jueves, 19 de septiembre de 2019

"Liberaos y alzad el vuelo" (2da Parte)




Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 2:
“Liberaos y alzad el vuelo”
En el misterio de Dios




Moverse libremente en la infinitud de Dios”, es un tipo de salto en calidad de vida, es un “trascender” todo lo que limita, somete, empequeñece, banaliza, hace perder tiempo, crea problemas inútiles, debilita las energías que sirven para otras cosas, cansa y envilece:

“Por lo tanto dirigimos a Él nuestras almas, creadas por Él y para Él. Esas almas en las que Él ha infundido una fuerte atracción por todo lo que es bello y grande, como prueba de nuestro origen y del fin para el que fuimos creadas. Elevémonos de las cosas de la tierra y ya que no podemos volar, sobrevolémoslas por lo menos”.[1]

Desligándose de la banalidad, se alcanza “un alto grado de santidad que nos hace volar a aquella altura donde ya no nos acordamos de la tierra y de sus miserias”:[2]

“la verdadera esposa del Corazón Santísimo de Jesús es verdaderamente la mujer que alcanza el más alto grado de perfección, es el águila generosa que desprecia el lodo de la tierra menospreciándolo y sometiéndose a sí misma, se pone a seguro en la alta caverna, o sea en el Corazón de su Dios”.[3]

Ciertamente para ser capaces de trascender lo que Madre Cabrini llama pequeñas miserias, son necesarias las virtudes que Madre Cabrini recomienda en cualquier aspecto de la vida misionera:

“La humildad y la sencillez son dos virtudes demasiado preciosas, demasiado grandes que nosotras debemos apreciar sobre todas las otras... Estas dos virtudes son las dos alas con las que la Misionera del Sagrado Corazón puede volar al monte santo de la perfección; procurad todas adquirirlas a costa de cualquier sacrificio y, si lo obtenéis, felices vosotras”.[4]

En efecto, estas virtudes ayudan a cultivar los intereses del Reino de Dios y son parte del progreso en la fe y de la ascesis de todos los días. Aquí también se necesitan algunas condiciones que la misma Madre consideraba importantes para sí misma:

“La sencillez y el abandono en Ti serán mis robustas alas, con las cuales podré volar siempre hacia Ti, sobrevolando las miserias de la tierra y lejos de todos los enemigos de la perfección religiosa”.[5]



[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 541
[2] Cfr. Epistolario, Vol. 3°, Lett. n. 940
[3] Cfr. La Stella del Mattino, pág. 88
[4] Cfr. Epistolario, Vol. 3°, Lett. n. 1142
[5] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 209


El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí

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