Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018
Capítulo 1:
“Levantar un templo en el propio corazón”
El camino de la interioridad
***
En esta mística de la interioridad parece situarse la esperanza de San
Pablo: “doblo las rodillas ante el Padre... para que os conceda ser
robustecidos por medio de su Espíritu en vuestra persona interior; que Cristo
habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro
cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo
largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo
conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios”
(Ef 3,14-19). Madre Cabrini interpreta así este pasaje:
“Echémonos
en las llamas del Corazón Santísimo de Jesús y dejemos que ese Santo fuego
penetre hasta lo más íntimo de nuestra médula, de nuestro espíritu, para que
destruya, purifique, renueve, santifique todos nuestros pensamientos, afectos,
sentimientos, intenciones y deseos. Y ¿qué tendremos que temer si el Corazón
Santísimo de Jesús nos protege? ¿qué no podremos esperar confiando en el
Corazón de tan piadoso y poderoso abogado? Fijemos siempre la mirada en la
herida del Corazón Santísimo de Jesús y allí leeremos con letras de sangre, la
amplitud y profundidad del amor que Él nos tiene y nos sentiremos, siempre y en
todas partes, animadas a esperar todo de su infinita bondad”[1].
En el recorrido espiritual indicado y sobretodo vivido por S. F. Cabrini,
hay también una pedagogía concreta experimentada por ella, no sólo como maestra
de escuela y del espíritu, sino también como fundadora de una congregación
religiosa, porque ha sido formadora de centenares de Religiosas a las cuales
pedía la práctica cristiana enraizada en el Evangelio. Sin embargo, es más una
práctica basada en el discernimiento de los espíritus y en el respeto a las
personas concretas, indicándoles el camino de la sencillez y de la fe sin
apariencias místicas, ni compensaciones de ningún tipo:
“El
servicio de Dios sin consuelos es más seguro que el abundar en dulzuras y
apoyos naturales, porque es más fácil que obre la naturaleza que no el
espíritu”[2].
Pero tal vez es en esta seriedad y transparencia, en esta línea de conducta
cristiana, donde está la dificultad. A este propósito dice Giuseppe de Luca:
“... no toleraba ningún compromiso con ese otro mundo, secreto pero vivísimo,
que está en nosotras y, a veces, nos seduce más que el mundo exterior. Fuera
las lentas ensoñaciones, fuera las tristezas profundas, fuera las
satisfacciones sentimentales, mucho más graves y peligrosas que las
complacencias sensibles. Fuera las nostalgias, fuera los retornos sobre sí
mismo, fuera el encierro en sí mismo. Fuera finalmente, en la oración y en la
mortificación, esas mórbidas ternuras que nos hacen tan amables a nosotras
mismas, tan dignas de admiración y de devoción solemne”[3].
En efecto, Madre Cabrini dice que:
“Para
elevar un templo en el propio corazón y unirse con Cristo en Dios es necesario
imponer silencio a todos los enemigos, es decir, a las propias pasiones, y
ponerlos a todos bajo los pies en una victoria decisiva… Porque está escrito
que Dios no puede habitar en un corazón esclavo de las pasiones”[4].
A través de la evaluación sincera de sí mismo y de los acontecimientos que
afectan a nuestras vidas, en la tensión constante de apertura a Dios y a los
demás, la persona cristiana puede entrar en la crisis más dolorosa sin perder
nunca la esperanza de que todo, también aquello que no se comprende, tiene un
sentido y conduce a un bien que nosotros no siempre percibimos. Pero el camino
hacia la interioridad es también un don que se nos da junto a la gracia y que
lleva consigo el regalo más grande: Dios mismo.
[1] Cfr. Entre una y otra ola, pág. 227
[2] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 85
[3] Don G. De Luca, M. Cabrini, la Santa degli
Emigranti, Ed. Di Storia e Letteratura, Roma 2000, pág. 90
[4] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág 222
El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario