MI RETIRO EN LOS SANTOS EJERCICIOS
18 de noviembre de 1892 (Parte 4 de 5)
Uso de las criaturas
Todas las
criaturas animadas o inanimadas deben servir para que yo sirva mejor a Dios. Usaré,
pues, de las mismas o las abandonaré según vea que me pueden ser útiles o
impedir el servicio de Dios y mi santificación. Los sentidos se pueden engañar
muchas veces si el alma no está bien inclinada, y por eso no conviene adoptar
términos medios, sino eliminar con presteza todo peligro por muy remoto que nos
parezca. Vigilaré atentamente los afectos de mi corazón y trataré de ser del
todo indiferente a todo, para que mi alma pueda volar directamente a su amado
Jesús en cualquier instante de la vida.
Estaré atenta
y seré generosa para quitar toda ocasión menos santa para mis buenas Hermanas,
a fin de no impedirles el volar libremente hacia la perfección. Alguna vez me
costará sacrificio, tendré que sufrir; pero no importa: soy misionera y lo debo
hacer por la gloria del Corazón Santísimo de Jesús, para el cual soy víctima de
sacrificio y debo estar dispuesta a todo, considerando feliz el día en que me
sea dado sufrir mucho por una causa tan santa y bella. Ilumíname, Jesús; quiero
servirte y hacerte servir fielmente.
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