Madre Cabrini:
"Celestial Patrona de los Emigrantes"
Si tuviera alas
Para ayudarte a volar alto…
Si tuviera alas para volar,
yo te llevaría más allá,
yo te llevaría más allá del sol.
Y cuando aprendas a volar
y entre las nubes a planear
mi mano libre te dejará.
Verte partir es mi misión,
que mires al mundo con ojos de Dios
y que con tu vuelo le hables de amor.
Y cuando quieras mirar atrás,
seré campana de fidelidad
que en libertad te enseñó a andar.
Porque en tu vida hay eternidad,
a vuelos altos te debes arriesgar
siempre mirando la meta final.
Y cuando en tus alas tengas seguridad
vuelve a este barro que te soñó planear
tómale la mano e invítalo a volar.
Y cuando aprenda a volar
y entre las nubes a planear
tu mano libre me dejará.
Verme partir es tu misión,
que mire al mundo con ojos de Dios
y que mi vuelo le hable de amor.
Y cuando quiera mirar atrás
serás campana de fidelidad
que en libertad me enseñó a andar.
Porque en mi vida hay eternidad
a vuelos altos me debo arriesgar
siempre mirando la meta final.
PIO XII, PAPA
PARA PERPETUA MEMORIA
Sabemos
que ya en épocas anteriores. Pero sobre todo en ésta en que vivimos, turbada y
hostil, muchos, buscando el propio sustento y tratando de ponerse a salvo de
persecuciones y peligros, se ven arrancados de su patria y obligados a emigrar
a regiones de ultramar. Aunque en algunos casos estas personas pueden así hacer
fortuna, entran muy frecuentemente en una grave crisis espiritual hasta el
punto de que, naufragando en el patrimonio de su fe, abandonan la sagrada
herencia educativa de sus mayores.
Por otra
parte, hemos visto aparecer una mujer, luz espléndida de probidad y de virtud, Francisca Javier Cabrini, que realizó
el insigne servicio de aliviar a los emigrantes en sus necesidades espirituales
y corporales. En muchos lugares de América del Norte, Central y del Sur fundó
asilos para niños sin hogar, abrió escuelas para ellos y estableció albergues
para jóvenes. Miraba asiduamente por los enfermos de aquellas familias que
habían abandonado su propio ambiente, consolaba a los encarcelados, a los condenados
a muerte los sostenía con amables palabras, ayudándoles a expiar sus culpas y a
soportar el castigo con cristiana disposición, restituyó el buen ánimo y alentó
a los emigrantes; sobrellevó con serenidad y fe las dificultades, a veces muy graves, que4 se le interpusieron en sus
viajes.
De ahí que, tanto en su vida como después de su
muerte, rodeada del esplendor de los santos, esta noble hija de la iglesia , ha
sido y es protectora de quienes pasan
situaciones parecidas, actuando siempre
con aquella caridad que, como dice San Agustín, “a unos se inclina, ante otros
se yergue: para unos es blanda, para otros severa; para nadie es hostil, para
todos es madre”. (De catech. Rud. XV).
Por ello con justicia Santa Francisca Javier Cabrini ha sido llamada “Madre de los Emigrantes” y con este hermoso nombre suele ser
invocada. Con razón, pues, el Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón,
por ella fundado, y todos los emigrantes, por medio de los Venerables Hermanos
Arzobispos y Obispos de los Estados Unidos de América del Norte y de Canadá,
nos han rogado que tuviéramos a bien designar a Santa Francisca Javier Cabrini Celestial Patrona ante Dios de todos
los Emigrantes. Por nuestra parte, preocupados desde antiguo por el bien de
quienes abandonan su tierra y buscan una nueva patria, hemos gozosamente
acordado atender a dicho ruego. Y, por
ello, con el asesoramiento de la Sagrada Congregación de Ritos y debidamente sopesadas todas las
circunstancias del caso, con pleno conocimiento y madura deliberación a la vez
con la plenitud de Nuestra Potestad Apostólica, por medio de
estas Letras y con carácter perpetuo,
Constituimos y declaramos a
Santa Francisca Javier Cabrini, virgen,
Celestial Patrona ante Dios de todos los Emigrantes
Con todos los honores y privilegios litúrgicos que
corresponden a los Patronos principales. Nada obste en contrario. Así lo
declaramos y establecemos, decretando que las presentes Letras consten y
permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces; que produzcan y obtengan sus
plenos e íntegros efectos; y que, a aquellos a quienes corresponda o pueda
corresponder, ahora y en el futuro asistan plenamente en su derecho, de modo
que así se juzgue y se defina; y que,
por tanto, desde ahora resulte vano e inválido cuanto sobre este asunto a
sabiendas o por ignorancia, se llegara a pretender en contrario por parte de
cualquiera y con cualquier autoridad.
Dado
en Castelgandolfo, bajo el anillo del Pescador el día VII del mes de setiembre
año MCXML, duodécimo de nuestro
pontificado.
Con especial mandato del Santísimo
Por el Señor Cardenal para los
asuntos públicos de la Iglesia
(firmado) Gildo Brugnola
Regente del Oficio
Para la preparación de despachos pontificios
[El mensaje finaliza con esta referencia a Madre Cabrini...]
Texto completo del mensaje
Compartimos el video: "La monja de la maleta", una reseña de Madre Cabrini...
Texto de la Hna. María Barbagallo: "Madre Cabrini - Una santa entre los emigrantes"
Texto de Lucetta Scaraffia: "La dignidad del migrante"
Alumnos del Colegio Madre Cabrini de Rosario,
[Si no podés ver el video, hacé clic aquí]
9 de diciembre de 2017
Audiencia a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Francisca Cabrini, 09.12.2017
A las 12 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco recibe en audiencia a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Francesca Cabrini.
Publicamos a continuación el discurso que el Papa dirige a los presentes durante la Audiencia:
Discurso del Santo Padre
Queridas hermanas y queridos hermanos,
Con gran placer doy la bienvenida a todos vosotros, representantes de la Familia Cabriniana, que deseáis de este modo concluir las celebraciones por el centenario del nacimiento de Santa Francisca Javiera Cabrini. El 17 de diciembre de 1917, esta mujer santa, que había cruzado el océano veinticuatro veces para ayudar a los emigrantes en las Américas, y que incansablemente llegó hasta los Andes y también a Argentina, moría repentinamente en Chicago, y partía para el último viaje.
Saludo a S.E. Mons. Rino Fisichella, que os sigue con tanto afecto; y agradezco a la Madre, Barbara Louise Staley, sus palabras de saludo y su compromiso activo para que allí donde haya emigrantes, esté siempre presente la acogida y el testimonio del amor cristiano.
Santa Cabrini fue un verdadera misionera. Había crecido teniendo ante sus ojos el ejemplo de San Francisco Javier, el pionero de la evangelización en Oriente. Llevaba en el corazón a China y esperaba proclamar el Evangelio en esa tierra lejana. No pensaba en los miles y miles de emigrantes que, debido al hambre, la falta de trabajo y la ausencia de un futuro, se embarcaban con sus pocas cosas para llegar a América, empujados por el sueño de una vida mejor. Como sabemos, fue la visión de futuro del Papa León XIII que, con una frase, la hizo cambiar de rumbo: "¡No a Oriente, Cabrini, sino a Oeste!". La joven madre, que acababa de fundar las Misioneras del Sagrado Corazón, tenía que abrir los ojos para ver dónde Dios la enviaba en misión. No donde ella quería ir, sino donde Él había preparado para ella el camino, el camino del servicio y la santidad. Este es el ejemplo de una verdadera vocación: olvidarse de uno mismo para abandonarse completamente al amor de Dios.
Después de tantos años, la realidad de los emigrantes, a los que Santa Francisca Javiera dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos rostros de hombres, mujeres y niños, marcadas por tantas formas de pobreza y de violencia, están de nuevo ante nuestros ojos y esperan encontrar en su camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini. A vosotros, en particular, se os ofrece la responsabilidad de ser fieles a la misión de vuestra santa fundadora. Su carisma es de extraordinaria actualidad, porque los emigrantes ciertamente necesitan buenas leyes, programas de desarrollo, de organización, pero siempre necesitan también, y sobre todo amor, amistad, cercanía humana; necesitan ser escuchados, mirados a los ojos, acompañados; necesitan a Dios, encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es hermana y madre.
¡Que el Señor renueve siempre en vosotros la mirada atenta y misericordiosa hacia los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países!. La Madre Cabrini tenía el coraje de mirar a los ojos a los niños huérfanos que se le confiaron, a los jóvenes sin trabajo tentados de delinquir, a los hombres y mujeres explotados en los trabajos más humildes; y por eso , hoy estamos aquí para dar gracias a Dios por su santidad. En cada uno de esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo y, genial como era, supo aprovechar los talentos que el Señor le había confiado (Mt 25, 14-23). Tenía un fuerte sentido de acción apostólica; y si tuvo tanta energía cómo para realizar en pocos años un trabajo extraordinario, fue solo por su unión con Cristo, siguiendo el modelo de San Pablo, de quien tomó su lema: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". (Flp. 4,13). Una vida vertiginosa, cargada de trabajo, viajes interminables a pie, en tren, en nave, en barca, a caballo ...; creando de la nada sesenta y siete obras entre guarderías, escuelas, colegios, hospitales, orfanatos, laboratorios ... todo para propagar la fuerza del Evangelio, que le había dilatado el corazón para que perteneciera a todos.
Santa Cabrini vivió de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. La suya, paso a paso, fue una existencia totalmente tendida a consolar y dar a conocer y amar al Sagrado Corazón. Y esto la hizo capaz de mirar al corazón de todos a los que se acercaba y asistía para corresponder de manera coherente. Este importante aniversario nos recuerda fuertemente a todos la necesidad de una fe que sepa captar el momento de gracia que se vive. Por difícil que parezca, nos dice que debemos hacer lo que ella hizo: ser capaces de percibir los signos de nuestro tiempo, leerlos a la luz de la Palabra de Dios, vivirlos de tal manera que demos una respuesta que llegue al corazón de cada persona.
Queridas hermanas y queridos hermanos que compartís el carisma cabriniano os agradezco vuestro compromiso. Os acompaño con la bendición apostólica, y os pido a cada uno de vosotros que no os olvidéis de rezar por mí.
A las 12 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco recibe en audiencia a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús con motivo del primer centenario de la muerte de Santa Francesca Cabrini.
Publicamos a continuación el discurso que el Papa dirige a los presentes durante la Audiencia:
Discurso del Santo Padre
Queridas hermanas y queridos hermanos,
Discurso del Santo Padre
Queridas hermanas y queridos hermanos,
Con gran placer doy la bienvenida a todos vosotros, representantes de la Familia Cabriniana, que deseáis de este modo concluir las celebraciones por el centenario del nacimiento de Santa Francisca Javiera Cabrini. El 17 de diciembre de 1917, esta mujer santa, que había cruzado el océano veinticuatro veces para ayudar a los emigrantes en las Américas, y que incansablemente llegó hasta los Andes y también a Argentina, moría repentinamente en Chicago, y partía para el último viaje.
Saludo a S.E. Mons. Rino Fisichella, que os sigue con tanto afecto; y agradezco a la Madre, Barbara Louise Staley, sus palabras de saludo y su compromiso activo para que allí donde haya emigrantes, esté siempre presente la acogida y el testimonio del amor cristiano.
Santa Cabrini fue un verdadera misionera. Había crecido teniendo ante sus ojos el ejemplo de San Francisco Javier, el pionero de la evangelización en Oriente. Llevaba en el corazón a China y esperaba proclamar el Evangelio en esa tierra lejana. No pensaba en los miles y miles de emigrantes que, debido al hambre, la falta de trabajo y la ausencia de un futuro, se embarcaban con sus pocas cosas para llegar a América, empujados por el sueño de una vida mejor. Como sabemos, fue la visión de futuro del Papa León XIII que, con una frase, la hizo cambiar de rumbo: "¡No a Oriente, Cabrini, sino a Oeste!". La joven madre, que acababa de fundar las Misioneras del Sagrado Corazón, tenía que abrir los ojos para ver dónde Dios la enviaba en misión. No donde ella quería ir, sino donde Él había preparado para ella el camino, el camino del servicio y la santidad. Este es el ejemplo de una verdadera vocación: olvidarse de uno mismo para abandonarse completamente al amor de Dios.
Después de tantos años, la realidad de los emigrantes, a los que Santa Francisca Javiera dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos rostros de hombres, mujeres y niños, marcadas por tantas formas de pobreza y de violencia, están de nuevo ante nuestros ojos y esperan encontrar en su camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini. A vosotros, en particular, se os ofrece la responsabilidad de ser fieles a la misión de vuestra santa fundadora. Su carisma es de extraordinaria actualidad, porque los emigrantes ciertamente necesitan buenas leyes, programas de desarrollo, de organización, pero siempre necesitan también, y sobre todo amor, amistad, cercanía humana; necesitan ser escuchados, mirados a los ojos, acompañados; necesitan a Dios, encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es hermana y madre.
¡Que el Señor renueve siempre en vosotros la mirada atenta y misericordiosa hacia los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países!. La Madre Cabrini tenía el coraje de mirar a los ojos a los niños huérfanos que se le confiaron, a los jóvenes sin trabajo tentados de delinquir, a los hombres y mujeres explotados en los trabajos más humildes; y por eso , hoy estamos aquí para dar gracias a Dios por su santidad. En cada uno de esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo y, genial como era, supo aprovechar los talentos que el Señor le había confiado (Mt 25, 14-23). Tenía un fuerte sentido de acción apostólica; y si tuvo tanta energía cómo para realizar en pocos años un trabajo extraordinario, fue solo por su unión con Cristo, siguiendo el modelo de San Pablo, de quien tomó su lema: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". (Flp. 4,13). Una vida vertiginosa, cargada de trabajo, viajes interminables a pie, en tren, en nave, en barca, a caballo ...; creando de la nada sesenta y siete obras entre guarderías, escuelas, colegios, hospitales, orfanatos, laboratorios ... todo para propagar la fuerza del Evangelio, que le había dilatado el corazón para que perteneciera a todos.
Santa Cabrini vivió de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. La suya, paso a paso, fue una existencia totalmente tendida a consolar y dar a conocer y amar al Sagrado Corazón. Y esto la hizo capaz de mirar al corazón de todos a los que se acercaba y asistía para corresponder de manera coherente. Este importante aniversario nos recuerda fuertemente a todos la necesidad de una fe que sepa captar el momento de gracia que se vive. Por difícil que parezca, nos dice que debemos hacer lo que ella hizo: ser capaces de percibir los signos de nuestro tiempo, leerlos a la luz de la Palabra de Dios, vivirlos de tal manera que demos una respuesta que llegue al corazón de cada persona.
Queridas hermanas y queridos hermanos que compartís el carisma cabriniano os agradezco vuestro compromiso. Os acompaño con la bendición apostólica, y os pido a cada uno de vosotros que no os olvidéis de rezar por mí.
Papa Francisco: "Impulsar el carisma cabriniano al servicio de los emigrantes que huyen de la pobreza y la violencia…"
El Papa Francisco destacó la apremiante actualidad del apostolado de Santa Cabrini verdadera misionera de la acogida y testimonio del amor cristiano a los emigrantes.
Al recibir a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, en ocasión del primer centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, a la que Pío XII proclamó «Patrona celeste ante Dios de todos los emigrantes», el Obispo de Roma recordó el camino vocacional de la Madre Cabrini, que vivió profundamente la espiritualidad del Corazón del Señor, haciéndola conocer y amar.
Nacida en Italia, nacionalizada estadounidense, escuchando la exhortación del Papa León XIII, comprendió dónde Dios la enviaba para su misión. No a China, como ella pensaba sino a las Américas, para desarrollar su apostolado asistiendo a los emigrantes. Misión que ella realizó infatigablemente llegando hasta los Andes y Argentina y falleciendo luego en Chicago, el 22 de diciembre de 1917.
«He aquí el ejemplo de una verdadera vocación: olvidarse de sí mismos para entregarse plenamente al amor de Dios».
«Después de tantos años, la realidad de los emigrantes a los que Santa Francisca Javier dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos rostros, de hombres, mujeres y niños, marcados por tantas formas de pobreza y de violencia, están nuevamente ante nuestros ojos y esperan encontrar en su camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini. A ustedes, en particular, se les ofrece la responsabilidad de ser fieles a la misión de vuestra Santa Fundadora».
En este contexto, el Papa Francisco hizo hincapié en la importancia de esta misión evangélica en el momento presente, los emigrantes necesitan leyes, pero en primer lugar, necesitan el testimonio activo del amor de Dios.
«Su carisma tiene una actualidad extraordinaria, porque los emigrantes tienen necesidad ciertamente de buenas leyes, de programas de desarrollo, de organización, pero siempre tienen necesidad también y ante todo de amor, de amistad, de cercanía humana; tienen necesidad de ser escuchados, de que se les mire a los ojos, de ser acompañados: tienen necesidad de Dios, encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es hermana y madre tuya».
«Que el Señor renueve siempre en ustedes la mirada atenta y misericordiosa hacia los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países», deseó el Papa Francisco y añadió:
«La Madre Cabrini tenía la valentía de mirar a los ojos a los niños huérfanos que se le encomendaban, a los jóvenes sin trabajo que tenían la tentación de delinquir, a los hombres y mujeres explotados en los trabajos más humildes. Por ello estamos todos aquí para agradecer a Dios por su santidad. En cada uno de esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo. Y siendo genial como era ella, fue capaz de hacer fructificar los talentos que el Señor le había confiado».
Otras ocasiones en que el Papa Francisco se refirió a Madre Cabrini como Patrona de los emigrantes...
El
Papa destacó la singular actualidad del carisma de la Madre Cabrini
Martes 19 Sep 2017 | 10:40 am
Ciudad del Vaticano
(AICA): La Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió esta mañana la
carta que envió el papa Francisco a las participantes en la Asamblea General de
las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (Cabrinianas) en el centenario de
la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, acontecimiento que el pontífice
destacó como uno de los principales “que marcan este año el camino de la
Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la
actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial
sino para toda la sociedad”.
La Oficina de
Prensa de la Santa Sede difundió esta mañana la carta que envió el papa
Francisco a la superiora general, hermana Barbara Louise Staley y a las
participantes en la Asamblea General de las Misioneras del Sagrado Corazón de
Jesús (Cabrinianas) en el centenario de la muerte de Santa Francisca Javier
Cabrini, que se está llevando a cabo en el Santuario Nacional de Chicago,
Estados Unidos.
“El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini –comenzó escribiendo Francisco en su mensaje- es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial sino para toda la sociedad”.
El papa Francisco señaló que “la Madre Cabrini me es familiar desde siempre, como por la especial solicitud que dedico a la causa de los migrantes” e hizo hincapié en la vocación que Francisca Cabrini recibió de Dios, considerada singular en su tiempo, “la consagración misionera y femenina, que nace en ella de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia supera todo confín. Ella vive y transfunde en sus religiosas un impulso de reparación por el mal en el mundo y por la lejanía de Cristo”.
“Los actuales desplazamientos de poblaciones, escribe el Santo Padre, con las tensiones que inevitablemente se generan, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual”, recordando “que, en particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y mineros, a una lúcida sensibilidad cultural, que, en diálogo continuo con las jerarquías locales se compromete en conservar y reavivar en los migrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad quizá superficial, pero a menudo impregnada de una mística popular auténtica, ofreciendo por otra parte los caminos para integrarse plenamente”.
Asimismo el Papa subrayó que “las grandes Migraciones hodiernas necesitan de un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, en vista de un encuentro de pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo y no separación y hostilidades”.
Francisco concluyó su carta invitando a tomar conciencia, durante las celebraciones del centenario, de la labor de la Madre Cabrini y de cómo se puede emplear esa herencia espiritual en los retos que presenta el mundo de hoy.
Santa Francisca Saverio Cabrini, nació el 14 de julio de 1850 en Sant' Angelo Lodigiano, en 1889 se trasladó a los Estados Unidos para dedicarse a la ayuda y al servicio de los migrantes italianos. Fue la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada. En vida se la conoció como Mother Frances Xavier Cabrini (en inglés), Francisca Javier Cabrini (en español) o simplemente Madre Cabrini. Fundadora de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Murió el 22 de diciembre de 1917 y fue canonizada el 7 de julio de 1946 por el papa Pío XII. Es la patrona de los inmigrantes.
Texto de la carta del Papa a las Misioneras del Sagrado Corazón
A la Reverenda Madre
Hna. Barbara Louise Staley
Superiora General de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús
El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial, sino para toda la sociedad. Por ello deseo con este mensaje, que acompaño con la oración, participar espiritualmente en la Asamblea General que, como Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, junto con los colaboradores laicos, celebrarán del 17 al 23 septiembre en Chicago, en el Santuario Nacional dedicado a su amada fundadora y patrona de los migrantes.
Santa Francisca Javier Cabrini recibió de Dios una vocación misionera que en aquel tiempo podía considerarse singular: formar y enviar por todo el mundo mujeres consagradas , con un horizonte misionero sin límites, no simplemente como auxiliares de los institutos religiosos o misioneros masculinos , sino con un carisma propio de consagración femenina, aunque con plena y total disponibilidad a la colaboración tanto con las iglesias locales como con las diversas congregaciones dedicadas al anuncio del Evangelio ad gentes.
Esta consagración límpidamente misionera y femenina nace en la Madre Cabrini de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia va más allá de toda frontera. Vive e inculca a sus hermanas un impulso de reparación del mal en el mundo y de la lejanía de Cristo, que sostiene a la misionera en empresas más allá de las fuerzas humanas: la frase paulina “Omnia possum in eo qui me confortat” (“Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4, , 13) era su lema. Un lema confirmado por el número asombroso y la importancia de las obras comenzadas durante su vida en Italia, Francia, España, Reino Unido, Estados Unidos, Centroamérica, la Argentina y el Brasil. Pero el amor al Corazón de Cristo, que se traduce en ansia evangelizadora, resplandece en la atención de Francisca Javier Cabrini hacia las que hoy llamaríamos las periferias de la historia: Por ejemplo, un año después de un linchamiento cruel de italianos, acusados de haber matado al jefe de policía de Nueva Orleans, en Louisiana, la madre Cabrini abrió una casa en el barrio italiano de más mala fama.
El carisma de Santa Francisca Javier Cabrini anima una dedicación total e inteligente hacia los emigrantes, que desde Italia iban al Nuevo Mundo. Esta elección es el resultado de su sincera y amorosa obediencia al Santo Padre, el papa León XIII, y no excluye la atención a otras áreas de acción misionera.
En nuestros días los movimientos de poblaciones, con las tensiones que inevitablemente surgen, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual. En particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y los mineros, a una sensibilidad cultural lúcida, que, en un diálogo continuo con las jerarquías locales, se esfuerza por conservar y reavivar en los emigrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad a veces superficial, pero a menudo impregnada de auténtica mística popular, brindando, por otra parte, los caminos para integrarse plenamente en la cultura de los países de destino, de modo que los emigrantes italianos estuvieran acompañados por las Madres Misioneras para ser plenamente italianos y plenamente americanos.
La vitalidad humana y cristiana de los emigrantes se convierte así en un don para las iglesias y los pueblos que la reciben. Las grandes migraciones actuales requieren un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, de cara a un encuentro de los pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo, y no separación y hostilidad. Sin olvidar que Santa Francisca Javier Cabrini conserva una sensibilidad misionera no sectorial sino universal, que es la vocación de todo cristiano y de cada comunidad de discípulos de Jesús.
Este centenario invita a tomar nuevamente conciencia de todo esto, con gratitud íntima y alegre a Dios. Y esto constituye un gran don, en primer lugar para ustedes, las hijas espirituales de la Madre Cabrini. ¡Ojalá todo su Instituto, cada comunidad, cada religiosa reciban una abundante efusión del Espíritu Santo, que reaviva la fe y la secuela de Cristo según el carisma misionero de la Fundadora!; y que empuje también a muchos fieles laicos a compartir y sostener su acción evangélica en el contexto social actual.
Por mi parte, con gran afecto les aseguro el recuerdo y la oración, sea porque la figura de la Madre Cabrini siempre me es familiar, sea por la solicitud especial que dedico a la causa de los inmigrantes. Mientras les pido que recen por mí y por mi ministerio, envío de todo corazón una bendición apostólica especial a la Congregación y a toda la familia Cabriniana.
Desde el Vaticano, 29 de agosto de 2017
Memoria del martirio de San Juan Bautista+
“El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini –comenzó escribiendo Francisco en su mensaje- es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial sino para toda la sociedad”.
El papa Francisco señaló que “la Madre Cabrini me es familiar desde siempre, como por la especial solicitud que dedico a la causa de los migrantes” e hizo hincapié en la vocación que Francisca Cabrini recibió de Dios, considerada singular en su tiempo, “la consagración misionera y femenina, que nace en ella de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia supera todo confín. Ella vive y transfunde en sus religiosas un impulso de reparación por el mal en el mundo y por la lejanía de Cristo”.
“Los actuales desplazamientos de poblaciones, escribe el Santo Padre, con las tensiones que inevitablemente se generan, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual”, recordando “que, en particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y mineros, a una lúcida sensibilidad cultural, que, en diálogo continuo con las jerarquías locales se compromete en conservar y reavivar en los migrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad quizá superficial, pero a menudo impregnada de una mística popular auténtica, ofreciendo por otra parte los caminos para integrarse plenamente”.
Asimismo el Papa subrayó que “las grandes Migraciones hodiernas necesitan de un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, en vista de un encuentro de pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo y no separación y hostilidades”.
Francisco concluyó su carta invitando a tomar conciencia, durante las celebraciones del centenario, de la labor de la Madre Cabrini y de cómo se puede emplear esa herencia espiritual en los retos que presenta el mundo de hoy.
Santa Francisca Saverio Cabrini, nació el 14 de julio de 1850 en Sant' Angelo Lodigiano, en 1889 se trasladó a los Estados Unidos para dedicarse a la ayuda y al servicio de los migrantes italianos. Fue la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada. En vida se la conoció como Mother Frances Xavier Cabrini (en inglés), Francisca Javier Cabrini (en español) o simplemente Madre Cabrini. Fundadora de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Murió el 22 de diciembre de 1917 y fue canonizada el 7 de julio de 1946 por el papa Pío XII. Es la patrona de los inmigrantes.
Texto de la carta del Papa a las Misioneras del Sagrado Corazón
A la Reverenda Madre
Hna. Barbara Louise Staley
Superiora General de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús
El centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini es uno de los acontecimientos principales que marcan este año el camino de la Iglesia, tanto por la grandeza de la figura que se conmemora, como por la actualidad de su carisma y de su mensaje, no sólo para la comunidad eclesial, sino para toda la sociedad. Por ello deseo con este mensaje, que acompaño con la oración, participar espiritualmente en la Asamblea General que, como Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, junto con los colaboradores laicos, celebrarán del 17 al 23 septiembre en Chicago, en el Santuario Nacional dedicado a su amada fundadora y patrona de los migrantes.
Santa Francisca Javier Cabrini recibió de Dios una vocación misionera que en aquel tiempo podía considerarse singular: formar y enviar por todo el mundo mujeres consagradas , con un horizonte misionero sin límites, no simplemente como auxiliares de los institutos religiosos o misioneros masculinos , sino con un carisma propio de consagración femenina, aunque con plena y total disponibilidad a la colaboración tanto con las iglesias locales como con las diversas congregaciones dedicadas al anuncio del Evangelio ad gentes.
Esta consagración límpidamente misionera y femenina nace en la Madre Cabrini de la unión total y amorosa con el Corazón de Cristo, cuya misericordia va más allá de toda frontera. Vive e inculca a sus hermanas un impulso de reparación del mal en el mundo y de la lejanía de Cristo, que sostiene a la misionera en empresas más allá de las fuerzas humanas: la frase paulina “Omnia possum in eo qui me confortat” (“Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4, , 13) era su lema. Un lema confirmado por el número asombroso y la importancia de las obras comenzadas durante su vida en Italia, Francia, España, Reino Unido, Estados Unidos, Centroamérica, la Argentina y el Brasil. Pero el amor al Corazón de Cristo, que se traduce en ansia evangelizadora, resplandece en la atención de Francisca Javier Cabrini hacia las que hoy llamaríamos las periferias de la historia: Por ejemplo, un año después de un linchamiento cruel de italianos, acusados de haber matado al jefe de policía de Nueva Orleans, en Louisiana, la madre Cabrini abrió una casa en el barrio italiano de más mala fama.
El carisma de Santa Francisca Javier Cabrini anima una dedicación total e inteligente hacia los emigrantes, que desde Italia iban al Nuevo Mundo. Esta elección es el resultado de su sincera y amorosa obediencia al Santo Padre, el papa León XIII, y no excluye la atención a otras áreas de acción misionera.
En nuestros días los movimientos de poblaciones, con las tensiones que inevitablemente surgen, hacen de la Madre Cabrini una figura singularmente actual. En particular, la Santa une la atención a las situaciones de mayor pobreza y fragilidad, como los huérfanos y los mineros, a una sensibilidad cultural lúcida, que, en un diálogo continuo con las jerarquías locales, se esfuerza por conservar y reavivar en los emigrantes la tradición cristiana recibida en sus países de origen, una religiosidad a veces superficial, pero a menudo impregnada de auténtica mística popular, brindando, por otra parte, los caminos para integrarse plenamente en la cultura de los países de destino, de modo que los emigrantes italianos estuvieran acompañados por las Madres Misioneras para ser plenamente italianos y plenamente americanos.
La vitalidad humana y cristiana de los emigrantes se convierte así en un don para las iglesias y los pueblos que la reciben. Las grandes migraciones actuales requieren un acompañamiento lleno de amor e inteligencia como el que caracteriza el carisma cabriniano, de cara a un encuentro de los pueblos que enriquezca a todos y genere unión y diálogo, y no separación y hostilidad. Sin olvidar que Santa Francisca Javier Cabrini conserva una sensibilidad misionera no sectorial sino universal, que es la vocación de todo cristiano y de cada comunidad de discípulos de Jesús.
Este centenario invita a tomar nuevamente conciencia de todo esto, con gratitud íntima y alegre a Dios. Y esto constituye un gran don, en primer lugar para ustedes, las hijas espirituales de la Madre Cabrini. ¡Ojalá todo su Instituto, cada comunidad, cada religiosa reciban una abundante efusión del Espíritu Santo, que reaviva la fe y la secuela de Cristo según el carisma misionero de la Fundadora!; y que empuje también a muchos fieles laicos a compartir y sostener su acción evangélica en el contexto social actual.
Por mi parte, con gran afecto les aseguro el recuerdo y la oración, sea porque la figura de la Madre Cabrini siempre me es familiar, sea por la solicitud especial que dedico a la causa de los inmigrantes. Mientras les pido que recen por mí y por mi ministerio, envío de todo corazón una bendición apostólica especial a la Congregación y a toda la familia Cabriniana.
Desde el Vaticano, 29 de agosto de 2017
Memoria del martirio de San Juan Bautista+
MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
51 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
51 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
1 DE ENERO DE 2018
Migrantes y
refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz
[El mensaje finaliza con esta referencia a Madre Cabrini...]
Las palabras de san Juan Pablo II nos alientan: «Si son muchos los
que comparten el “sueño” de un mundo en paz, y si se valora la aportación de
los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más
en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en “casa común”»[18].
A lo largo de la historia, muchos han creído en este «sueño» y los que lo han
realizado dan testimonio de que no se trata de una utopía irrealizable.
Entre ellos, hay que mencionar a santa Francisca Javier Cabrini, cuyo
centenario de nacimiento para el cielo celebramos este año 2017. Hoy, 13 de
noviembre, numerosas comunidades eclesiales celebran su memoria. Esta pequeña
gran mujer, que consagró su vida al servicio de los migrantes, convirtiéndose
más tarde en su patrona celeste, nos enseña cómo debemos acoger, proteger,
promover e integrar a nuestros hermanos y hermanas. Que por su intercesión, el
Señor nos conceda a todos experimentar que los «frutos de justicia se siembran
en la paz para quienes trabajan por la paz»[19].
Vaticano, 13 de noviembre de 2017.
Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini, Patrona de los migrantes.
Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini, Patrona de los migrantes.
Francisco
Compartimos el video: "La monja de la maleta", una reseña de Madre Cabrini...
Madre del inmigrante
Sierva del pobre
Consoladora del enfermo
Protectora del huérfano
Maestra de los pequeños
Amiga del trabajador
Hija de Italia
Ciudadana de los Estados Unidos
Mensajera de paz
Seguidora del Sagrado Corazón...
Alumnos del Colegio Madre Cabrini de Rosario,
recuerdan el día del emigrante en la oración de la mañana,
interpretando la canción "Corazón migrante", de la Hna. Gabriela Aravel...
Trailer de "América" - Obra musical sobre los migrantes en América,
donde aparece representada Madre Cabrini como protagonista principal...
[Si no podés ver el video, hacé clic aquí]
Afiche de la obra musical "América" |
La nostalgia del migrar
Hay que partir sin
mirar hacia atrás,
hay que partir y
tal vez sin pensar,
la decisión de
dejar todo atrás
la empujan vientos
que traen novedad.
El lugar que dejé
ya no es más mi
lugar
y aunque lloré no
está,
la vida los llevó.
Y aunque añore
mis tiempos
dorados,
aquellos no están,
jamás volverán.
Casi pocos
entienden mi andar,
“estás loco ¿a
donde te vas!?”
Y este impulso que
me hizo andar
no dio tiempo a
recuerdos llegar.
Y allá voy,
de aquí para allá,
y mil trabas ya
hay,
me quieren
derribar.
Y acá estoy,
aferrado a un
lugar,
el que elijo
habitar,
donde vuelvo a
soñar.
Y un buen día mi
andar terminó,
me detuve, mi
marcha acabó,
ser migrante te
migra de vos
y un lugar yo
quiero encontrar.
Que me dejen estar
y tejer mi hogar,
que me queme su
amor,
que caliente mi
estar.
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