jueves, 9 de agosto de 2018

"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 103


MI RETIRO ESPIRITUAL EN ARGENTINA
Marzo 1901 (Segunda parte)

Haz, ¡oh Jesús!, que yo corra tras inmensos mares, que desaparecen ante el profundo, admirable misterio de tu amor. ¡Oh Jesús, qué grande y admirable eres en tus obras de amor! Ya no son nada los esplendores del cielo ni las riquezas de la tierra. ¡Oh Jesús, oh Jesús!, ¿cómo eres Tú?...
Tú, ¡oh Jesús!, por los méritos de tu preciosísima Sangre, me has introducido, tras haberme creado, en tu Iglesia, y añadiendo gracia a la gracia, me has puesto en tu casa, como en un santuario, como en un ameno jardín, donde corren las aguas que suben hasta la vida eterna. ¡Oh inmensa y asombrosa bondad!... ¿Con qué moneda, ¡oh mi Jesús!, satisfaceré las inmensas deudas contraídas con tu eterno Amor?
¡Amor… con amor se paga!... Haré, diré, sufriré todo por amor y con verdadero espíritu de amor. No viviré más en mí, sino siempre oculta en Dios. Destruye, oh Jesús, todos mis defectos con el fuego ardiente del amor tuyo. Haz, ¡oh Jesús!, que en la muerte no tenga la tristeza y gran pena de haberte amado demasiado poco.
In odorem unguentorum tuorum, currimus.
Pax vobis – Manete in dielectione mea.
En mis acciones, palabras y padecimientos buscaré siempre la mayor gloria de Dios. La misma perfección a la que por obligación debo incesantemente aspirar procuraré con toda diligencia que esté siempre animada por el único y nobilísimo fin de la gloria de Dios.
Soy una pobre y miserable pecadora, pero si por la bondad de Dios divisase algún bien en mí, referiré todo a Dios, autor de todo don. Soy cenizas y polvo, soy tierra y sólo, bendecida por mi Dios en Él, con Él y por Él, puedo ser el campo místico de su gloria. Me conduce Él a su celda, me embriaga y me transforma, porque Él es mi Dilecto y ha tenido compasión de mi miseria. ¡Oh, mi Jesús!, dilata mi corazón, porque no es tal como yo querría por Ti.


Misericordias Domini in aeternum cantabo.


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