MI RETIRO EN LOS SANTOS
EJERCICIOS
El día de San Ignacio 1891
(Continuación 11-14)
Para evitar el peligro de debilitar la piedad y alejarme de mi Amado estaré
atenta a hacer del modo debido mis exámenes y a no descuidarlos, aunque sean
muchos y grandes mis compromisos.
Seré fiel en la búsqueda de las virtudes y de la santidad exigida por
mi estado, siendo esto también necesario para mi salvación eterna y siendo tal
la amada y santa voluntad de Dios.
Una vez conocida la voluntad de Dios en el grado de virtud y santidad, no
seré reacia, sino como un alma ágil para ponerla en cumplimiento, desconfiando
de mí misma y confiando en Aquel que se dignó inspirármela. El que me hizo
digna de sentir tu inspiración, me ha preparado también la gracia suficiente.
Renovación de todos los propósitos de 1888, mediante los cuales podré
tener gran fidelidad en todos mis votos y promesas solemnes con los que me he
ligado enteramente y sin reservas al Corazón adorable de Jesús. Así ahora me dedico
toda al servicio de las Hermanas, recibiéndolas a todas en diálogo, como la
obediencia me ha impuesto para su provecho espiritual. Confío en Vos, Jesús mío,
hablad Vos en mí y por mí, para el bien de estas almas que me habéis encomendado.
Yo sola las puedo traicionar; con Vos, en cambio, las puedo ayudar. En Vos me
abandono y confío plenamente. María Santísima, sed mi maestra y no me abandonéis
un solo instante para que nunca les diga cosas que yo misma no esté firmemente
decidida a practicar. Esta gracia os pido, Madre mía dulcísima, porque estoy
decidida y resuelta a ser en todo fiel esposa de Jesucristo, verdadera hija del
Instituto. Ángel Custodio, Ángel del Instituto, Ángeles de las hermanas, Ángeles
de las naciones, interceded por mí y venid todos en mi ayuda y como un baluarte
en mi defensa. Todo a la mayor gloria del Corazón Santísimo de Jesús.
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