lunes, 29 de noviembre de 2021

Hna. Matilde - Episodio 7: "Matiguás" (Décima parte)

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Un punto de inflexión en la comunidad religiosa nicaragüense fue la visita papal. Juan Pablo II llegó a Nicaragua abriendo la esperanza en el corazón del pueblo, sobre todo, del pueblo que había luchado en la revolución. El resultado no fue el esperado. El Santo Padre se fue sin querer escuchar al entonces presidente Daniel Ortega. Las hermanas, que habían viajado a Managua para saludarlo en la despedida, quedaron azoradas ante esta actitud y al día siguiente, se reunieron con la regional. Tenían miedo de que debido a esto, el gobierno revolucionario sandinista reaccionara en contra de las congregaciones religiosas y los atacaran o los expulsaran del país. La Hermana Francisca Alcácer, una de las más comprometidas con el movimiento tercermundista, salió de Managua. Se escondió por el temor de que todo explotara en algo terrible. Todas las hermanas de la región estaban ahí, reunidas, y la Hermana María Barbagallo, que era la regional, les pidió que individualmente expresaran lo que habían sentido y cómo habían vivido ese acontecimiento. Cada una habló y después de escucharlas, estaban todas en la comunidad de Ducualí, les dijo que lo único que se le ocurría, como eso había sido visto en todas partes, también en Roma, es que la Madre General podía mandarlas a llamar a todas. Podía pasar cualquiera de las dos cosas, ya fuera que viniese de parte de los sandinistas o de la Congregación. Les propuso entonces escribir a la Madre General, cada una en particular, lo que sintiese. Tanto si querían salir del país, como si querían quedarse. Todas escribieron. Todo fue puesto en un sobre cerrado que se mandó por valija diplomática a la Madre General. Algunas hermanas, se supo después, habían expresado su voluntad de salir de Nicaragua porque ya no podían soportar la situación. No sabían qué hacer. No podían más ni intelectual ni espiritualmente.


El temor radicaba en el hecho de que, a Roma, llegaban informaciones no del todo veraces y que además, eran reforzadas por las versiones que llegaban de Estados Unidos, manifiestamente partidario de "la contra". La Superiora General quiso comprobar con sus propios ojos la realidad pero, una visita rápida, las versiones oídas y la entrevista con un cardenal en Managua que acusó a las hermanas de sandinistas y le hizo escuchar una grabación de una de las hermanas que así lo delataba, fue el golpe final. Espiaban y seguían a las hermanas comprometidas con el pueblo. (Confr. Missionaria..., Hna. María Barbagallo, pág. 92ss).

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