jueves, 3 de octubre de 2019

"Liberaos y alzad el vuelo" (4ta Parte)







Hna. María Barbagallo, Liberaos y alzad el vuelo
Codogno 2018




Capítulo 2:
“Liberaos y alzad el vuelo”
En el misterio de Dios





Los impedimentos son los gustos y los placeres inmoderados, las propias ideas cuando se convierten en ídolos, las ambiciones, el orgullo, que Madre Cabrini llama “la propia excelencia”, los proyectos propios cuando éstos son incompatibles con el proyecto de Dios, los afectos desordenados y todo cuanto nos hace egocentristas y narcisistas, impidiéndonos la apertura a los demás y al Otro. A pesar de que esto pueda parecer excesivo, trascender las mil tentaciones de las que son objeto nuestros sentimientos, para respirar el aire de Dios, sus criterios e intereses, es el ejercicio que nos habilita para el encuentro extraordinario con la santidad de Dios:

“Amando fuerte y suavemente a mi amado, huiré siempre del mal, es más, volaré sobre el barro y las miserias de la tierra sin darme cuenta de pasar por ellas y siempre me encontraré en un camino luminoso de paz y serenidad”.[1]

Y significa también someterse con amor a la ley de la disciplina interior:

“Mientras que el alma se mantiene unida a Dios mediante la observancia perfecta, permanece bajo el dominio de la gracia y la naturaleza no puede luchar contra ella, salvo cuando se aflojan los nudos de su consagración. Procuremos no ser indignas de los primeros cristianos, los cuales se sentían íntimamente persuadidos de que un cristiano tiene que ser una persona celestial, la cual no vive en la tierra sino por necesidad, siempre preparada a sacrificar bienes, amigos, parientes, patria, reputación y la vida misma, cuando los intereses de Dios y de la propia alma, lo requieren; no tiene que escuchar a seguir los movimientos de la naturaleza corrompida, sino abandonarse enteramente a la impresión de la gracia, dejándose conducir por el espíritu de Dios y regirse en todo por los principios sobrenaturales”.[2]



[1] Cfr. Pensamientos y Propósitos, pág. 125
[2] Cfr. La Stella del Mattino, pág. 195


El capítulo completo lo encuentran en la carpeta "Material" o haciendo clic aquí


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