EN EL RETIRO DE LAS HERMANAS DE
NUEVA YORK
Desde Navidad 1894 a primero del
año 1895 (Parte 1)
Ad Majorem Gloriam SS. C. J.
Mi dulcísimo
Jesús Niño, mientras queréis que me ocupe de mis Hermanas para el retiro, haced
que alguna migaja de la mesa celestial caiga también para que yo sacie el
hambre y la sed que tengo de Vos, mi amantísimo Esposo. Procuraré ser la
espigadora y Vos, mi amado Jesús Niño, sed siempre generoso y haced que yo
pueda recolectar todo lo que es necesario para corresponder a vuestra gracia y
alcanzar esa santidad a la que estoy obligado después de tantas gracias
recibidas.
Quiero hacer todo aquello que te place, oh Jesús
Niño; háblame al corazón, que tu pobrecilla te escucha.
Deseo ardientemente servirte, oh Jesús; sí
quiero ser tu sierva; dime lo que quieres de mí.
Quiero cumplir tu voluntad en todo, sufrir todo
por Ti, sin quejarme y sin pensar nunca que me han ofendido.
Miraré en todas las ofensas y agravios tu mano,
que cumple la divina voluntad sobre mí; me humillaré y pensaré que todo es poco
comparado con lo que yo he merecido por tantas infidelidades que he cometido en
el curso de mi vida.
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