viernes, 23 de marzo de 2018

Con Francisca, ensanchemos las fronteras del corazón


Preparándonos para la Pascua...


Este año el lema que nos acompañará es:

“Con Francisca, ensanchemos las fronteras del corazón”.

Por eso, en estos días previos a celebrar la Pascua, les proponemos reflexionar sobre algunos aspectos que surgen de esta frase...

¿Qué son los límites y las fronteras?
¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de los límites/fronteras?
Pensando en mi interior:
¿Qué límites reconozco que tengo en mis capacidades?
¿Qué límites tengo con respecto a mi entorno (familia, amigos...)?
¿En qué situaciones no sé poner/ponerme límites?
¿Qué fronteras podría ampliar y ser más comprensivo (conmigo o con los demás)?

...

En este tiempo cercano a la Pascua, nos centramos en la figura de Jesús en la Cruz. Si observamos la disposición de su cuerpo, simbólicamente podríamos interpretar que sus brazos están abiertos porque su Sacrificio, su Amor, su Entrega son para todos. Nadie queda afuera de su Misericordia. La apertura de mente de Jesús, brotaba de su corazón. Nunca quiso hacer caso a los prejuicios, a la discriminación, al abandono. Siempre tuvo gestos de amor hacia aquel que era excluido por diversas circunstancias personales, familiares, culturales, sociales, religiosas, etc.

Su comunidad estaba formada por gente rica y pobre, con poca educación y profesionales, varones y mujeres, jóvenes y adultos, ambiciosos y conformistas, tímidos y valientes, pacíficos y violentos… Y aún hoy, Jesús nos incluye a todos, pero NO anónimamente, ni en grupo o en masa. Nos incluye a cada uno, personalmente, como somos y como podemos llegar a ser.


Madre Cabrini también admiraba esta cualidad de Jesús, por eso sintió que su misión consistía en incluir a aquellos que la vida había dejado “a un costado del camino”: los migrantes. Para ella, el Amor que brota del Sagrado Corazón puede ser el motor para que nosotros ensanchemos todas aquellas fronteras y límites que fuimos construyendo y nos alejan de los demás: prejuicios, miedos, egoísmos, vacío existencial, son algunos de los límites negativos que reducen nuestros corazones. Generosidad, comprensión, alegría, misericordia, inclusión pueden ser actitudes que ayuden a que las “fronteras” se ensanchen para que podamos disfrutar más y mejor de nuestra vida.

Paula Raiker




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