MI RETIRO
En los Santos Ejercicios, 24 sept. 1885 (continuación)
19.
Debo estar en todo crucificada, y te repito,
corazón mío, que no debes ser en adelante delicado conmigo y que debes
soportar con magnanimidad toda pena o tribulación que el amable Esposo quiera
permitir, estando segura de que todo es para tu mayor bien y para el bien del
Instituto que tanto amo.
20.
No haré distinción entre pena y pena, ni me
preguntaré si me viene de quien me esperaba o de quien no me esperaba; me
bastará que sea un sufrimiento para abrazarlo como medio de reparación por
mis continuas infidelidades, como acto de amor muy grato a Jesús. Propongo
tener la intención en cada sufrimiento de quitar una espina del Corazón
amorosísimo de Jesús y de ganar un alma más que le dé gloria.
21.
Debo procurar poseer del modo más perfecto
posible el espíritu de penitencia, tanto más viéndome en la imposibilidad de
practicarla. Mediante tal espíritu sabré aprovechar tantísimas pequeñas
circunstancias en las cuales podré soportar un poquito de sufrimiento.
22.
Las pequeñas acciones son un auténtico tesoro,
porque son el verdadero medio para asemejarme a Jesucristo.
23.
Las alabanzas, los aplausos del mundo, son
humo que oscurece la mente siempre que los dejamos entrar en el corazón.
Podrá ayudarnos la reflexión de que no siempre es sincera la palabra del que
nos habla, sino que muchas veces es adulación.
24.
Las persecuciones no faltarán nunca, y tanto
más las encontraré cuanto más avance en el camino del espíritu, que me
volverá semejante a Cristo, el cual fue perseguido en toda su vida mortal.
26.
En las persecuciones, que nunca faltan, no
debo turbarme por nada ni aflojar por nada en la confianza que he depositado
en el Corazón Santísimo de Jesús, sino alegrarme considerando que es éste un
medio para obtener la unión cada vez más estrecha con mi dulcísimo Esposo.
27.
Cuando la confianza disminuye hasta verme en
el desaliento, debo estar muy alerta porque caería entonces del estado de
humildad que he elegido al de soberbia.
28.
El tercer grado de humildad es que debo optar
por vivir en paz con mi Dios, que con razón exige mucho de mí después de las
innumerables gracias recibidas en todo el curso de mi existencia.
29.
¡Cuánto goza el alma entregada a Dios
sufriendo algo por El! Protestará la naturaleza, pero en el fondo del corazón
habrá una paz suavísima que no puede compararse con ningún placer de la
tierra, inexpresable porque es sobrenatural, y que está reservada por el
Altísimo para su alma predilecta.
30.
Cuánto sufrió el amantísimo Jesús por
nosotros. ¿Qué son nuestros sufrimientos comparados con los suyos? ¿Quién se
atreverá a quejarse de ellos?
31.
El alma estará a veces desolada sin consuelo
alguno en sus penas, y entonces tiene necesidad de abrazarse a su Jesús con
humildísima confianza.
32.
No se desaliente el alma ni siquiera cuando le
parezca estar abandonada totalmente de Dios, segura de que tal pensamiento es
sugestión del enemigo que quiere robarle un poco de ese sufrimiento que
debemos ofrecer en toda su pureza como holocausto al Corazón Santísimo de
Jesús.
33.
El servicio de Dios sin consuelos es más
seguro que el abundar en dulzuras y apoyos naturales, porque es más fácil que
obre la naturaleza que no el espíritu.
34.
El alma ha de transportarse de cuando en
cuando a tres estaciones: al purgatorio, al cielo y al Sagrado Corazón de Jesús.
Al purgatorio, que nos espera por nuestros defectos, para llevar con
generosidad las pequeñas tribulaciones, las espinas con las que Dios nos
visita a fin de purificarnos y hacernos dignos de Él. Al cielo, para
animarnos a la generosidad en cualquier dificultad, pensando que todo es poco
cuando se trata de alcanzar una felicidad sin límites ni confines.
Al Sagrado Corazón de Jesús,
para recuperarnos en Él y descansar en Él tranquilamente, dejando en sus
manos todo pensamiento de nuestras cosas. Oh con qué gusto se hace cargo Dios
del alma que se abandona a Él.
35.
Cuando por compromisos o por salud no pueda
intervenir en los ejercicios de la Comunidad, procuraré ser fiel en las
conmutaciones sin desalentarme ni dejarme abatir.
|
2Co 4,10
Si 3,19
Si 11,3
Si 12,16
Sal 55,22
Pr 12,19
2Co 4,8+
Col 1,24
1Pe 5,7
Rm 5,3
2Co 12,1+
Mt 26,36
Mc 14,26+
Lc 22,21+
Jn 13,21+
Mt 27,46
Mc 16,34
1Co 1,9
|
lunes, 19 de diciembre de 2016
"Pensamientos y Propósitos" de Santa Francisca Javier Cabrini - 28
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario