AGOSTO 1893
MI RETIRO EN LOS SANTOS EJERCICIOS
Comenzados el día de la Asunción de mi tierna Madre María Santísima.
Año 1893 (Parte 3 de 4)
Qué bueno es mi Jesús al hacerme beber del mismo cáliz que Él bebió. Oh
si pudiera rebosar felicidad y supiera arrastrar a todos a sufrir gozosos con
Cristo y por su amor. Desciende, oh Espíritu de luz, para hacerme conocer y
gozar la felicidad del que padece en Dios y por Dios.
Sin un esfuerzo especial sobre la santa indiferencia no podré llegar a
esa perfección que Dios exige de mí. La santa indiferencia debo tenerla en todo,
y especialmente cuando se trata de elegir entre una cosa y otra, para no
dejarme llevar nunca de mi inclinación, sino sólo de la voluntad de Dios y de
su gloria, que estoy obligada a procurarle en todo tiempo y de todos los modos.
Debo tomar con indiferencia, como venido de la
mano de Dios, todo lo que Él permite, no sólo sin quejarme, sino con serenidad
y alegría, bastándome saber que Él lo ha querido así, diciendo en cada
acontecimiento: Dios sea bendito, y bendito sea su santo querer. Sobre este
punto trataré de ser fiel a mi promesa formal.
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