La dignidad del migrante
Los cincuenta años de la proclamación de Francisca Cabrini como
Patrona de los Emigrantes, fueron celebrados en Roma del 10 al 12 de noviembre de 2000,
con un Convenio que tuvo como título: "La dignidad del migrante: el
mensaje de Madre Cabríni". La sede fue la Sala del Sínodo en el Vaticano.
También en esta ocasión se realizó una exhibición titulada:
"Emigración/Inmigración", que tuvo como objetivo proponer una
reflexión sobre el tema de la emigración a partir del mensaje de Madre
Cabrini.
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La
Ministra de la Solidaridad Social, Livia Turco, entre la Hna. María Barbagallo
y Lucetta Sacaraffia, durante la apertura de la exhibición sobre la Inmigración |
Dicha exhibición consistió en
la confrontación de la emigración italiana hacia tierras americanas a finales
del Ochocientos, con la que hoy los pueblos del oriente europeo y no europeos
hacen hacia Italia. Para esto se hizo uso de la fotografía, películas de la
época y todo tipo de documentos como por ejemplo, el elenco de nombres
despectivos con los que se denominaban a los inmigrantes. Se ha querido poner
una base para hacer esta confrontación de experiencias que en muchos casos, son
similares pero al mismo tiempo son diferentes. Los italianos han sido invitados
a hacer esta reflexión de pasar, de país de fuerte emigración (veinte millones
de personas en un siglo, casi la mitad de la nación) a país de acogida: se
encuentran con que deben afrontar la parte opuesta y no parece que tengan esa
capacidad, al menos hasta hoy, es decir, de hacer uso de sus experiencias para
comprender mejor el presente. Es un cambio que involucra también - y ya las ha
involucrado en algunos países como en los Estados Unidos- a las religiosas
Cabrinianas.
Esta Congregación que nació
para asistir y acompañar la emigración italiana, se encuentra actualmente en la
parte de quien acoge y apoya a los emigrantes en su inserción, personas de
otros países, orígenes y muchas veces de diferentes religiones.
En este convenio, las
diferentes conferencias pusieron énfasis sobre todo, en el trabajo apostólico
realizado por Madre Cabrini y Monseñor Scalabrini en Norteamérica, además de una
serie de presentaciones sobre la emigración en la actualidad y los problemas
jurídicos y culturales que de ella se derivan; fue muy enriquecedor porque
presentó puntos para una reflexión sobre el tema general, específicamente, para
hacer una nueva consideración de la misión Cabriniana en relación a los emigrantes.
Los temas del primer día fueron
presentados por: la Hna. Mary Louise Sullivan. MSC, el Padre Perotti, la señora
L. Scaraffia y L. Bruti Liberati. Se habló de la presencia de Madre Cabrini y
la acción de la Iglesia a finales del 800 e inicios del 900, en relación a los emigrantes.
De hecho, cuando Madre Cabrini llegó a Nueva York casi no contó con ningún apoyo
a nivel institucional, experimentando en ella misma la situación que vivían los
emigrantes italianos. Esta experiencia que no tuvieron otros religiosos que se
dedicaban a atender a los emigrantes en esos mismos años, como los
Scalabrinianos, hizo que ella conociera desde dentro todo el sufrimiento, por
tanto, su misión fue organizar a la par de la asistencia material y espiritual,
la estrategia de la inserción.
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Inmigrantes
italianos en Nueva York a inicios de 1900 |
Madre Cabrini comprendió muy bien que no se trataba solamente de
resolver las situaciones de miseria, o de ponerle fin a las tragedias personales,
como era la de los huérfanos abandonados por todos, sino especialmente, darle solución
al problema de la identidad. Ciertamente, la emigración en primer lugar
significa, crisis de identidad: los emigrantes pierden todos los puntos de
referencia, empezando por el del propio idioma teniendo que crearse uno nuevo,
en el mismo momento en que debe resolver el de la sobrevivencia cotidiana.
Resolver el problema de la identidad es la condición necesaria para vencer el
reto, transformando un trauma en un mejor acomodamiento: quien se obstina a
permanecer atado a sus propias raíces sin aceptar los cambios, es derrotado.
Son muchos los que lo logran a condición de borrar el propio pasado, abrazando
una nueva y extraña identidad, un típico ejemplo lo tenemos en la persona del
Fiorello La Guardia, él fue un emigrante italiano que llegó a ser el alcalde de
New York, pagando el precio de convertirse al protestantismo de la clase dominante
anglosajona.
Francisca Cabrini ofrecía a los
emigrantes italianos, no solamente las estructuras de asistencia como los
orfanatos o los hospitales, sino también, estructuras por medio de las cuales pudieran
hacer su integración tales como la escuela, en ella se ofrecía a la par de las
clases de inglés, las de italiano, también de cultura italiana, especialmente
la formación religiosa, para mantener el lazo con su religión originaria. Ella
proponía a los italianos un modelo de integración, acompañado de la
conservación de los aspectos fundamentales de su propia identidad, de la que la
religión constituía el centro.
Por tanto, se puede decir que
Madre Cabrini elaboró una estrategia interesante de asistencia a la emigración,
que podía ser exportada en otros contextos, como de hecho lo están haciendo las
religiosas Cabrininias con los emigrantes hispanos que llegan a New York, que tiene
como meta, resolver el problema de la identidad que entra en crisis debido al
cambio.
Es la estrategia elaborada por
una mujer que vivió en primera persona, la dificultad de confirmar la identidad
puesta en discusión y que comprendió que los problemas se resolvían sobre todo,
asumiendo la responsabilidad en vez de ponerse a hacer protestas genéricas o lamentos
victimistas.
Los otros expositores del
Convenio afrontaron el tema de la emigración en la actualidad, tanto en Italia
como en el resto del mundo, subrayando las diferencias en comparación a la del
ochocientos. Bolaggi explicó la dificultad que experimenta Italia en su papel
de país de emigrantes a país de acogida: nuestras leyes hasta hace pocos años
se ocupaban solamente de la migración de la población sin prever algún control
en las entradas. La Italia de hoy día ofrece pocas posibilidades de integración
a los inmigrantes, los relega a los trabajos más bajos y al mismo tiempo no es
capaz de controlar la inmigración clandestina, ni siquiera regular la delincuencia
que de ella se deriva. También las exposiciones de Galli della Loggia y Rumi
subrayaron la dificultad y la falta de preparación de Italia para afrontar esta
inversión de su papel, que tiene sus causas en el cambio del fenómeno de la migración.
Los emigrantes de hoy son muy diferentes de los del fin del 800: no tienen interés
de integrarse en la sociedad que los acoge porque mantienen un estrecho
contacto con sus países de proveniencia, además, en pocas horas pueden volver a
ellos ya que al final de cuentas esa es la idea. Se trata de una emigración extraña
que tiende a permanecer así, por lo que poco interesa conocer o respetar las
leyes y costumbres del país a donde se llega.
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La inmigración hoy |
Saskia Sassen nos dio a conocer las características de la nueva
emigración a nivel mundial, recordándonos que, el migrante de hoy está motivado
a partir con el deseo de hacer una experiencia por sí mismo y no por el peligro
de las condiciones políticas de su país o de la misma miseria. Emigran los más vivaces,
los más inteligentes y valientes, esto viene a ser un enriquecimiento para la
nación que los acoge. Al referirse a la integración la señora Sassen dice que
estos nuevos emigrantes, capaces de mantener su propia identidad y de
integrarse en los diferentes contextos por un determinado período de tiempo, son
los prototipos de un nuevo tipo de humanidad, más cosmopolita, que sustituye al
hecho de pertenecer a una nación o localidad para transformarse en ciudadanos
del mundo, capaces de reunir idiomas, culturas y diferentes mentalidades, para
constituir una nueva identidad.
Wieviorka ha dicho que los
orígenes del racismo, no se encuentran tanto en la propaganda ideológica como
en el modo en que los grupos "extranjeros" se integran en la
sociedad, sugiriéndonos que el único modo de prevenir este fenómeno, se
encuentra en permitir y facilitar la asimilación de esos que son “diferentes".
Khosrokhavar en su exposición sobre la inmigración islámica en Europa, ha dicho
que la falta de reconocimiento de la “dignidad del migrante" ha impulsado
a los musulmanes que han inmigrado, hacia el fundamentalismo. Aún después de
que su asimilación parecía que se había logrado, los jóvenes islámicos de la
segunda o tercera generación de inmigrantes, se han dado cuenta que no ha sido
reconocida verdaderamente su propia dignidad: su pertenencia a los grupos fundamentalistas
les permite dar una respuesta a este rechazo sutil dándose dignidad "a sí
mismos", a través de la importancia que dan a sus raíces religiosas y a
veces de forma agresiva.
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La inmigración hoy |
Desde el punto de vista político y legislativo se hace más evidente
cómo la actitud más indicada en relación a los emigrantes, sea la utilizada por
los Estados Unidos a finales del 800, es decir, los severos controles acompañados
por las amplias posibilidades de inserción y de ascenso en la escala social; también
se ha visto cómo este tipo de emigrante que no piensa serlo para siempre, hace
difícil la integración. El mensaje de Madre Cabrini es actual y puede ofrecemos
buenas soluciones porque ella comprendió que la estrategia de la inserción en
el país que acoge sea la cosa más importante y necesaria para el emigrante.
Su mensaje debe ser estudiado
de nuevo en función al nuevo tipo de migrante que caracteriza nuestra época,
previendo la apertura a nuevas posibilidades para la construcción de una identidad
cosmopolita, en la que el factor religioso podría permanecer como el único caracterizador.
Madre Cabrini con su ductilidad
y la inteligencia de poder traducir en propuesta para los demás, lo que ella
experimentaba en primera persona y que observaba en la sociedad con la que entraba
en contacto, constituye un punto de referencia importante para esta nueva fase
de la historia de la humanidad.
De gran utilidad para la
elaboración de estas nuevas estrategias, podría ser la pertenencia a una
Congregación como la de Madre Cabrini, donde se ha acostumbrado a reunir religiosas
de diferentes naciones, respetando la propia especificidad y unificándolas en
un proyecto común. Una vez más el cosmopolitismo de la Madre, su capacidad de
asumir nuevas identidades sin perder la propia, constituye un modelo fértil.
Lucetta Scaraffia
Texto incluido en el Anexo 1 del Camino de Formación "Centenario"