14 de marzo de 1921
Primer milagro de Madre Cabrini
Curación de la ceguera y pulmonía del neonato Pedro Smith
Ceguera provocada por equívoco de una enfermera;
colocó en los ojos nitrato de plata al 50% en vez del 1%, quemando los ojos del
bebé.
Oraron toda la noche a M. Cabrini y al día siguiente, el médico constató que los ojos del bebé estaban perfectos y del color de los ojos de M. Cabrini y curada su pulmonía.
Oraron toda la noche a M. Cabrini y al día siguiente, el médico constató que los ojos del bebé estaban perfectos y del color de los ojos de M. Cabrini y curada su pulmonía.
“El día 14 de marzo de 1921, nació Pedro
Smith en el anexo del hospital Colón de Nueva York. Como de costumbre, la enfermera lavó los ojos del recién nacido con una solución de nitrato de plata.
Al dejar el frasco sobre la mesa, se quedó muda de horror al ver la etiqueta:
en su apresuramiento, había usado una solución al 50% en vez de otra al 1%.
Comprendió que acababa de destruir los ojos de la criatura.
Desesperada,
intenté enjuagarle los ojos, mas todo fue inútil, el mal estaba hecho. Sin
detenerse a colocar al niño en la cuna, salió corriendo con él en brazos en
busca de la religiosa de turno del piso: ¡Hermana! ¡Hermana! –gritó–: ¡Venga,
venga! ¡Ayúdeme! ¡He hecho algo horrible! ¡Llame a un médico!
Inmediatamente
vinieron dos médicos y observaron los ojos del niño y estudiaron con atención
el contenido del frasco. La pobre mujer tenía aún la esperanza de que la
etiqueta estuviera equivocada, y que la cosa no fuera tan grave; mas al ver la
expresión de los médicos comprendió el terrible alcance de su equivocación, y
se puso a llorar compulsivamente.
Se mandó
llamar a un oculista, el cual fue de la misma opinión que los otros. “La cornea
está destruida –dijo brevemente–. No es posible hacer nada”.
La Madre
Superiora entró corriendo. Ella sí consideraba que todavía había algo que hacer.
Colocó una reliquia de la Madre Cabrini sobre los ojos del bebito, y luego se
la prendió en la bata.
Ella y toda
la comunidad pasaron la noche rezando en la capilla. También la pasó la
enfermera en una plegaria desesperada: “¡Te lo ruego, Señor, te lo ruego! ¡No
permitas que el niño quede ciego! ¡Madre Cabrini, haz este milagro!”. La mujer
no pensaba en sí misma; daba por descontado que sería expulsada por grave
negligencia… Pero ese pobrecito… ¡sucederle ese horror apenas nacido!
Los doctores
volvieron a la mañana siguiente; uno de ellos se inclinó sobre el niño y
exclamó mirando a su colega:
–¡Válgame
Dios! ¿Estaré viendo visiones?
El otro miró
los ojos del recién nacido con una luz.
–No, amigo,
usted no ve visiones; esos ojos están intactos y perfectamente normales.
En el caso de
Pedro Smith tuvo lugar un segundo milagro. Aquel mismo día se le declaró una
pulmonía doble; tenía una fiebre altísima, y las Hermanas volvieron a llamar a
los médicos. “¡Este es un caso de muerte segura!”, fue la opinión de ambos; y
volviéndose a la Superiora, dijo uno de ellos:
–Madre,
tendrán ustedes que volver a rezar. Si el ácido no quemó los ojos del niño,
esta fiebre acabará con su vida.
–Doctor
–contestó la Superiora–, la Madre Cabrini no va a sanarle los ojos para dejarle
luego morir de pulmonía.
La comunidad
volvió a sus plegarias, dando gracias por aquel primer milagro que había
evitado un escándalo a su hospital, y pidiendo un segundo. Al amanecer, habían
desaparecido todos los síntomas de pulmonía. Cuando los doctores volvieron a
visitar a Pedrito, uno exclamó:
–¡Nunca he
visto cosa semejante! Este niño está completamente sano. ¡No tiene ni vestigio
de temperatura!
–¡Mire cómo
duerme! –añadió el otro–. A decir verdad, la Madre Cabrini puede hacer cosas
extraordinarias.
A los diez
días de nacido, Pedro Smith fue llevado a su casa. Hoy día está en la marina, y
todo lo que puede verse de su accidente son dos pequeñas cicatrices causadas
por el nitrato de plata al correr por sus mejillas”.
Teodoro Maynard, “Un mundo demasiado pequeño”, pág. 408-410
Hola Pablo, soy Jorge Alberto Costa, fui profesor del Santa Rosa Centro A 27 y padre de Maria Soledad Costa y que justamente hoy 24-5-19 cumple años. Mi hija cuando tenia 9 años y siendo alumna del colegio fue intervenida quirurgicamente de un tumor cerebral. Gracias a la cadena de oración de toda la comunidad, nuestra profunda fe como padres y haberle prendido la reliquia de nuestra Madre Santísima Cabrini prestada por la hermanas de la comunidad nuestra hija mejoró. Te comento algo mas, estando internada en terapia intensiva, después de la operación, y estando yo a su lado (dentro de las 24 hs. de la intervención) Soledad me comenta que se había orinado y que estaba mojada,aclaro estaba con sonda, llame a la enfermera y comprobó que si estaba orinada enseguida llamó al equipo medico que la operó, llegó el cirujano y sus colaboradores y le realizaron un montón de pruebas y comprobaron de su mejoría. El cirujano dijo esto es un milagro y comentó a sus colaboradores "Vamos aquí no tenemos mas que hacer, pásenla a sala común." Esto es lo que sucedió. Gracias
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