviembre de 2016

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 24


MI RETIRO

En el segundo día de Cuaresma
1883

Me parece encontrarme como aplastada por una montaña de pecados, y esto me entristece hasta el punto de no saber qué hacer. Ni en Dios ni en mis superiores me parece encontrar esa fuerza que en tan tremendos instantes necesita mi alma. ¡Dios mío, qué tristeza!
Pero en el fondo del alma siento que mi Jesús me infunde continuamente una chispa de ánimo y me dice con voz casi perceptible:
–Sígueme, que yo estuve por ti triste hasta la muerte.
–Sí, Jesús mío, quiero seguiros sometiéndome enteramente a vuestra justísima voluntad y procuraré soportar estas penas internas para aliviar, oh mi amable Jesús, las tremendas penas que vuestro dulce corazón sufrió en el Huerto de los Olivos a la vista de los pecados de todo el mundo (Mc 14,33)
, y especialmente de los míos, que os producirían más acerbo dolor por ser de un alma tan favorecida por Vos en toda su vida, especialmente al elegirla como vuestra esposa. Me mostraré con todos siempre alegre, ocultando mis penas por vuestro amor.
Sabré compadecer y corregir con suavidad a mis Hermanas para hacerles más ligero el suave yugo de vuestro servicio.
Soportaré con gusto la gran pena que siento por tener que comer por obediencia cosas diferentes a las de la comunidad, y esto para suplir los ayunos y las penitencias que no puedo hacer.
Jesús mío, socorredme; liberadme de todos mis enemigos espirituales y modelad mi alma según vuestro beneplácito.

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