Uno de los días más hermosos que
ha habido
El hermoso día de la Inmaculada de
1903
MI RETIRO ESPIRITUAL EN SEATTLE,
WASH (Décima parte)
El alma
que está íntimamente unida a Dios e investida de una virtud superior, se hace
dueña de sus pasiones, y no hay ninguna fuerza, ningún engaño, que pueda
hacerla caer en pecado. Esta no es empero la impecabilidad de los beatos (sería
un error pensarlo), pero es una impecabilidad moral que refuerza admirablemente
la voluntad del alma fiel.
Pero es
necesario trabajar un poco en torno a la adquisición de la virtud y no
pretender que venga por sí misma.
En
cuanto se forma la costumbre virtuosa, se avanza sin fatiga, formando casi una
alianza que Dios fortalece y fortalece de tal manera que luego no puede ya
sufrir cambios. Un alma que adquirió, por ejemplo, el don de la contemplación, ya
no tiene nada que le distraiga, e incluso en las cosas más aptas para distraer,
se encuentra con su Amado, con el que la caridad le une.
La
perfección de los votos hace santas a las Religiosas…
No os recostéis
cómodamente sobre la Cruz, pues si no el hombre viejo no sólo no muere, sino
que aumenta, y luego la fatiga se hace mayor, porque ofrece resistencia y le
domina.
No conceder nada al hombre viejo, a las inclinaciones; mortificarlas
todas. Una vez que esté muerto resurgiremos a una nueva vida, la vida de los
cuerpos gloriosos.
Crucificar al hombre viejo con los
votos y hacerle morir con la perfección de los mismos, con un buen deseo se
logra. Un buen deseo fortalecido por Dios resulta omnipotente, porque se ve avalorado
por la omnipotente virtud de Dios.
La perfección es un tesoro que se
compra vendiendo todo.
…
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