lunes, 14 de agosto de 2017

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 57



MI RETIRO EN LOS SANTOS EJERCICIOS

18 de noviembre de 1892 (Parte 2 de 5)

En recuerdo de la gracia del Bautismo, prenda de todas las demás, tendré presentes tres momentos especiales de aquel acto como compendio de mis deberes y de mi felicidad.
Me preguntaron primero qué buscaba, y respondieron por mí: la fe. Me preguntaron después que podía darme la fe: la vida eterna. Entonces me respondieron: “Serva mandata”. La fe que conduce a la vida eterna me fue dada plenamente en el sacramento y Dios lo hizo todo de su parte por los méritos de Jesucristo. Falta por cumplir la parte: Serva mandata. Sí, la ley evangélica quiero observar mediante vuestra gracia, oh Jesús mío, y ardientemente deseo observarla en todos sus puntos como Vos la explicasteis detalladamente a vuestros queridos discípulos. Un ardiente deseo me lleva a volar con gran ímpetu hacia la perfección de vuestra ley; pero por mí misma no puedo hacer nada, nada sé, no consigo nada y me encuentro en la más densa oscuridad. Pero no quiero desconfiar ni desalentarme, sabiendo que la nada no puede hacer nada por sí misma, pero que el ser que vos me habéis dado, ayudado por vuestra gracia, puede hacer grandes cosas. Con la gracia colaboradora del Corazón adorable de Jesucristo podré llegar a todo, ya que la bondad de ese Corazón romperá todos los muros de mi ignorancia e indignidad. Ayúdame, pues, Jesús mío; yo confío en Ti. Me siento consumir de amor por Ti; el corazón me dice que me creaste para que te amase con transportes fervientes de amor. Te amo, pues, Amado mío, te amo, te amo y quiero amarte siempre más. Me siento consumir de amor por Ti y es para mí una gran pena, un lento martirio, el no poder hacer algo por Ti. Dilata, Jesús amante, las fibras de mi ser y haz que yo me pueda lanzar mejor hacia Ti, haz que pueda trabajar mucho por Ti y que pueda conducir muchas almas a tu divino Corazón.


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